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Prioridades de Piñera: equivocando el rumbo

Rodrigo Rettig
Por : Rodrigo Rettig Abogado, Magíster Política y Gobierno, UDP.
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Esta columna la escribo desde una evidencia fáctica y que es el núcleo central desde donde voy a plantear las ideas aquí escritas: Chile es hoy el país más desigual de la OCDE junto a México y Estados Unidos (segundo PIB más grande del mundo, que curioso).

Sebastián Piñera lanzó su candidatura presidencial señalando que dentro de sus ejes programáticos las prioridades corresponderían a crecimiento, empleos, “un país más seguro”, “educación del siglo 21” y un sistema de salud y pensiones dignas.

Cuando escuché aquello, fue presenciar un discurso que, considero, equivoca el rumbo en un país en que la necesidad primordial es reducir la desigualdad a través del reconocimiento de derechos sociales, diagnóstico acertado del actual gobierno que no supieron expresar ni desarrollar y que terminó en virtud de la nefasta gestión y los errores no forzados de estos últimos 4 años transformado en, sin quererlo, un mensaje que la oposición ha sabido re direccionar ofreciendo lo que en los primeros 15 años de vuelta a la democracia sirvió para el principal problema país que teníamos en ese entonces (pobreza), pero que en los últimos 12 años no ha servido ni servirá para el cáncer social que tenemos y que se llama desigualdad.

Desarrollemos lo enunciado: cada vez que se hacen encuestas se observa que la principal preocupación de los chilenos son 3 aspectos de la vida en sociedad: delincuencia, salud y educación. Pueden variar en el ranking entre ellas, pero esas 3 son las reinas de las preocupaciones. Pues bien, la pregunta es, ¿cómo se puede lograr mejorarlas? Y aquí quiero hablar desde la evidencia, no desde lo que me gustaría que fuera, que es lo que me han repetido mis padres o entorno cercano desde que era un  niño de cómo se mejoran, o  que es lo que la ideología me indica es lo mejor para mejorar dichos indicadores.

Pues bien, la evidencia me indica que el camino para poder mejorar la salud y la educación, además de reducir la delincuencia es haciéndose cargo de la desigualdad. El mismo Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, además de serios y reconocidos académicos se han cansado de manifestar que preocuparse del crecimiento sin reparar en la desigualdad, termina por minar el propio macro principio que para la derecha es ley: el crecimiento económico. Un país que crece pero no se ocupa de la desigualdad es un país que le pone techo al propio crecimiento. (https://www.df.cl/noticias/internacional/actualidad-internacional/reducir-la-desigualdad-impulsa-el-crecimiento-asegura-el-fmi/2015-06-15/221710.html) (https://www.weforum.org/es/agenda/2017/03/combatir-la-pobreza-reduciendo-la-desigualdad)

El año 2011, Richard Wilkinson, epidemiólogo social y abogado de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, y quien ha dedicado gran parte de su vida académica a estudiar los problemas que genera la desigualdad, efectuó una charla magistral llamada “Cómo la desigualdad económica perjudica sociedades” (https://www.youtube.com/watch?v=k2EO0XVGyiQ). Señala, entre otras cosas, que el bienestar promedio de nuestras sociedades ya no depende del ingreso nacional o del crecimiento económico. Eso es muy importante en países pobres, dice, pero no en el mundo desarrollado. Sin embargo, las diferencias entre nosotros y dónde nos ubicamos en relación con unos a otros ahora importan muchísimo. Aborda los efectos psico-sociales de la desigualdad, los cuales tienen más que ver con emociones de superioridad o inferioridad, de ser valorado o devaluado, respetado o no. Y por supuesto, estas emociones de la competencia de status en la que resulta lleva adelante el consumismo en nuestra sociedad, lo cual también lleva a un estado de inseguridad.

[cita tipo=»destaque»]El denominador común de los indicadores de pobreza y desigualdad que se observa es el tipo de sistema que se tiene como país: capitalista-libre mercadista, social demócrata o Estados de Bienestar. Los países capitalistas son colistas en todos los gráficos y los países con Estados de Bienestar o aquellos que entienden que la construcción de las sociedades es poniéndola a ella en el centro y no pensando que sólo somos individuos independientes en una competencia por sobrevivir, lideran en todo ámbito.[/cita]

Nos preocupa más cómo van a juzgarnos y vernos los demás si somos considerados atractivos, inteligentes, etc.  Aumenta el prejuicio de evaluación social, el miedo a esos prejuicios. Además, una de las razones de que la violencia sea más común en sociedades desiguales se da porque las personas están más propensas a ser despreciadas.

