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El control preventivo de identidad en “zona de conflicto”

Luis García Huidobro
Por : Luis García Huidobro Ex sacerdote jesuita
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Llama la atención que en la polémica por el nuevo Control Preventivo de Identidad no suele mencionarse en los medios de comunicación que la ley no solamente facultará a Carabineros para pedir sin motivo y a cualquier persona el carné –“algo que todos tenemos”, dice Burgos–, sino también registrar sus pertenencias y vehículos, algo bastante más molesto.

Pensamos que el alto porcentaje de apoyo a esta iniciativa del Gobierno disminuiría bastante si el común de la gente tuviera la información de que Carabineros, por ejemplo, podrá –si quiere y sin dar motivos– abrirle sus bolsas de compras al salir del supermercado, o subirse al metro y pedir a todas las señoras que abran sus carteras, o en cualquier calle ponerse a registrar uno por uno todos los vehículos que pasen. ¡Si hasta Rodrigo Hinzpeter salió diciendo que el proyecto del Gobierno es demasiado amplio!

Hasta hace poco más de un mes, era común en Tirúa y Cañete, así como en Ercilla y Collipulli, que efectivos del GOPE realizaran este tipo de controles (del actual artículo 85 del Código Procesal Penal) a “los sospechosos de siempre”: comuneros mapuche y también a quienes de distintas formas solidarizamos con la lucha de este pueblo.

Pero el día 11 de febrero de este año el ministro del Interior visitó a Carabineros en la Provincia de Arauco. Mientras Burgos se reunía con los jefes policiales y los alcaldes en Los Alamos, el GOPE de Carabineros se instaló aparatosamente al menos en dos sectores de la carretera entre Tirúa y Cañete (Antiquina y Peleco) a realizar controles masivos. Desde entonces, estos controles se realizan varias veces a la semana en 5 sectores de la carretera.

El Informe de Carabineros de Chile a la “Comisión de Seguridad del Congreso Nacional, por hechos asociados a Violencia Rural” del 12 de marzo, da cuenta de este nuevo modo de proceder policial. Entre las tácticas descritas se menciona: “Mantener presencia física activa, visible, en los sectores y puntos vulnerables. Ejecutar controles policiales en las zonas y puntos vulnerables (vehículos e identidad)”. Se detalla que esto se realiza con “2 buses con 30 Carabineros para servicios focalizados, con dedicación exclusiva para control y fiscalización de ruta”.

La “zona vulnerable” a la que se refieren es la carretera que une Tirúa con Cañete, no un fundo o lugar apartado. No es un sector en el que pueda ser sospechoso andar, pues es la única forma de movilizarse entre ambos pueblos.

[cita tipo=»destaque»]Carabineros la usa a diario en los controles de identidad en Tirúa y Cañete. Hemos oído que hay grupos empresariales que están pidiendo para la zona un “Estado de Excepción”, pero no sabíamos que este ya se había aprobado y se llama “Zona de Conflicto”. El Informe de Carabineros a la Cámara habla de 1.389 efectivos policiales con dedicación exclusiva para esta Zona, lo que parece confirmar este Estado de Excepción de facto y sin decreto.[/cita]

Sin embargo, esta calificación de “zona vulnerable” convierte a toda persona que pase por ahí en sospechosa. Resulta irritante constatar, además, que las camionetas último modelo en que se moviliza la gente con dinero nunca son controladas ni allanadas, en cambio los vehículos antiguos en que se moviliza la mayoría de los comuneros mapuche, esos no se salvan. Sería muy relevante que se llevara la estadística de qué porcentaje de controlados son mapuche.

Dado que todavía no ha sido promulgado el nuevo Control Preventivo de Identidad, al consultarles a los Carabineros en virtud de qué ley están realizando estos procedimientos, responden que “el artículo 85 del Código Procesal Penal” los faculta.

