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Abuso sexual de menores

Por: Felipe Correa Fabry


Señor Director:

Hace unos días una abuela, a través de Facebook, hizo una denuncia virtual. En ella se quejaba de haber sorprendido a una mujer de veintidós años teniendo relaciones sexuales con su nieto de doce, las que habrían sido reiteradas. Hace un par de meses, también, una profesora estadounidense fue llevada a juicio tras haber tenido relaciones sexuales con dos alumnos de dieciséis años, arriesgando hasta veinte años de cárcel efectiva. ¿Qué es lo común en ambos casos? Al menos dos aristas. La primera es la supuesta voluntad de los menores, un ideal de consentimiento que estos habrían entregado en las dos situaciones descritas. Y la segunda, por cierto, es la reacción virtual de comentaristas nacionales al respecto, en su gran mayoría hombres, quienes alaban la acción de los adolescentes en cuestión.

Lo grave de lo anterior es que esto impide ver, tras un supuesto acto de hombría, lo que realmente es: abuso sexual de menores. Desconozco la verdadera razón del por qué; quizá un machismo cultural arraigado en lo más profundo de nuestra identidad cultural. Se catalogó, en particular al niño de doce años, como un campeón, un héroe juvenil. De más está decir, sin embargo, cuáles serían las reacciones en un caso a la inversa: un hombre de veintidós con una niña de doce se ganaría el repudio generalizado de todos, incluso quienes creen que el niño de doce merece ser reconocido por haber sostenido relaciones sexuales con una mujer diez años mayor.

El Código Penal establece la ilegalidad del acto sexual con cualquier menor de catorce años. Desde los catorce años, el adolescente puede consentir el acto sexual siempre que este sea heterosexual y que no exista la condición de estupro ni ningún tipo de presión. Al respecto, todo aquel que tenga relaciones con un niño menor de catorce años, comete el delito de violación o abuso, arriesgando penas desde los cinco a veinte años de cárcel, tal como se especifica en los artículos 362 y 363.

Ha llegado el momento de abordar el abuso sexual de niños y adolescentes hombres tal cual es. El machismo, la construcción cultural del hombre fuerte, no puede impedir que este tema sea tratado con la gravedad que merece. Las mujeres participan de aproximadamente el veinte por ciento de los casos de abuso sexual en Chile, y las consecuencias para los niños les acompañan para toda la vida, siendo a veces incluso más difícil para ellos abordar el tema, debido a la vergüenza y a la necesidad imperante de tener que ser “un hombre de verdad”. Por eso, los comentarios virtuales deben ser respondidos, y la creencia popular de que un niño de doce años abusado puede ser un campeón, debe ser contestada en todo ámbito, contexto y lugar.

Felipe Correa Fabry

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