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La reconversión industrial: tarea pendiente para Corfo Opinión

La reconversión industrial: tarea pendiente para Corfo


Hay un área que la CORFO abandonó hace tiempo y que la realidad actual industrial chilena indica se debería crear con urgencia: la recuperación y/o reconversión de empresas industriales con cese de actividades o con parte de sus áreas de trabajo paralizadas por tiempo indefinido.

Están ocurriendo paralizaciones en industrias bastante conocidas: como la planta de IANSA en Linares que procesa azúcar a partir de remolacha, la de la multinacional danesa Maersk en San Antonio dedicada a fabricación de contenedores refrigerados utilizados en exportación de productos agroindustriales; la de Pastas Suazo en Curicó. La antigua fundición NIBSA de grifería de bronce y otras quiebras que se anuncian en provincias hacia el sur. Estos hechos han puesto en el tapete la acción del actual gobierno y en especial de CORFO, por la carencia de una política y una nueva estrategia industrial. A esto se agrega la inactividad del estado para recuperar industrias con problemas o al borde de la quiebra abandonándolas a su destino, como si fueran hechos inevitables.

En la gran crisis económica de los años 70 y parte del 80 en que cientos de industrias fueron rematadas o traspasadas a nuevos dueños en que finalmente desaparecieron del panorama industrial chileno se redujo la participación histórica de la industria manufacturera de un 25% en el PIB global del país, hasta llegar al actual 10%, remanente que todavía va cayendo.

¿Cómo funciona el procedimiento de quiebra actualmente para esas industrias?

[cita tipo=»destaque»]Están ocurriendo paralizaciones en industrias bastante conocidas: como la planta de IANSA en Linares que procesa azúcar a partir de remolacha, la de la multinacional danesa Maersk en San Antonio dedicada a fabricación de contenedores refrigerados utilizados en exportación de productos agroindustriales; la de Pastas Suazo en Curicó. La antigua fundición NIBSA de grifería de bronce y otras quiebras que se anuncian en provincias hacia el sur. Estos hechos han puesto en el tapete la acción del actual gobierno y en especial de CORFO, por la carencia de una política y una nueva estrategia industrial. A esto se agrega la inactividad del estado para recuperar industrias con problemas o al borde de la quiebra abandonándolas a su destino, como si fueran hechos inevitables.[/cita]

Básicamente, aunque haya cambiado su nombre a “insolvencia” los acreedores se registran y se sacan los bienes a remate deshaciendo la unidad productiva original. Los bienes se dispersan, los trabajadores cobran eventualmente algunas indemnizaciones y se reubican como pueden en otras actividades. Desde un punto de vista social, la desaparición de una industria significa una pérdida casi total.

En Chile en los años post golpe aparecieron grupos llamados popularmente “pirañas” que compraban industrias en quiebra para sacarlas a remate total o parcialmente, obteniendo ganancias  sin contemplar a los trabajadores cesantes ni pagar los seguros sociales.

¿Puede el estado, tratar de disminuir esa desastrosa trayectoria y recuperar parte o totalmente esa capacidad productiva? No se trata de inyectar recursos frescos, en industrias malas, sino de tener la voluntad de analizar la capacidad productiva de una planta industrial, de integrarla a una estrategia de recuperación y de aprovechar las potencialidades productivas que puedan activarse, a partir de las instalaciones del equipo, de la mano de obra y del know how que se mantenga o se desarrolle.

¿Cómo podría o debería CORFO, tomar la iniciativa para enfrentar la crisis en industrias como las mencionadas y que al mismo tiempo que señale una nueva estrategia de contenido social y de interés nacional?

Lo primero y prioritario es establecer un pequeño equipo de expertos multidisciplinario capaz hacer un diagnóstico rápido de empresas a punto de paralizar o que ya se ha declarado en quiebra, no para sacarlas a remate, sino para tratar de recuperarlas o reconvertirlas.

Se trata así que un equipo de economistas y auditores, de ingenieros industriales y de expertos técnicos, que posean las principales especialidades existentes en la industria chilena y que sean capaces de elaborar un plan que recupere o cambiarle su giro a la empresa en problemas aprovechando los recursos existentes.

Una vez hecho el diagnóstico, se debe resolver si se requiere hacer un cambio en el equipo gerencial y/o proponer un cambio para la etapa de reconversión, a los propietarios originales de la empresa o a la junta de acreedores. Si se acuerda el plan elaborado por CORFO, se debe ofrecer a través del BancoEstado un crédito blando controlado por la CORFO para echar a andar la planta bajo el nuevo plan de recuperación industrial.

Lo propuesto no es ninguna gran novedad. Tanto en Gran Bretaña, como en Italia y otros países europeos en períodos en los que aún el neo liberalismo no había arrasado con el rol del Estado en las políticas de industrialización se establecieron organismos similares a la CORFO original para ayudar la creación de nuevas industrias y recuperar lo existente en riesgo de desaparecer.

Es lo que CORFO podría hacer incluso en este Gobierno. Seguramente tendrá que hacerlo si la crisis que Trump está provocando a nivel mundial llega a Chile con su impacto en los sectores productivos. Formar un equipo como el mencionado y ponerlo a punto oportunamente, en experiencia y recursos, debería ser una meta ineludible para el actual Gobierno.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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