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Proyecto de Ley parto respetado

Natalia Contreras
Por : Natalia Contreras Concejala por Santiago Centro, militante Revolución Democrática. Socióloga y Escritora
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Las consignas entorno al parto respetado en nuestro país no han estado exento de polémicas. Podríamos pensar que la izquierda abrazaría este derecho en su totalidad solo por tratarse de un derecho sexual y reproductivo que concierne a las mujeres de nuestro país a la hora de parir, o porque es imposible ignorar el hecho de que en el 2016 el Instituto Nacional de los Derechos Humanos incluye, por primera vez en su informe anual, la violencia obstétrica como una prioridad del Estado y un foco importante de vulneración a los derechos humanos, o en última instancia porque el proyecto de aborto en tres causales ha colocado sobre la opinión pública la lucida señal de que la mujer puede decidir por su propio cuerpo. Pero lamentablemente a la hora de hablar del parto en Chile esto no es así. Más allá de los buenos deseos por parte de la ex concejala comunista y actual ministra de la Mujer en retiro Claudia Pascual, el proyecto de Parto Respetado o Ley Trinidad no recibió apoyo en lo absoluto. Lo que parece odioso e incomprensible, pero muy concurrente, si se tiene presente la posición de Colegio de Matronas, que hasta el día de hoy cuestiona la veracidad del concepto de violencia obstétrica: Según Román, presidenta del gremio, el foco del proyecto estaría puesto en el castigo y cuestionamiento hacia las matronas, o en la idea de un desprestigio para con algunas colegas, y no en los derechos de las mujeres y su auto determinación. Pero a mi parecer, la falta de empatía más bien responde a un temor propio del control y el arbitrio del poder-saber del discurso médico institucional, que tal como en el aborto pretende defender y monopolizar su espacio de legitimidad, prestigio, conocimiento y toma de decisiones desde el siglo XIX a la fecha; pero que en tanto que institución legitimada del parto, al mismo tiempo y abiertamente, ha ido ignorando nuevos saberes que rompen con los paradigmas anacrónicos del nacimiento en nuestro país y que inevitablemente a esta alturas deben incorporaron enfoque de género y escuchar a la ciudadanía. A partir de un relato ofensivo y doctrinario amparado en el recelo y la aprensión, de un gremio que, si bien hizo mucho por disminuir la tasa de mortalidad materna y por el aborto en tres causales, hoy se encuentra en deuda con este proyecto que también nos habla de un derecho sexual y reproductivo legítimo.

[cita tipo=»destaque»]Es por ello que ahora más que nunca el compromiso político del Frente Amplio entorno al nacimiento en nuestro país se ha vuelto fundamental, y debe estar la altura en fondo y en forma. No nos podemos permitir el engaño de voladeros de luces y espectáculos mediáticos, al que está acostumbrado un sector de la clase política “de la vieja escuela”, que matiza el boicot a la interna si es que no se conciben del todo protagonista de los procesos sociales o políticos.[/cita]

La Ley de Parto Respetado pudo haber entrado hace exactamente un año al congreso, sin embargo, por muñequeos políticos esto no fue posible. Afortunadamente la coordinadora no se quedó de brazos cruzados y continuó su lucha a la cual se sumó Daniel Melo, diputado PS quien se comprometió trabajar por el proyecto para que este pudiera ingresar al congreso. Siendo esto posible en diciembre del año recién pasado gracias a la firma de un grupo de diputados dentro de los cuales estaba Giorgio Jackson, como era de esperarse.

Pero lamentablemente en enero de este año y en un relato desesperado del boicot permanente, fue masificado un correo que se hacía llamar Ley de Parto Respetado, con información falsa del proyecto de ley. Asegurando que este contenía la modificación de la norma 21, lo que afectaría directamente el trabajo de las matronas, abriendo lugar a otros profesionales de la salud que no manejan ni la experticia, ni el conocimiento que significa atender un parto. Lo que genero un rechazo inmediato respecto al proyecto de ley por parte de muchas matronas, enlodando una vez más el trabajo de casi dos años coordinadora nacional por lo de derechos del nacimiento y el apoyo trasversal de los diputados que firmaron su ingreso al parlamento.

Es por ello que ahora más que nunca el compromiso político del Frente Amplio entorno al nacimiento en nuestro país se ha vuelto fundamental, y debe estar la altura en fondo y en forma. No nos podemos permitir el engaño de voladeros de luces y espectáculos mediáticos, al que está acostumbrado un sector de la clase política “de la vieja escuela”, que matiza el boicot a la interna si es que no se conciben del todo protagonista de los procesos sociales o políticos. El llamado debe estar centrado a dignificar el parto en Chile, ajustado a los tratados internacionales, a las culturas divergentes de todas y cada una de las mujeres, a las creencias propias y personales de cada una de las subjetividades, abogando por una educación y responsabilidad que el buen nacer requiere y significa, en absoluta intimidad y respeto hacia las mujeres.

Se vuelve necesario dejar de hablar de mortalidad materna y riesgo nulo como excusa para justificar las antiguas prácticas y el extremado intervencionismo médico. Es necesario mirar el nacimiento con ojos del tiempo en el cual vivimos, como una propuesta ecológica de respeto por los procesos fisiológicos naturales como lo es el parto y de dialogo efectivo entre la mujer y la salud pública y privada.

¡Por un 8 de marzo feminista y solidario desde el discurso y desde la práctica! ¡¡Que genere efectivamente comunidad y no competencia por las banderas de lucha feministas!!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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