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Disparen contra Guillier


Es muy sintomático que mientras más Alejandro Gillier sube en las encuestas de opinión entre los candidatos presidenciales, más aumentan las críticas de «amigos», «analistas independientes» y rivales políticos de su postulación. Por cierto lo anterior no debería extrañarnos toda vez que este escenario se repite constantemente, elección tras elección, entre los candidatos a un cargo público de elección popular. Sin embargo lo característico del actual escenario es el ninguneo al popular candidato desde la diestra, pero también desde la siniestra, que no tiene experiencia, que no tiene programa, que no tiene equipo, que es populista y otros epítetos por el estilo.

La verdad es que llama la atención el nerviosismo de los autores ya que, los mismos postulan candidatos que no han presentado programa alguno a la ciudadanía y tratan de descalificar a quien recorre el país manifestando que Chile ha cambiado y es necesario adaptar las ideologías y los programas a la nueva ciudadanía empoderada del siglo XXI. Las ideas fuerza de Guillier han sido expuestas públicamente en más de una oportunidad, no entre cuatro paredes redactadas por cuatro sabios, sino que son confrontadas diariamente en los cientos de encuentros con ciudadanos a lo largo y ancho del país. Ya llegará el momento de confrontar ideas con los gallos que queden en la cancha y se enfrenten en primarias.

La última novedad la proporcionó un personaje rescatado de los museos, la ex jueza jubilada Gabriela Pérez en una entrevista, ex profeso, al descalificar al Senador por su condición de masón; el mismo argumento utilizado por El Mercurio hace 47 años en contra del entonces candidato Salvador Allende. Continuó en el mismo sentido el otro representante del duopolio periodístico, La Tercera, al «denunciar» la participación del Senador Guillier en la Logia Parlamentaria que funciona en el Club Central de Valparaíso pensando que con esto lo desprestigiaría ante el país. Llama la atención el desconocimiento de la historia patria de los periodistas de ambos medios, las ideas de la masonería están presentes en Chile desde los albores mismos de la República, es una institución que se identifica con el nacimiento de la misma, por lo tanto su pertenencia es símbolo de compromiso con los más altos principios republicanos.

[cita tipo=»destaque»]Las ideas fuerza de Guillier han sido expuestas públicamente en más de una oportunidad, no entre cuatro paredes redactadas por cuatro sabios, sino que son confrontadas diariamente en los cientos de encuentros con ciudadanos a lo largo y ancho del país. Ya llegará el momento de confrontar ideas con los gallos que queden en la cancha y se enfrenten en primarias.[/cita]

No está de más recordar a sus detractores que el primer Presidente de Chile fue el distinguido masón, héroe de la Independencia y primer comandante fundador de la Marina de Chile Manuel Blanco Encalada. Distinguidos masones están indisolublemente vinculados al desarrollo del país en todas sus manifestaciones y en su interior conviven personas de los más diversos orígenes, credos religiosos, concepciones filosóficas e ideas políticas en una convivencia admirable. Miembros de la masonería de las más diversas ideologías se han distinguido en el ejercicio del poder político en Chile, Arturo Alessandri, Pedro Aguirre Cerda, Carlos Ibáñez por nombrar solo algunos de los jefes de Estado. En sus gobiernos participaron ministros de prácticamente todos los partidos políticos lo que confirma que la tolerancia política es una virtud aprendida al interior de los templos.

Los masones están entre nosotros, se encuentran en todas las profesiones y actividades humanas, en la cultura, las artes, el deporte, en la academia. Destacados masones fueron Manuel Rojas, Vicente Huidobro, José Victorino Lastarria, Francisco Bilbao, Jorge Inostrosa, Luis Hernandez Parker y el destacado periodista mercurial José María Navasal por nombrar solo algunos de los más destacados cofrades de Alejandro Guillier. Por lo tanto, el mencionar la pertenencia  a la masonería de alguna persona en realidad no es una afrenta, como algunos pretenden, sino destacar que se trata de una persona tolerante y librepensadora de una institución de grandes tradiciones.

Se ha querido también presentar al Senador Guillier, y al Partido Radical, como generando problemas al interior de la Democracia Cristiana. La práctica política de ambos es muy diferente, sin embargo son más los encuentros que los desencuentros, el nacimiento de la Falange Nacional es contemporáneo al Frente Popular y esta tiene alguna participación en el triunfo de Pedro Aguirre Cerda ya que la juventud de la Falange llamó a no votar por el candidato Gustavo Ross facilitando el triunfo del candidato radical. Por su parte destacados democratacristianos fueron ministros de presidentes radicales y masones como Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton, José Ignacio Palma o Ignacio Walker. Así también el Presidente Frei Ruiz Tagle designo ministros radicales y masones en su gabinete sin prejuicios de ninguna especie, además designó senadores institucionales a dos masones radicales, Enrique Silva Cimma y Augusto Parra lo que confirma que radicales masones y democratacristianos pueden convivir sin conflictos en un mismo gobierno y coalición con un mismo programa.

Alejandro Guillier ha manifestado que «Las formas y estilos cupulares de hacer política ya no son posibles. La cocina chica ya no es un espacio valido para construir acuerdos que se validen en el tiempo» por lo tanto, es tarea de todos escuchar a los ciudadanos y superar aquella etapa en que los políticos solo les hablaban a los políticos perdiendo la confianza ciudadana. «Debemos escuchar y convivir más con la gente. Eso no es populismo, eso es entender por donde transcurre el nuevo tiempo de la política y la historia».

Oficialmente aún no comienza la campaña electoral, faltan varias etapas por superar, no obstante es evidente que Alejandro Guillier será uno de aquellos que llegue a la recta final con reales posibilidades de ser el próximo Presidente de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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