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Para que el mundo nos lea


Las historias de Chile dicen que tal vez a Chile lo nombró por primera vez un poeta, un escritor o el canto de un pájaro. Lo cierto es que lo cantaron Alonso de Ercilla y también Pedro de Oña, nacido este en Angol en el siglo XVI, quien narró las luchas de los mapuche contra los españoles en su obra Arauco Domado.

También es cierto, y sabido por todo el mundo, que dos Premios Nobel son chilenos, que el narrador más leído en la actualidad es chileno, que el creador de la antipoesía nos vigila desde Las Cruces; que la poesía y la narrativa chilena son apreciadas y valoradas entre las más destacadas del mundo.

Allí está el sólido fundamento para el desarrollo de la industria editorial de Chile y de su oferta exportable. ProChile da prioridad al sector, convencido de que su oferta exportable no solamente se transforma en divisas, sino que exporta identidad y fortalece la imagen de Chile. Esto es la maravilla del libro y lo formidable de la industria editorial.

Implementamos un Plan Sectorial de promoción con nueve actividades en los mercados de Latinoamérica. Asimismo, apoyamos la presencia del país en seis ferias internacionales del libro en Europa y América, al tiempo de coordinar la ejecución de cuatro medidas principales dirigidas a fomentar la industria, la producción, la comercialización y la internacionalización del libro chileno.

[«cita tipo= «destaque»]Escribir una buena obra no es sencillo, crear una gran obra exige talentos que pocos tienen. Bien lo sabemos en Chile. Y hacer de las buenas obras y de las grandes ideas y servicios creativos una oferta de exportación deseable en los mercados, que reúna las capacidades y talentos de los autores, editores y  exportadores chilenos, es una misión que nos desafía y enorgullece.[/cita]

Una mirada resumida nos permite destacar algunos datos y otros hechos relevantes: cada año se producen en Chile cerca de seis mil nuevos títulos de autores nacionales en literatura, educación, ciencias sociales, disciplinas académicas, además de un número importante de libros técnicos asociados a los sectores productivos de mayor desarrollo en el país; en 2015 el sector editorial exportó US$ 5 millones en libros, folletos e impresos similares, llegando con su oferta a más de 25 mercados; los embarques contenían, entre otros, textos escolares, libros académicos, textos científicos y técnicos, diccionarios, enciclopedias, literatura infantil y diversos manuales.

En ProChile sabemos del impacto que resulta de la colaboración con las asociaciones gremiales, conocemos la importancia del trabajo conjunto entre los sectores público y privado. La Asociación de Editores Independientes, Universitarios y Autónomos de Chile, la Cámara Chilena del Libro y la Cooperativa de Editores de la Furia del Libro, se coordinan con ProChile en pos de alcanzar los objetivos que nos son comunes.

Escribir una buena obra no es sencillo, crear una gran obra exige talentos que pocos tienen. Bien lo sabemos en Chile. Y hacer de las buenas obras y de las grandes ideas y servicios creativos una oferta de exportación deseable en los mercados, que reúna las capacidades y talentos de los autores, editores y  exportadores chilenos, es una misión que nos desafía y enorgullece. Porque, al final del día o de una noche de lectura, más personas, más lectores, estudiantes, investigadores y creadores, elegirán un libro que ha nacido en Chile, cuna de escritores de fama mundial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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