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Fortalecimiento de Universidades Estatales, crecimiento y música

Willy Kracht
Por : Willy Kracht Senador universitario.
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El Proyecto de Ley de Universidades Estatales considera un plan de fortalecimiento con un monto de $150.000 millones de pesos que será entregado a las 18 universidades estatales en un plazo de 10 años. Con estos recursos se espera que cada universidad financie iniciativas tendientes a: preservar o elevar su calidad académica; promover la incorporación de académicos e investigadores con doctorado; crear o fortalecer centros de investigación; fomentar el acceso, permanencia y titulación de estudiantes de sectores vulnerables; fomentar la colaboración entre instituciones del Estado en docencia, investigación y desarrollo; o apoyar acciones definidas en los propios planes de desarrollo institucional de cada Universidad.

Si bien la intención es loable, dos aspectos llaman profundamente la atención sobre este plan de fortalecimiento. En primer lugar, que no haga mención explícita al necesario fortalecimiento de matrícula estatal y, en segundo lugar, lo exiguo de los fondos que se comprometen.

Sobre el primer punto, baste mencionar que la matrícula estatal -en el nivel universitario- alcanza tan solo el 15% del total; no por desidia de las universidades estatales sino por una restricción impuesta a las mismas siguiendo una lógica de Estado subsidiario en donde la expansión de la matrícula estatal ha sido limitada, dejando todo el espacio posible a las universidades privadas que, con diverso estándar de calidad, han copado el así llamado mercado de la educación superior.

¿Por qué renunciar desde la redacción misma de la ley a aumentar la matrícula estatal? Tal vez porque sería irresponsable plantear tal expansión en un escenario de crecimiento moderado. Se trataría entonces de un problema de disponibilidad presupuestaria, lo que nos lleva al segundo punto, sobre los fondos que se comprometen.

[cita tipo=»destaque»]»Nos dicen que lo importante es crecer y lo demás es música. Si aceptamos esta sentencia, no queda más que resignarnos a esperar que vengan tiempos mejores, donde altas tasas de crecimiento nos permitan soñar con un Chile mejor, donde se pueda poner la educación pública en el lugar que merece, donde esté permitido soñar con una mejor universidad pública».[/cita]

$150.000 millones de pesos puede parecer un monto importante, pero repartido entre 18 universidades, en un plazo de 10 años, es bastante exiguo. Estamos hablando de menos de $850 millones de pesos al año para cada universidad, en promedio, con lo que difícilmente se podría financiar la larga lista de iniciativas que considera la ley. Menos aún apuntar a fortalecer la matrícula, lo que requeriría de acceso a recursos importantes que permitan un aumento sustancial del cuerpo académico, sumado a una necesaria inversión en infraestructura. Si el problema se puede reducir a disponibilidad presupuestaria y las proyecciones de crecimiento no son auspiciosas, entonces ¿qué nos queda?

Nos dicen que lo importante es crecer y lo demás es música. Si aceptamos esta sentencia, no queda más que resignarnos a esperar que vengan tiempos mejores, donde altas tasas de crecimiento nos permitan soñar con un Chile mejor, donde se pueda poner la educación pública en el lugar que merece, donde esté permitido soñar con una mejor universidad pública. Pero, ¿por qué aceptar sin más esta sentencia?, ¿por qué no detenerse por un momento a poner atención a la música? Sí, a aquella que se ha transformado en música de fondo y que, como tal, hemos dejado de escuchar.

Si prestamos atención a la música que acompaña al crecimiento, nos encontramos por ejemplo con el negocio de la salud, que reportó durante el primer semestre de 2017 más de $55.000 millones de pesos a los controladores de las isapres. Las AFP, por su parte, acumularon ganancias por más de $100.000 millones tan solo en el primer trimestre de este año. En conjunto, estos montos superan el total de los recursos comprometidos para el fortalecimiento de universidades estatales en los próximos 10 años.

Ahora bien, sería injusto sugerir que el Estado haga un esfuerzo por captar parte de estas ganancias y dirigirlas a algo que no sea a mejorar el sistema de salud y pensiones, por lo que es necesario buscar otras posibles fuentes de recursos. Si prestamos más atención a la música de fondo nos encontramos con las rentas económicas de la gran minería privada del cobre. De acuerdo a estimaciones conservadoras [1], estas rentas alcanzan los USD 12.000 millones anuales. Esto es equivalente a alrededor de 50 veces el total de recursos del plan completo de fortalecimiento de universidades estatales.

En otras palabras, con un año de rentas económicas de la gran minería privada del cobre, alcanzaría para financiar 50 veces el programa de fortalecimiento de 10 años propuesto en el Proyecto de Ley de Universidades Estatales. No se trata entonces de un problema presupuestario sino de voluntad política. Los recursos están, incluso en el actual escenario de crecimiento moderado. Alcanzan para fortalecer la educación superior pública, para avanzar aún más en gratuidad e incluso terminar con el CAE. Chile es un país rico y es hora de mirar con más atención el uso que se da a su riqueza. Es hora de escuchar con más atención la música que acompaña al crecimiento.

[1] Nuevas Estimaciones de la Riqueza Regalada a las Grandes Empresas de la Minería Privada del Cobre: Chile 2005-2014

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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