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Pacientes cardíacos y COVID-19

Por: Eduardo Bastías Guzman


Señor Director:

La pandemia de COVID-19 se contagia y es más agresiva a medida que la persona afectada aumenta de edad, sin un umbral preciso. Esto quiere decir que se desarrolla en menor número y más leve en niños que en adultos, afectando más a los mayores de 60 años y en especial si superan los 80 años de edad. Otro factor que aumenta el riesgo es la presencia de enfermedades crónicas como afecciones al corazón, diabetes y enfermedad renal. Enfermedades que precisamente aumentan su prevalencia en relación con la edad. De este modo, la presencia de una afección cardíaca es un factor de riesgo significativo, dependiendo de la severidad de la cardiopatía. La presencia de una arritmia benigna, bien tolerada, no constituye riesgo, sin embargo, la convalecencia de un infarto cardíaco reciente o de una insuficiencia cardíaca, son factores de riesgo importantes. La hipertensión arterial aislada, bien controlada, tampoco es un riesgo mayor, pero si se asocia de una cardiopatía hipertensiva cae en los grupos vulnerables. Si bien, actualmente, sabemos poco sobre el COVID-19, sabemos que los fallecimientos están relacionados a daño pulmonar, ya que este virus tiene una afinidad por lesionar el tejido alveolar de los pulmones. Dicha falla respiratoria origina déficit de oxígeno, el cual puede llevar a la necesidad de una ventilación mecánica. Esta hipoxia, en tanto, afecta a todo el organismo y tanto el corazón como el cerebro son los más vulnerables. Aparte de la falla en la oxigenación, el músculo cardíaco puede tener una inflamación viral que genere una arritmia o afecte a su funcionamiento. El uso de la cloroquina, en tanto, que se emplea en los pacientes graves, puede originar arritmias, o sea, trastornos del ritmo cardíaco. Sumado al estricto aislamiento decretado por la autoridad sanitaria, el llamado es a que los pacientes cardiópatas se vacunen todos los años contra la influenza y en especial en esta oportunidad para evitar otra causa de pérdida de las defensas en el sistema inmunitario, lo cual también favorecería la severidad del COVID-19 y extremar las medidas preventivas.

Dr. Eduardo Bastías Guzman
Cardiólogo
Facultad de Medicina
Universidad Andrés Bello

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