Señor Director:
En relación a la nota de El Mostrador «Se reeligió raspando: Rector Zolezzi gana segunda vuelta en la Usach por 20 votos» publicada hace unos días, y ante más que a los hechos, sino sobre todo a la experiencia vivida en esta notable campaña de elección de rectoría -pues fui parte del comando del candidato Rodrigo Vidal- sólo me cabe un par de reflexiones para no agobiar a ningún lector:
– La universidad la sentí dividida. No me refiero a la prosaica división entre un candidato y otro. Tampoco a la división ideológica entre unos de derechas y otros de izquierdas (hubo un extraordinario caso de un reconocido «mirista guevarista» que apoyaba tout court a quien resultó ganador, o el mediático caso de mi amigo Alberto Mayol que apoyó enfáticamente y sin pedir nada a cambio a Juan Zolezzi). Tampoco me refiero -mucho menos- a la tonta división que emergió entre evangélicos canutos (vidalismo) y católicos ultramontanos (zolezzismo). Mi sentimiento se refiere a una división de sentido comunitario, de solidaridad, de reconocimiento del otro. Hubo mucha descalificación y desprecio por quienes se sintieron desafiados. Será tarea del rector electo, buscar intencionalmente producir el necesario reencuentro de una comunidad universitaria que debe mirar al país y proponer una nueva cultura de cara a la sociedad segregada en la que vivimos.
– La universidad la sentí muy preocupada por los cargos. Fue tema, quién ocuparía qué cargos si ganaba uno u otro rector. Es una universidad que debe madurar su «aspiracionalismo». Se ve a sí misma y se construye identitariamente a sí misma mirando al del frente, al vecino, al que tiene más y no necesariamente al que es más, mirando al de la Universidad de Chile o al de la Puc. Es una universidad con su identidad rota. A la Universidad de Santiago le falta reconocer su neoliberalismo, su connivencia alegre con el mercado, le falta reconocerse madura. Si quiere crecer, debe superar su adolescente autocomprensión ideal. Estar preocupado de los cargos habla de una sociedad universitaria de un nivel de vacío y posmodernismo notable. Dos ingenieros reconocidos, que apoyaron al candidato ganador, hombres claramente de la universidad, al comentar este tema, hablaron los dos, por separado, de que esto es claramente el síntoma de una ausencia de liderazgo: «tenemos a un rector, pero no a un líder».
Juan Zolezzi es el rector elegido democráticamente, pero deberá reconstruir una comunidad rota y re-crear un liderazgo que nos ponga a todos detrás de un proyecto y no detrás de cargos, privilegios o condiciones de poder y dominación. Por su parte Rodrigo Vidal y su comando lograron una hazaña épica contra una estructura mucho más robusta que un simple comando de candidatura, y en ese sentido, deberán buscar no diluir sus ideas de campaña y transformarlas en un proyecto universitario sustantivo.
Jaime Retamal Salazar
Académico FAHU-USACH
