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Elección parlamentaria: la “madrastra” de todas las batallas Opinión

Elección parlamentaria: la “madrastra” de todas las batallas

Axel Callis
Por : Axel Callis Sociólogo. Analista político
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Tanto en intentar desmantelar las reformas realizadas por Bachelet –como lo ha mencionado o insinuado Sebastián Piñera– o en profundizarlas –lo que ha sido expresado por más de algún presidenciable de centroizquierda–, se ubicará el eje, donde la correlación de fuerzas de ambas cámaras del Congreso será clave para el próximo mandato, independientemente de quién sea el ganador de la Presidencia.


¿Hacia dónde irá el Senado?

La elección de la Cámara Alta, con el nuevo sistema electoral operando en 7 regiones, en la cual se elegirá a 23 nuevos senadores, determinará la diferencia entre un próximo Gobierno que administre o dé paso a los cambios (en una u otra dirección), dado que lo más probable es que, de los 43 senadores que compondrán la Sala, el pacto de Chile Vamos no supere los 18 en total.

Las proyecciones indican que la UDI sería la principal fuerza con aproximadamente 10 senadores, 5 que ya tiene de la elección de 2013 (incluye a Iván Moreira, desaforado, Ena Von Baer, Jacqueline Van Rysselberghe, Víctor Pérez y Alejandro García-Huidobro), más otros cinco que pueden sumar desde Tarapacá, Valparaíso, Maule, Aysén y, con menor chance, de La Araucanía. En cambio, en Renovación Nacional, que comenzó el periodo 2013-2017 con 8 senadores, solo quedan Andrés Allamand y M. José Ossandón de esa generación. Todo el resto desistió, migró o se postula a la reelección, por lo cual su capacidad de crecer es baja, llegando posiblemente a un total de no más de 6 senadores. De esta forma, y, dependiendo de cómo le vaya a Felipe Kast, el sector no contaría con la mayoría del Senado.

En cambio, en la ex Nueva Mayoría (incluida la DC), 11 parlamentarios permanecen de 2013 hasta el 2021, esto sin contar al presidenciable Navarro. En la próxima elección del 19 de noviembre se podrían sumar otros 11 o 12 senadores, lo que daría un total de 22 a 23 legisladores. Es decir, una mayoría teórica.

Teórica, pues en la DC no hay claridad respecto al rumbo que siga ese partido luego de noviembre, en términos cualitativos. No es lo mismo Andrés Zaldívar que Ximena Rincón o Ignacio Walker que Aldo Cornejo en el Senado. Dicho de otro modo, ante un eventual Gobierno de derecha, siempre surgirán aquellos amigos de la “articulación”, que pueden intentar direccionar las ideas hacia uno u otro sentido. Dependerá del aroma que haya en la cocina en esos momentos.

En resumen, la DC quedará con 5 o 6 senadores en total, el PS con cifras parecidas y el gran ganador de la jornada será, por la vereda de la centroizquierda, el PPD. Partido que mantiene a Felipe Harboe, Adriana Muñoz y Guido Girardi de la elección de 2013, con posibilidades bastante ciertas de añadir 5 o 6 honorables más en noviembre, quedando de esta forma igualados con la UDI, como los partidos más poderosos en el Senado.

En términos políticos, el PPD cuenta ya con Girardi como uno de sus líderes internos, sumándose en unos días más Ricardo Lagos Weber, que ha insinuado cierta potencia presidencial. Mientras que en el PS solo Carlos Montes tiene su cupo asegurado como vocero y líder del sector. Escalona, Insulza y Elizalde esperando los resultados.

[cita tipo=»destaque»]Las proyecciones indican que la UDI sería la principal fuerza con aproximadamente 10 senadores, 5 que ya tiene de la elección de 2013 (incluye a Iván Moreira, desaforado, Ena Von Baer, Jacqueline Van Rysselberghe, Víctor Pérez y Alejandro García-Huidobro), más otros cinco que pueden sumar desde Tarapacá, Valparaíso, Maule, Aysén y, con menor chance, de La Araucanía. En cambio, en Renovación Nacional, que comenzó el periodo 2013-2017 con 8 senadores, solo quedan Andrés Allamand y M. José Ossandón de esa generación.[/cita]

En síntesis, no están en juego solo números o cupos, sino que proyectos políticos en cada partido de la ex Nueva Mayoría. La DC y el PS son los más jugados en esta línea. Sus proyectos a mediano plazo tienen que ver con cuáles serán las caras que presentarán a la ciudadanía: ¿más de las mismas o algunas renovadas que pretenden abrir el arco de la centroizquierda?

¿Y la Cámara?

La elección de diputados es una completa incertidumbre (por más pronósticos que se hagan o comuniquen, ya que al existir distritos de 6, 7 u 8 cupos, donde la cifra repartidora se corta por decenas de votos, es imperceptible a todo instrumento u olfato), pues de los 155 cupos que eligen, solo sabemos que el pacto Chile Vamos quedará, más que ningun otro pacto, cerca de la mayoría absoluta, sin saber con exactitud la distancia final a esa meta.

Sí sabemos que Renovación Nacional aumentará sustantivamente sus diputados, pues en el periodo 2013-2017 tuvo ingentes pérdidas por migración, renuncias o desafueros. Sabemos también que la UDI subirá uno o dos diputados a los que ya tiene, en torno a los 31 escaños finales. Además se sumarán unos muy pocos de Evópoli y alguna sorpresa del PRI.

Por el lado de la ex Nueva Mayoría, la división en las listas los hará pagar un costo elevado, y será el de no crecer junto al aumento de cupos de la Cámara. La DC, que potencialmente podría haber crecido a 25 escaños en el nuevo sistema, con mucha suerte bordeará los 17 puestos. El PPD, a mantener lo que hoy tiene o subir 1 o 2, llegando a tal vez 17 o 18 lugares. Los diputados de la golpeada marca PS se expondrán al electorado e intentarán crecer junto con los cupos, tarea nada fácil en la actual coyuntura. Actualmente, se presentan con 17 diputados, debiendo crecer por proporcionalidad a 22. Por su parte, el PC debería retener casi todo su elenco (5 van a la reelección), y crecer a 7 u 8 legisladores en total. Igual suerte debería correr el Partido Radical, que aprovechando su buena campaña municipal y de tener un candidato presidencial un poco más exclusivo como Guillier, tendría que cosechar al menos 8 diputados, 2 más que los 6 actuales.

El resto vendrá del Frente Amplio, que ha ido de más a menos, aspirando hoy a 7 u 8 en total, más el PRO y otras candidaturas independientes, con más de algunas sorpresas sacadas de algún partido regional, los cuales, entre todos, podrían llegar a los 10 u 11 diputados.

Las claves para la Cámara baja estarán también en lo cualitativo, pues no da lo mismo quiénes sean los democratacristianos que ganen la noche del 19 de noviembre, o cómo o a quién se sumarán los regionalistas electos.

Que la derecha pueda construir mayorías para ciertos proyectos en esta Cámara, será solo la mitad del trabajo o esfuerzo político-legislativo ante un eventual Gobierno de Piñera, pues, con un Senado medianamente ordenado en la oposición, la gestión del hoy candidato de Chile Vamos estará marcada por las comisiones mixtas y lentitud legislativa. La suerte y rumbo de la Democracia Cristiana será clave (nuevamente) en esta parte de la historia de Chile, pudiendo la bisagra moverse en uno u otro sentido.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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