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La educación se defiende en las urnas


Resultará paradójico para esa gran masa de ciudadanos jóvenes que se abstienen de votar, pero que defienden sus ideas en la calle marchando, el asumir que la mejor, y tal vez única forma real de defender los avances hacia una educación “pública, gratuita y de calidad”, sea a través de esas urnas que con tanto ímpetu rechazan.

En una reciente entrevista, el candidato Sebastián Piñera, planteó que utilizará una suerte de retroexcavadora a las reformas que impulsó la presidenta Michelle Bachelet, en un intento por evitar modificaciones al modelo educacional del mentor UDI Jaime Guzmán, cuyo resultado ha sido tristemente destacable a nivel internacional: 48 % de los chilenos no entiende lo que lee, sobre el 62 % no puede resolver problemas matemáticos simples y nuestra educación es una de las más segregadas del mundo.

Por consiguiente, es importante terminar con el slogan, con la defensa ideológica o la adhesión ciega que puede generar un candidato o coalición política. El sistema educacional de un país es un tema de tal importancia que debe ser analizado de forma racional, con perspectiva y basándonos en evidencia. De esta forma, es necesario analizar la propuesta educacional del candidato de Chile Vamos, quien desde la ideología neoliberal más dura, plantea como un eje de su futuro gobierno reponer la selección y el copago. Ante ello, debemos tener claridad de por qué no debemos reponerlos.

Discursivamente, Sebastián Piñera nos dice que la selección es una forma de “fomentar el esfuerzo”, como resultado de la competencia entre los alumnos por un cupo, pero ¿es eso lo que realmente queremos?, ¿niños compitiendo entre ellos por la esperanza de poder recibir educación de calidad? Quizás para un sector la propuesta suena atractiva, pero a estas alturas tenemos incontables testimonios que dan cuenta de que la selección en educación a nivel escolar es discriminación pura: es filtrar niños por color de piel, estrato socio económico, estado civil de los padres, religión, etnia y varios más, todo eso disfrazado del «su niño no calza con el tipo de proyecto educativo».

«Seleccionar por mérito», me dirá usted. Pues eso da para explicarlo en una columna aparte, no obstante, quiero poner el foco en dos cosas: primero, si un colegio es de excelencia porque selecciona exclusivamente a alumnos brillantes, pues el colegio no tiene mucho mérito educativo; y segundo, hay robusta evidencia de los beneficios de la diversidad social en la sala de clases, la cual tiene un efecto positivo sobre el aprendizaje.

[cita tipo=»destaque»]Durante décadas, hemos estado continuando un modelo educacional que nos fue impuesto por las armas, que discrimina a nuestros hijos, que subsidia la demanda en vez de la oferta, que le entregó las instituciones educacionales a inmobiliarias para poder lucrar dentro de la ley, y que armó un sistema de castas económicas en el aula. Estamos recién empezando a sacarnos esta mochila de piedras, no retrocedamos. Depende de todos. Y no podemos olvidar que el día de las elecciones, vale más un pájaro en la urna, que cien en la calle.[/cita]

Además, la inclusión escolar es un valor en sí mismo, ya que la construcción de una sociedad democrática y justa parte por la educación, y es deber del sistema educativo el poder ofrecer a todos los niños la oportunidad de experimentar la heterogeneidad tanto socioeconómica como cultural del país en la escuela. De tal forma, un sistema educacional con selección no es efectivo, ya que no permite que los niños aprendan por igual, y no cumple con su rol cohesionador de la sociedad.

Finalmente, el copago: Este sistema que existe en Chile y solo en un par de lugares más en el mundo, fue creando de manera paulatina y sistemática una segregación educacional enorme, que decanta en la sociedad profundamente endogámica que tenemos, en donde la famosa “libertad de elegir”, de la cual la derecha habla como si fuese la cura al cáncer, es en realidad decir “quiero que mis niños no estudien con estos otros niños”, y es por ello, precisamente, que nuestra educación es una de las más segregadas del mundo.

Pero acá en Chile a la derecha le gusta ese sistema, porque les asegura que sus hijos solo compartirán con otros niños de apellido similar, con su mismo nivel socioeconómico e incluso color de piel, permitiéndoles además, seguir haciendo negocios con la educación de nuestros niños.

Durante décadas, hemos estado continuando un modelo educacional que nos fue impuesto por las armas, que discrimina a nuestros hijos, que subsidia la demanda en vez de la oferta, que le entregó las instituciones educacionales a inmobiliarias para poder lucrar dentro de la ley, y que armó un sistema de castas económicas en el aula. Estamos recién empezando a sacarnos esta mochila de piedras, no retrocedamos. Depende de todos. Y no podemos olvidar que el día de las elecciones, vale más un pájaro en la urna, que cien en la calle.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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