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La voracidad de las hienas Opinión

La voracidad de las hienas

En pocos meses más, se celebrará en Chile la COP25, el cual adquiere especial relevancia puesto que es imperativo alcanzar acuerdos en materia de reducción de emisión de gases de efecto invernadero, ante el preocupante aumento en la temperatura promedio del planeta desde la era pre industrial.


Hace pocos meses atrás se estrenó la versión realista de la película El Rey León. Mis ojos, veinticinco años más viejos, reinterpretan el drama con nuevos significados al volver a ver la cinta.

¿Cuáles son los motivos por los cuales, el paradisíaco reino de Mufasa, se transforma en oscuridad, tinieblas y hambruna? La respuesta es simple: la voracidad de las hienas. El reinado de Scar establece como política la libertad de la caza, sin restricciones, para que cada cual coma lo que quiera y cuando quiera, contra toda política de respeto y valoración al Ciclo de la Vida; una potente metáfora del neoliberalismo.

En pocos meses más, se celebrará en Chile la COP25, el cual adquiere especial relevancia puesto que es imperativo alcanzar acuerdos en materia de reducción de emisión de gases de efecto invernadero, ante el preocupante aumento en la temperatura promedio del planeta desde la era pre industrial.

¿Acaso no han sido las políticas capitalistas, con su ideología del crecimiento económico y el desarrollo, las que han permitido que la voracidad de algunos grupos de personas explote sin límites los recursos naturales, generando desequilibrios ecosistémicos y desastres ambientales y que ponen en riesgo la vida del planeta? ¿Acaso no es esta misma voracidad extractiva la que está destruyendo nuestro planeta? ¿Acaso no ha sido la codicia y la ambición de crecimiento y desarrollo económico lo que ha justificado la pérdida de bosques nativos, de la biodiversidad, la contaminación de las aguas, del aire, de la tierra, entre otros efectos devastadores?

En la próxima COP, celebrada justamente en esta copia feliz del Edén, las hienas buscarán preservar las políticas que permitan continuar acumulando desmesuradamente capitales, y negar los efectos climáticos que su actividad económica genera, cuya evidencia científica ya no puede seguir siendo negada.

Como es idiosincrático de las películas de Disney, El Rey León tiene el feliz final con el triunfo del nuevo reino de Simba y el restablecimiento del Ciclo de la Vida, que no es más que el respeto y la comprensión de los ciclos naturales que preservan el equilibrio ecosistémico. Otra potente metáfora esta vez del buen vivir más que del vivir mejor. Sin embargo, este desenlace podría no ser el final de nuestra historia. La situación que está enfrentando actualmente la humanidad y su residencia en la Tierra se determinará en estas próximas negociaciones.

“Lo que hay en el mundo basta para satisfacer las necesidades de todos pero no la codicia de algunos” (Mahatma Gandhi).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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