Esta norma, que es la actualmente en vigencia, estipula que podrán hacerlo “en los casos fundados en que, según las circunstancias, estimaren que existen indicios de que ella hubiere cometido o intentado cometer un crimen, simple delito o falta; de que se dispusiere a cometerlo; de que pudiere suministrar informaciones útiles para la indagación de un crimen, simple delito o falta; o en el caso de la persona que se encapuche o emboce para ocultar, dificultar o disimular su identidad”

La norma dicta que “durante este procedimiento, sin necesidad de nuevos indicios, la policía podrá proceder al registro de las vestimentas, equipaje o vehículo de la persona cuya identidad controla”.

Esta necesidad de “indicios” es lo que hace que el control de identidad se esté realizando en la “Zona de Conflicto” al margen de la ley, pues la nueva ley “preventiva” no está en vigencia. Más aún, se está haciendo discriminatoriamente por origen étnico o adhesión a ideas políticas.

Otra argumentación que suele dar Carabineros para hacer sus registros es “estamos en Zona de Conflicto”. No sabemos qué significa legalmente esta denominación, que no encontramos en el Código Procesal Penal, pero Carabineros la usa a diario en los controles de identidad en Tirúa y Cañete.

Hemos oído que hay grupos empresariales que están pidiendo para la zona un “Estado de Excepción”, pero no sabíamos que este ya se había aprobado y se llama “Zona de Conflicto”.

El Informe de Carabineros a la Cámara habla de 1.389 efectivos policiales con dedicación exclusiva para esta Zona, lo que parece confirmar este Estado de Excepción de facto y sin decreto. Resulta sumamente interesante destacar que el Informe utiliza el concepto de “comunidades indígenas radicalizadas”, que tampoco encontramos en las definiciones legales, pero al parecer está en los protocolos policiales.

Por último, Carabineros usa como justificación la pregunta “¿acaso oculta algo?”, es la obcecada tontera contenida en la afirmación “el que nada hace, nada teme”, tantas veces contradicha por los tribunales cuando, a falta de pruebas, lo que define el juicio es la palabra del carabinero contra la palabra del mapuche.

¿Estaría la ciudadanía dispuesta, bajo la lógica del que nada hace, nada teme, a que Carabineros pueda ingresar a cualquier casa y registrarla sin motivo? Esto todavía está reservado en la “Zona de Conflicto” para “los sospechosos de siempre”, pero, quién sabe, quizá para una próxima visita del señor Burgos se pueda convertir en algo “de rutina”.

¿Y cuál es el problema, si usted no oculta nada? Dirá el Pinochet que llevamos dentro.

El Estado de Derecho, ese es el problema, dado que los efectivos policiales son seres humanos, tienen prejuicios propios de su cultura (el racismo, por ejemplo), tienen rencillas personales, cuentas pendientes, hostilidades por motivos ideológicos, impulsos competitivos con sus propios compañeros (“el más choro”, “el más macho”, “el más loco”, etc.), o simplemente rabias acumuladas contra “estos indios de mierda”, y su nivel de profesionalización deja mucho que desear. Más en pueblo chico, donde todos se conocen.

El problema es que los parlamentarios legislan para ellos mismos y para sus amigos con una vara distinta que para el resto. A los parlamentarios nunca los van a considerar sospechosos los Carabineros (al contrario de la ciudadanía, que ya asumió que “son todos delincuentes”). A ellos nunca les van a dar vuelta los sacos de papas en la camioneta porque “qué tenís ahí”, ni los van a tener 20 minutos apuntados con subametralladora o boca al suelo por andar con una motosierra (herramienta necesaria para todo tipo de trabajo en el campo, y no solamente para “robarle madera a Mininco”) o por tener fósforos en el bolsillo (que además de quemar pinos sirven para prender la cocina o fumarse un cigarro).

Que venga el señor Burgos a ver qué dibujan los niños en las escuelas de Tirúa para el “Día del Carabinero”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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