Publicidad

La costa y su borde, un bien público amenazado

Por: Uwe Rohwedder G., Director Escuela de Arquitectura, Universidad Central de Chile


Señor Director:

La falta de una educación ciudadana que valorice el paisaje y la arquitectura, están actuando como un ruedo inclinado hacia la destrucción sin contrapeso de nuestras maravillosas costas y la forma de habitarlas.

La posibilidad de adquirir una segunda vivienda, debido a una mejora en los ingresos o simplemente arrancando de la contaminación y la congestión de la ciudad, parecen conjugarse en contra de la conservación y cuidado de nuestros paisajes naturales, bordes marinos y campos dunares. Problemas como la disminución de la arena en las playas, la falta de regulación o planificación consciente de las construcciones o la desaparición de vegetación y fauna nativas, hablan de un deterioro ambiental mayor.

Ejemplos hay de sobra en Chile. Sólo basta asomarse por Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Algarrobo o Puerto Montt. Un caso alarmante es Con Con, donde la proliferación de edificios aparecen como gigantes contenciones empotrados en la arena, en contraste con la imagen de hace 50 años, en que padres e hijos jugaban en los balcones naturales del hermoso camino costero que une Reñaca con la desembocadura del río Aconcagua. Tampoco olvidemos las dunas de Reñaca que permanecen en la UTI, pues su motor principal es el viento, el cual está siendo interrumpido por los edificios.

Visibilizar el problema, ser conscientes y generar instancias de diálogos, nos convoca como posibles usuarios de estos lugares para construir una relación más sustentable con nuestro paisaje y en armonía con el medio ambiente. Por lo tanto, es necesaria una visión más pública y generosa para disfrutar el encuentro con el mar y el legado que dejaremos a futuras generaciones.

Uwe Rohwedder G.
Director Escuela de Arquitectura
Universidad Central de Chile

Publicidad

Tendencias