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Cerro Navia y la violencia de género Opinión

Cerro Navia y la violencia de género

Mauro Tamayo y Tamara Sáez
Por : Mauro Tamayo y Tamara Sáez Alcalde de la Municipalidad de Cerro Navia/Jefa de Oficina de las Mujeres y Equidad de Género de Cerro Navia.
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Hace poco se hizo conocido a través de los medios de comunicación la alta tasa de denuncia que enfrenta nuestra comuna de Cerro Navia por Violencia Intrafamiliar (VIF). Dentro de esta materia, más del 70 por ciento corresponde solamente a denuncias por violencia de género.

De acuerdo a los datos entregados por la Subsecretaría de Prevención de Delito, en 2017 hubo 784 denuncias por Violencia Intrafamiliar, mientras que el año pasado aumentaron considerablemente a 969 los casos. Esta cantidad de denuncias la deja como el delito de mayor ocurrencia en la comuna y por sobre la tasa regional, provincial y nacional en VIF.

Según los últimos datos del Censo, son 67.184 las mujeres que habitan Cerro Navia, de ellas un 58,1 por ciento no ha terminado su enseñanza media (Casen 2017).

Las brechas educacionales que viven nuestras vecinas con 9,4 años promedio de escolaridad versus 10,9 a nivel país, conlleva una fuerte correlación en ingresos, un dato no menor es el importante nivel de hacinamiento que aún persiste en Cerro Navia donde un 13,4% de las viviendas presentan esta condición a diferencia del 7,5 nacional.

Y Cerro Navia es un comuna que se levantó gracias a las mujeres, gracias a su persistente lucha por el derecho a una vivienda digna a través de tomas de terreno en la antigua Barrancas.

Sin embargo, la violencia ha constituido en nuestra comuna una forma cotidiana de relacionarse, social y familiarmente aceptada, muchas veces justificada por víctimas y victimarios, transformándose en uno de los tantos mecanismos de vínculo comunitario. El problema radica en que esta interacción provoca, o al menos intenta hacer daño, de manera múltiple y a su vez complementaria, ejerciendo violencia física, psicológica, sexual, patrimonial, etc., afectando a las personas violentadas de tal forma que llegan a normalizarlo, pasando de generación en generación.

Pero en el marco del denominado mes de la mujer y tras la ola feminista del año pasado, algo cambió en nuestro país, el poder como expresión de inequidad y materializado en la violencia en todas sus esferas dejó de ser algo socialmente aceptado y en las calles se alzó la voz, en las calles se dijo basta.

La violencia contra la mujer históricamente estuvo situada en un contexto de lo privado, por tanto, el ejercicio de la democracia que se ha hecho desde el feminismo es resaltar que el tema de la violencia contra la mujer no obedece a lo que pasaba de la puerta para adentro, sino había que sacarlo al espacio público, por tanto, comprendimos que la violencia contra la mujer es responsabilidad de todas, y se debe combatir en la medida que se lucha contra el rol histórico del Patriarcado y las expresiones culturales del Machismo.

 

A la luz de lo anterior, el municipio ha impulsado para este año el despliegue de un dispositivo metodológico denominado “encuentros territoriales de mujeres” que busca a partir de una conversación el poder identificar los desafíos de las mujeres cerronavinas de hoy y sus compromisos para abordarlos, los cuales han tenido sentido para las mujeres y para quienes buscamos por medio de las políticas públicas generar la transformación.

La propuesta de llevar adelante conversaciones horizontales entre mujeres, liderado principalmente por la Oficina de las Mujeres y Equidad de Género de Cerro Navia, surge desde la premisa de que el origen de la violencia es un fenómeno multifactorial en sus causas y multidimensional en sus manifestaciones y expresiones socioculturales, es por eso que el abordaje se plantea desde la entrega de distintas herramientas que abran posibilidades a las mujeres para salir de las relaciones de violencia, dotando mayor autonomía individual y colectiva a las mujeres; en lo afectivo, económico, social, etc.

Los encuentros territoriales son un espacio democrático de ejercicio ciudadano de mujeres que están dispuestas a trabajar juntas, con el fin de develar que la violencia contra las mujeres no es un problema exclusivo de las mujeres, sino que involucra al conjunto de la sociedad, y es por eso que se apuesta a una solución colectiva, abriendo un espacio de diálogo que antes no existía, en miras a constituir una red de mujeres, solidarias, conscientes y empoderadas, porque en la medida que generemos espacios de participación temprana, podemos prevenir escenarios locales y cifras graves como los que entrega ONU Mujeres, donde las 87.000 mujeres que fueron asesinadas globalmente en 2017, más de la mitad (58%) fallecieron a manos de sus parejas o miembros familiares.

Ahora en el ámbito de la intervención directa los recursos y esfuerzos no son suficientes, y esto obliga a mirar la oferta pública diseñada para enfrentar el fenómeno de la violencia. Los programas que financia el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg) si bien presentan una línea de atención, de protección y de prevención, por ejemplo, en la línea de atención de apoyo psicológico, social y jurídico, el sistema público no da abasto ni acceso a un tratamiento reparatorio, quedando sujeto a las condiciones materiales de las implicadas y de los servicios de salud mental local.

Finalmente, desde la gestión local hemos apostado por crear un área comunitaria de “participación, mujer y territorio”, ante la falta de recursos públicos y la compleja realidad social, el primer recurso son las mujeres que se constituyen en un territorio colectivo y nosotres como municipio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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