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Refugio sirio en Chile: un imperativo ético

Lorenzo Agar
Por : Lorenzo Agar @LorenzoAgar Doctor en Sociología Prof. Ag. Facultad de Medicina, Universidad de Chile Ex Director del Programa Mundial en Población y Desarrollo, Naciones Unidas.
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Son cerca de 4 millones los sirios que han debido dejar su país huyendo de una guerra que ha destruido su nación y que no vislumbra un pronto fin. Estos desplazamientos externos han causado alto impacto en los países vecinos y también, como sabemos mejor, en territorio europeo. Nuestro gobierno se ha comprometido a otorgar refugio humanitario a un número que fluctúa entre 50 y 100 familias sirias, sin distingo religioso ni étnico.

El Departamento de Extranjería y Migración – DEM- del Ministerio del Interior y Seguridad Pública es el organismo encargado de conducir el reasentamiento humanitario de población siria a Chile. Es un compromiso adquirido por la Presidenta Bachelet en 2014 de cara a las Naciones Unidas. Asimismo este desafío hace parte del programa de Gobierno, en el cual tuve el honor de participar. En el capítulo sobre migraciones se señala que el Estado de Chile debe asumir un activo rol en acciones de asentamiento humanitario. Este compromiso es reafirmado en el Instructivo Presidencial Nº 005 de noviembre de 2015, en el cual se mencionan varios ejes orientativos de política pública en materia migratoria. También tuve participación en dicha propuesta como parte de las tareas realizadas por el Consejo Técnico de Política Migratoria durante el 2015.

Con todo, hasta hoy nada de aquello prometido ha visto la luz. Se ha atribuido por parte del Gobierno el clásico artilugio de “falta de recursos económicos”. La última argumentación, falaz como intentaré demostrar en esta columna, entregada por el Departamento de Extranjería y Migración – DEM – dice relación con la “falta de capacidades para evitar la frustración de anteriores iniciativas”. Seamos rigurosos: esta argumentación – utilizada para ocultar la consabida inoperancia del DEM en materia de refugio y migraciones – es inexacta toda vez que la anterior experiencia con el reasentamiento humanitario de 29 familias palestinas en Chile el año 2008 fue exitosa. En mi calidad de jefe del Área de Refugio de la Vicaría Pastoral Social (2010 – 2011), y bajo la dirección de Don Rodrigo Tupper, Vicario en ese entonces, me correspondió supervisar el término de este programa que contó con importante patrocinio de ACNUR y el Gobierno de Chile. Conocí por lo mismo de cerca el programa de reasentamiento humanitario y, sobre todo, la compleja integración social de la población palestina. Pude conocer asimismo la fructífera tarea de integración social a Chile de refugiados colombianos llegados a nuestro país mediante el programa de reasentamiento solidario. Es, sin duda, necesario rescatar estas exitosas experiencias para enfrentar este nuevo proceso con las familias sirias.

El programa palestino de reasentamiento humanitario cumplió con los estándares internacionales. Los refugiados palestinos y sus descendientes, ahora chilenos, nacidos en esta tierra se han integrado plenamente a nuestra sociedad. Hoy, todos los palestinos, cuentan incluso con la nacionalidad chilena.

Lo que en realidad ocurre con el incumplimiento gubernamental para traer población siria desplazada por razones de guerra, es que la más prestigiada Agencia Implementadora de estos programas de toda América Latina, la Vicaría Pastoral Social, fue desmantelada el año 2013 debido a una importante reducción del presupuesto que recibía por parte de ACNUR y las desavenencias entre este organismo internacional y el Gobierno de Chile debido al denominado caso Apablaza.

Esta es la realidad del asunto: no existe hoy en Chile una agencia implementadora de envergadura para hacerse cargo del reasentamiento sirio en condiciones profesionales de alto nivel multidisciplinario. Este hecho lo conoce el Ministerio del Interior pero no ha querido nunca poner el tema en discusión en los Consejos Migratorios existentes en el Estado. Como miembro del Consejo Técnico de Política Migratoria hasta diciembre de 2015, representando a los ministerios de Desarrollo Social, Salud, Educación y Vivienda y Urbanismo, doy fe que no hubo reunión alguna en la cual se tocara este asunto a pesar de reiteradas peticiones realizadas por mi persona y otros integrantes de esa mesa ejecutiva. Se hizo oídos sordos tal como se hace con otros asuntos relativos, por ejemplo, a la Ley de Migraciones.

