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Chapo Guzmán: no hay periodismo sin juicio editorial

Lucía Castellón y María José Labrador
Por : Lucía Castellón y María José Labrador Profesoras de ética, escuela de Periodismo, Universidad Mayor.
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La publicación en la revista Rolling Stone de una entrevista exclusiva que el actor Sean Penn hizo a Joaquín «El Chapo» Guzmán, efectuada cuando el narcotraficante era buscado por las autoridades mexicanas, ha provocado en los medios estadounidenses y en los círculos académicos nacionales una encendida polémica sobre estándares y ética periodística.

Diversos periodistas han manifestado su preocupación y molestia al respecto, porque la entrevista no refleja en nada el sacrificio que han hecho colegas en todo mundo, particularmente en México, para luchar contra la censura. Surgen entonces varias preguntas: ¿a quién le ayuda más dicho reportaje: al interés público o a engrandecer la mítica figura del narcotraficante?, ¿cuántas agencias de noticias, si tuvieran la oportunidad, habrían hecho lo mismo?, ¿cuántos habrían rechazado esos términos?

El debate ético se plantea principalmente sobre el antecedente de cómo el actor accedió a las condiciones establecidas por el capo del narcotráfico, entre ellas permitirle revisar el artículo antes de su publicación y hacer cambios a los nombres de algunas fuentes y lugares para proteger sus identidades. No solo le dio la revista al líder del cártel una plataforma para que expresara sus opiniones; también le permitió tener un control editorial. Coincidimos varios académicos y periodistas en que resulta injustificable permitir a cualquier fuente tomar control sobre el contenido de la historia.

Por si fuera poco, la revista Rolling Stone todavía enfrenta dificultades después del escándalo que tuvo lugar en diciembre del año pasado, cuando la revista publicó el artículo «Una violación en el campus», en el que se explicaba la supuesta violación de una chica a manos de miembros de una fraternidad estudiantil de la Universidad de Virginia. La historia, que solo citaba a la presunta víctima como fuente y la identificaba únicamente como «Jackie», tuvo un gran impacto en EE.UU., logró más de 2,7 millones de visitas en internet y reavivó el debate sobre la supuesta cultura machista de las fraternidades universitarias.

[cita tipo=»destaque»]La entrevista de Penn con Guzmán se publica ahora para sacarles provecho a las noticias de su arresto. Mientras tanto, aparentemente nadie en la revista pensó que era cuestionable volver a dejar a un lado los estándares y ética periodística, prefiriendo el espectáculo y el negocio por encima de la responsabilidad editorial.[/cita]

Sin embargo, no tardaron en salir varias voces desde otros medios que planteaban serias dudas sobre la veracidad de la historia. Más tarde, una investigación policial determinó que no existía evidencia de que la supuesta víctima hubiera sido asaltada sexualmente.

Un informe de la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, encargado por la misma revista y publicado el año pasado en la misma, concluyó como la “historia de un fracaso periodístico que pudo ser evitado. El fracaso abarcó fallas graves en el reporteo, la edición, la supervisión editorial y la verificación de datos”.

De nuevo malas prácticas…, incluso más, la entrevista de Penn con Guzmán se publica ahora para sacarles provecho a las noticias de su arresto. Mientras tanto, aparentemente nadie en la revista pensó que era cuestionable volver a dejar a un lado los estándares y ética periodística, prefiriendo el espectáculo y el negocio por encima de la responsabilidad editorial, el respeto al trabajo de otros periodistas, la vocación de servicio social de esta profesión y la prudencia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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