Publicidad

¿Qué filosofía queremos en el aula?

Por: Gabriel Straube


Señor Director:

Hace unos días, el Consejo Nacional de Educación en resolución exenta 135 decidió retirar la observación que cuestionaba la necesidad de la asignatura de Filosofía como ramo obligatorio a todos los alumnos de enseñanza media. Esto, en verdad, resulta una victoria para una educación mucho más amplia. Pero no es momento de quedarse quietos, ahora debemos preguntarnos qué filosofía queremos en el aula y no solo si queremos filosofía.

Una máxima común -pero no por ello menos cierta- nos dice que la filosofía trata no de las respuestas sino de las preguntas. Las grandes preguntas filosóficas que han hecho mujeres y hombres a lo largo de la historia. Son interrogantes que todos compartimos y que nos conducen a posicionarnos como personas que viven auténticamente en este mundo. Tal vez sea imposible responder al motivo por el cual vivimos, o las grandes discusiones éticas y epistemológicas, no por ello debemos dejar en el olvido dichas interrogantes.

Entonces, ¿cuál es fin que debe perseguir la filosofía en el aula? ¿cómo construimos esta disciplina y al servicio de quiénes? Sí, queremos filosofía, pero debemos buscar acercar la asignatura a sus oyentes y sus interrogantes a los jóvenes. Creo que los profesores de filosofía, el Ministerio de Educación y la CNED debemos posicionar la disciplina al servicio de cada alumno, como una invitación a la reflexión auténtica, que dé cuenta de la situación tan particular que es nuestra existencia.
Pero ¿cómo ocurre esta reflexión? Sócrates explica que el origen de la filosofía surge del asombro “De ver el cielo estrellado y asombrarse de la mismísima existencia”; la filosofía surge cuando nos asombramos de las cosas que damos por asumidas. El locus filosófico es detenerse en medio de la vorágine cotidiana y reconocer lo increíble que resulta existir, conocer o amar. Lo más probable es que la asignatura de filosofía no forme filósofos profesionales, pero si interpelará a los alumnos del país a que por un momento piensen la peculiar existencia que les tocó vivir.

Por ello, ahora que se evitó que la filosofía fuera eliminada del plan curricular no es momento de sentarnos cómodamente. Todos los actores debemos reflexionar y crear un currículo que apunte a la reflexión personal, que busqué aquello que movió y mueve a los filósofos, me refiero a ese sentido de extrañeza cotidiana, que nos lleva a amar la sabiduría.

Gabriel Straube,

Licenciado en filosofía por la Universidad de Chile
Publicidad

Tendencias