El DEM ha mostrado una vez más ineptitud y falta de voluntad para trabajar con los pares del Estado. Las consecuencias están a la vista.

[cita tipo= «destaque»]No existe hoy en Chile una agencia implementadora de envergadura para hacerse cargo del reasentamiento sirio en condiciones profesionales de alto nivel multidisciplinario. Este hecho lo conoce el Ministerio del Interior pero no ha querido nunca poner el tema en discusión en los Consejos Migratorios existentes en el Estado.[/cita]

He abogado por el reasentamiento sirio desde el inicio del conflicto en ese país. Chile debe honrar su palabra. Según mi experiencia el aspecto más relevante de este difícil proceso es la integración social de las personas refugiadas. Es crucial que, en los primeros meses, aprendan bien nuestro idioma; que los niños y niñas ingresen rápidamente al sistema escolar y que residan en medio de comunidades locales que los apoyen en su proceso de inserción, tanto en lo humano como en su nuevo entorno físico.

Para este efecto, es vital también el apoyo de la comunidad siria, formada hoy día por unas 60 mil personas descendientes de aquellos inmigrantes llegados desde territorio otomano a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX y que se encuentra hoy inserta en variados campos profesionales y empresariales, entre muchos otros. El concepto de “familias gemelas” puede facilitar este proceso. Es decir, familias de raíces sirias asentadas en nuestro país acompañan en el proceso de integración social a familias sirias que llegan a nuestro territorio como parte de este proceso.

Chilenos de origen sirio hay en todos los rincones de nuestra geografía. En este sentido, es necesario contemplar la posibilidad de que las distintas familias se asienten en diversas regiones de nuestro país, en función de sus preferencias, características psicológicas, sociológicas y vocación económica.

Es también necesario hacer ver que la mayoría de los sirios refugiados buscan un mejor destino en los países más avanzados de Europa Occidental o de América del Norte. Chile no es un destino preferente y será muy importante que las misiones de nuestro país, que viajen al lugar donde están los refugiados, den cuenta en forma precisa de las condiciones y estilo de vida de nuestro país. Este punto es fundamental para que las familias sirias consideren a Chile como un país de nuevas oportunidades en la cual trabajarán y crecerán las nuevas generaciones.

Se avizora un gran desafío lleno de oportunidades para los refugiados y para Chile. Debemos hacerlo con rigurosidad y fraternidad. Son las dos caras de una moneda que, para tener éxito, siempre tendrá que rodar erguida.

En cuanto a la necesidad de encontrar y dar cuerpo profesional a una Agencia Implementadora es perfectamente posible que, por ejemplo, municipios con reconocidas oficinas de migración pudieran hacer este trabajo. Han ido ganando experiencia en labores de integración social de personas migrantes y un mayor conocimiento metodológico de la interculturalidad mediante los diálogos entre distintos grupos nacionales que allí se propiciaron como parte del trabajo de la Unidad de Migración e Inclusión Social del Ministerio de Desarrollo Social que tuve bajo mi cargo durante el 2015. Estoy pensando en Quilicura, Recoleta, Independencia, Estación Central y Santiago, entre otras. De esta forma se pueden ir generando las redes sociales, públicas y privadas, que faciliten el complejo más enriquecedor proceso de inserción en la sociedad chilena. No tengo duda que estas oficinas podrían hacer una muy buena labor, con el apoyo de las agencias internacionales establecidas en Chile y las instancias gubernamentales encargadas de amparar este proceso. Es, a mi juicio, el Consejo Interministerial de Política Migratoria quien debe tomar en sus manos este desafío que escapa por mucho a las competencias y capacidades que ha demostrado el DEM en estos delicados y relevantes temas que dicen relación con la movilidad voluntaria o forzada de personas. Los refugiados sirios no pueden seguir esperando. El reasentamiento humanitario sirio es un compromiso y un imperativo ético. El Gobierno de Chile debe cumplir su palabra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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