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El machismo en Chile: desde la mesa del comedor a las políticas públicas

Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico y Mentora. Fundadora de El Mostrador Braga. Experta en comunicación estratégica, género e inclusión. Sígueme en Instagram @coachdevida_lauraquintana.
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La violencia de género en todas sus manifestaciones busca poner a la mujer en “su lugar” un lugar al que no pertenecemos , porque nuestro lugar no limita con lo conveniente para otro, ni con los estereotipos que se nos han impuesto, es por lo mismo que, entre otros, exigimos el pleno derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, libres de cualquier imposición machista, de cualquier discriminación por raza, credo o condición social y a que nuestra descendencia pueda vivir en un país donde todos tenemos igualdad de oportunidades y donde todos podamos convivir libres y sin miedo.


En el mundo una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, según informa la ONU, la mayor parte de los agresores son parejas sentimentales, hombres que dicen quererlas, que han prometido cuidarlas, pero también la violencia pude venir del compañero de curso, de trabajo, del jefe e incluso de un desconocido en la calle, en el Metro, en un parque. Es terrorífico, pero debemos aceptarlo como una realidad, visibilizarlo y no dejar duda que estos abusos existen y que, lamentablemente un gran porcentaje de las mujeres chilenas, más de lo que usted piensa, más de lo que nunca sabremos han sido, o serán víctimas.

Por el sólo hecho de ser mujer, estamos condenadas a sufrir este tipo de ataques ninguna de nosotras tiene la culpa; ni por su ropa, ni por viajar sola, ni por tener varias parejas sexuales o ninguna. NO ES NUESTRA CULPA, teniendo claro eso, considero conveniente mirar el problema desde el punto de vista del agresor:

En nuestro país, este año, ya se contabilizan 27 femicidios consumados y 98 femicidios frustrados*, realidad que va de la mano con que los hombres agresores ven a las mujeres como objeto de placer, hechas para entretener, obedecer y servir. En muchas casas de Chile las niñas atienden a sus hermanos, a sus padres. Lavan la loza mientras ellos ven el fútbol y lavan su ropa mientras ellos salen a divertirse. En pleno siglo XXI aún hay madres y padres que delegan trabajos “femeninos” a sus hijas mientras los varoncitos esperan viendo tv. Esto que parece una realidad cotidiana e inofensiva sienta las bases del machismo en nuestra sociedad y nosotras (os) padres de esta nueva generación, tías y tíos, hermanos de este nuevo Chile debemos alzar la voz para cambiar el paradigma.

La violencia de género en todas sus manifestaciones busca poner a la mujer en “su lugar” un lugar al que no pertenecemos , porque nuestro lugar no limita con lo conveniente para otro, ni con los estereotipos que se nos han impuesto, es por lo mismo que, entre otros, exigimos el pleno derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, libres de cualquier imposición machista, de cualquier discriminación por raza, credo o condición social y a que nuestra descendencia pueda vivir en un país donde todos tenemos igualdad de oportunidades y donde todos podamos convivir libres y sin miedo.

Un Chile para todas basado en el respeto y admiración de nuestras mujeres es lo que buscamos , por lo que luchamos y el que todos somos responsables de construir. No más trabajos manuales diferenciados por sexo, no más discriminación en los establecimientos educacionales, no permitamos a los niños que tenemos a nuestro cargo o cercanos que repitan el modelo machista patriarcal que se ha venido instaurando en nuestro país, hay que romper con eso, no más bromas sexistas en la mesa donde se comparte la comida, o mientras vemos la televisión, tenemos una responsabilidad ineludible con el futuro de nuestra sociedad, las mujeres NO somos minoría, somos la mitad del mundo y exigimos ser respetadas, así como nosotras debemos respetarnos y luchar juntas por nuestros derechos.

A pesar de tener a una mujer Presidenta ejerciendo su segundo periodo, sólo ochos de 23 ministerios son encabezados por mujeres, las políticas públicas implementadas para mejorar la igualdad de condiciones no han sido del todo exitosas y son, de hecho , insuficientes. Ejemplo de ello es el post natal de seis meses que sólo considera el traspaso, máximo, de seis semanas al hombre, o la blanda e inaplicable ley 20.348 de igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres.

Exigimos que nuestro país se transforme en un espacio ejemplar de igualdad de oportunidades para todas sus mujeres, donde ganemos lo mismo que los hombres por el mismo trabajo, donde nadie pueda obligarnos a vestirnos de una determinada forma, a no alzar la voz, donde más mujeres ejerzan cargos de poder y decisión.

El miércoles recién pasado más de 80.000 personas, en su mayoría mujeres, marcharon por la Alameda bajo la consigna #niunamenos en contra de la violencia de género representada de manera brutal en los últimos hechos de violencia contra la mujer que incluyeron violaciones masivas y femicidios tanto en nuestro país como en Argentina y Brasil. Ya salimos a la calle, ahora a cambiar el lenguaje, a poner atención en los hábitos más pequeños y cotidianos y educar en el completo convencimiento que el respeto es la materia prima de una sociedad sana y feliz.

Publicada en miprimerabuso.cl

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