Señor Director:
Para empezar, no podemos olvidar que a partir del 11 de noviembre del año en curso, las bicicletas son consideradas un medio de transporte ante la Ley. Por lo cual, la señal que se quiere dar a la ciudadanía, es que las calles no sólo les pertenece a los vehículos motorizados. Dicho esto, no podemos olvidar que la tramitación de esta ley duró aproximadamente 3 años, contando con un fuerte respaldo de más de 100 organizaciones, incluida la Red de Convivencia Vial. Sin embargo, mis inquietudes y preocupación frente a esta Ley, se basa principalmente en el apartado de Seguridad para con los ciclistas.
Al mismo tiempo, no podemos desconocer que el desplazamiento activo (en este caso el uso de la bicicleta) que se utiliza para desplazarse de un punto A a un punto B, va sumando más usuarios en nuestro país. (en países de Europa, por ejemplo España, el desplazamiento activo es valorado incluso con pistas exclusivas donde comparten carril con buses, autos, locomoción colectiva, etc). Con esto quiero decir, que la propuesta en torno a a la nueva Ley de Convivencia Vial es el comienzo para un cambio cultural que se tiene que dar en nuestro país, aportando beneficios como: Descongestión vehicular, reducción de la velocidad de los transportes motorizados, menor contaminación, aumento en los niveles de actividad física, disminución de factores de riesgo, asociados a enfermedades por inactividad física y sedentarismo, mejor calidad de vida, entre otras.
Por otra parte, retomando el apartado de seguridad, quiero exponer datos obtenidos en la Tesis de Pregrado titulada «Factores que influyen en el desplazamiento activo y aspectos motivacionales de estudiantes universitarios de la carrera de tecnología en deportes y recreación», de la cuál fui partícipe junto a compañeros y el Dr. Hernaldo Carrasco, académico de la Universidad de Playa Ancha, donde se obtuvieron datos interesantes para sumar al debate. En dicha investigación, los estudiantes reconocieron las siguientes barreras respecto a desplazarse activamente: Con un 40,3 % «las calles son peligrosas debido a los autos» y » no hay ciclovías» con un 33,8 %. Por lo cuál, es importante tener en cuenta estos datos, ya que hay concordancia en estas barreras en otros trabajos científicos de autores, como: Palma Chillón, J. Molina García, Ruíz-Ariza, entre otros.
Personalmente, saludo la propuesta de legislar frente a estos temas, debido a que influyen directamente en los usuarios de dichos transporte no motorizados. No obstante, las barreras que se reconocen serán un impedimento para los ciclistas a la hora de transportarse tranquilos por la ciudad. Asimismo, la prohibición de poder transitar por la vereda, es una medida que ocasionara tremendos problemas, debido a las multas que se cursarán, ya que no serán pocas, porque, si los ciclistas no se sienten seguros en la calle, sumado a que no hay ciclo vías suficientes para desplazarse, no les quedará otra alternativa.
Pablo Moreno Tapia
Profesor de Educación Física