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Derecho a no emigrar

Por: Ricardo Ramírez Basualdo


Señor Director:

A propósito de la masiva llegada de migrantes a la comuna de Colchane, la solución al problema migratorio no es una zanja que divida y cierre las fronteras, al estilo de muros que han querido ser levantados para cerrar el horizonte común que sólo logra dejarnos encerrados en nosotros mismos.

Si bien es cierto que, para entregarle una mayor dignidad a los migrantes, es necesario desarrollar políticas públicas internacionales y nacionales que permitan y garanticen el derecho a emigrar hacia tierras hermanas en busca de ayuda y de mejores oportunidades; no es menos cierto que también se debe garantizar el “derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra” (Fratelli Tutti, 38). Se debe resguardar el derecho a encontrar en ella protección, oportunidades y todo lo necesario para el desarrollo integral de la persona. Además, se debe recordar que, al salir una persona hacia otro país o continente, buscando mejores oportunidades, no solamente se desgarra la vida de quien que emigra, sino también a familias y sociedades enteras que se quedan en la patria. Sin negar tampoco el aporte a la cultura y a la sociedad que se produce gracias a las migraciones. Por ello considero necesario que, frente a problemáticas de inmigración, no debemos considerar el problema como si fuera de “ellos”, sino de “nosotros”, como hermanos de una misma casa común.

 

Ricardo Ramírez Basualdo

Profesor de la Academia de Líderes Católicos

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