Dentro de su análisis se concluye que la movilidad social es mucho menor en países desiguales, y que en una serie de indicadores sociales como expectativa de vida, mortalidad infantil, tasa de homicidios, tasa de personas en prisión, confianza en las demás personas y la sociedad, tasa de consumo de alcohol, drogas, entre otros es mucho menor en países con menor desigualdad que aquellos en que la desigualdad campea.

Por otro lado, ahondando en las características de la desigualdad en los países de la OCDE, se observa una clara diferencia en los indicadores de vida y tasa de pobreza entre los países miembros de ella más desiguales que en los menos desiguales (http://imco.org.mx/banner_es/todos-juntos-por-que-reducir-la-desigualdad-nos-beneficia-via-ocde/).

El denominador común de los indicadores de pobreza y desigualdad que se observa es el tipo de sistema que se tiene como país: capitalista-libre mercadista, social demócrata o Estados de Bienestar. Los países capitalistas son colistas en todos los gráficos y los países con Estados de Bienestar o aquellos que entienden que la construcción de las sociedades es poniéndola a ella en el centro y no pensando que sólo somos individuos independientes en una competencia por sobrevivir, lideran en todo ámbito.

El sentido de pertenencia a una sociedad es fundamental para lograr cohesión de la misma, lo que traerá aparejado por naturaleza diversas consecuencias positivas como menor delincuencia. No hay que ser genio para comprender que una persona que considera la sociedad no le responde con lo mínimo va a ser más propenso a delinquir. Y lo anterior no lo digo desde lo que creo, sino que también desde la evidencia (http://www.pudh.unam.mx/perseo/la-desigualdad-el-factor-mas-determinante/).

En razón de lo anterior, es difícil comprender cómo el crecimiento, mayor empleo, “un país más seguro”, “educación del siglo 21” y salud y pensiones dignas (ejes de Piñera) se van a hacer cargo del principal problema país que tiene Chile. No me cabe la menor duda que efectivamente habrá mayor crecimiento y que mejorarán los empleos con la gestión de él, pero respecto de la delincuencia, salud, pensiones y educación, todo seguirá igual. Y ello debido a que si realmente se requiere exista un cambio respecto de esos indicadores, es necesaria una cirugía profunda, no tomar medicamentos paliativos.

Se requiere que el mercado salga, o al menos se regule exhaustivamente de la provisión de derechos inherentes a todo ser humano. Lo que plantea Piñera es abordar la problemática social desde la “focalización” y no desde el “universalismo” o al menos de caminar hacia este último. Ocampo (2008) señala que aunque la focalización tiene ventajas, una estrategia basada en la universalidad y la solidaridad es la más adecuada para atacar la desigualdad y la pobreza. La evidencia estadística demuestra que los efectos redistributivos del gasto público social son más importantes cuanto mayor es la cobertura; en otras palabras, que la mejor focalización es una política universal.

En consecuencia, se observa desde la evidencia empírica, reitero, no desde la ideología ni desde lo que se cree es correcto, que dado el lugar en que está Chile hoy que es ad portas de derrotar la pobreza y con el camino de combatir la desigualdad sin siquiera haberlo empezado (más allá de la incipiente gestión y reformas del actual gobierno) que la única forma de poder hacerse cargo del real problema del país es cimentando un camino de reconocimiento de derechos sociales, principalmente salud, educación y pensiones.

Es un camino largo y arduo, sobre todo en cuanto en el inicio debe haber una concientización y educación dirigida a la comunidad con el objeto de que logre comprender que ello es el punto de inflexión necesario para construir una mejor sociedad, más cohesionada y con mayores índices positivos en todo ámbito a largo plazo. Ello no es menor considerando que hoy el candidato que lidera las encuestas es el que justamente va en sentido contrario de lo que la evidencia señala que es hacia dónde se debe ir.

Si el trabajo de educación social y cívica hubiera sido mejor, y no existiendo los errores no forzados que cometió este gobierno, podríamos darnos cuenta que si bien el candidato Piñera sin lugar a dudas gestionará y administrará de buena forma el país en caso de salir electo, estaría más lejano a ganar la elección de noviembre ya que la comunidad podría comprender de mejor forma que el camino que el ofrece no es el que se hace cargo de la real enfermedad. Claramente no dirige el timón del buque hacia dónde debe ir de acuerdo al diagnóstico. Espero de aquí a noviembre salga algún candidato que logre explicar, comunicar y convencer lo aquí planteado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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