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Descentralización en tiempos de COVID19 Opinión

Descentralización en tiempos de COVID19

Claudio Segovia
Por : Claudio Segovia Alcalde de Graneros, Región de O'Higgins.
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Una de las materias que ha demostrado esta pandemia, es la necesidad de entregar nuevas atribuciones a los territorios, de manera que puedan responder rápida y de manera atingente a las situaciones que se suceden, sin esperar las firmas y VºBº desde Santiago.

Una de las cosas que más hemos escuchado estos días, es el hecho de que nadie está preparado para todo lo que estamos pasando, el COVID19 ha hecho estragos en todos los países del mundo, sin distinguir entre los más desarrollados o no, nadie fue capaz de ver venir una pandemia de estas dimensiones, y los gobiernos, en especial, a quienes golpeó antes, han debido hacer política pública sobre la marcha. No obstante, esto es cierto, también lo es que, desde hace mucho tiempo, los alcaldes hemos venido pidiendo insistentemente una mayor descentralización para nuestros territorios. Es necesario recordar que Chile es el país más centralizado de la OCDE, ese grupo que tanto nos interesa compararnos de manera permanente, y que lo nuestro no es únicamente un hecho constitucional y/o administrativo, sino sobre todo cultural en cuanto a cómo desde tiempos coloniales, y como herencia española y borbona, hemos dirigido los destinos del país.

Este modelo centralista se está volviendo asfixiante, y está dando importantes muestras de fatiga e injusticia social. Muchos territorios ricos en recursos naturales, no tienen ni si quiera todas sus calles pavimentadas y crecen los campamentos. Otros son centros de dura contaminación ambiental, zonas de sacrificio como Til Til, Huasco o Coronel, pero no reciben una vuelta de mano del Estado central por solucionar la vida de millones de personas, por el contrario se les sigue castigando con nuevos productos contaminantes, gracias a planes reguladores que no contemplan la opinión ni de alcaldes, y menos la comunidad afectada. Nadie está en contra de buscar el desarrollo macro económico, pero no podemos seguir obviando las enormes carencias a nivel regional y comunal, porque finalmente son personas las que las viven y padecen.

Consistentemente vemos que los países más avanzados son mucho más descentralizados que nosotros y entregan grados de autonomía necesaria y controlada, que les permite volverse más competitivos y ágiles, aprovechando los talentos existentes, dejando de esperar las respuestas que provienen de un funcionario político y burócrata, que muchas veces desconoce la vida cotidiana del lugar.

Si Santiago sigue creciendo, atomizamos el país en ese lugar, en vez de tener polos de desarrollo atractivos en otras partes, que incentiven a la gente a asentarse en esos lugares y echar raíces, la misma concentración excesiva de gente, es una de las razones de marginalidad y abandono. Más centros de estudios regionales, pensamiento estratégico y fortalecimiento de la institucionalidad del territorio darán como fruto un mayor balanceo, en el amplio sentido del concepto, y diversificación las tareas y recursos a nivel país.

No diría que nuestro estado es pequeño, pero si a lo menos de brazos cortos que les cuesta llegar a la periferia y a las zonas menos densas, obligando entonces a muchos de ellos a emigrar a lugares que le brinden servicios básicos, que increíblemente en pleno siglo XXI y con un per cápita de USD25.000 aún no existe.

Finalmente, apelo a una cuestión casi emocional, para que en estos momentos tan complejos para todos, contemos efectivamente los alcaldes con más herramientas que nos permita apoyar y acompañar a nuestros vecinos, por supuesto sin tener que pasar por la “buena voluntad” y decretos de los escritorios de Santiago.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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