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Las urgencias educativas que nos plantea la pandemia Opinión

Las urgencias educativas que nos plantea la pandemia

Andrea Osorio
Por : Andrea Osorio Directora Aprendizaje para el Futuro Fundación Chile
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Una nueva ola de altos contagios por Covid-19 tiene al 70 % del país una vez más en cuarentena, la dinámica de aprendizaje de los y las estudiantes deberá apoyarse nuevamente en herramientas digitales y de conectividad, en los espacios que se cuente con ello (75 % de los hogares con más ingresos cuenta con banda ancha y sólo el 24 % de los más pobres), y en otros, será el compromiso profesional de docentes y directivos el sostén para organizar el envío de materiales de manera impresa a los hogares. Sin duda que esta situación nos deja en un complejo escenario respecto de nuestra urgencia de avanzar en acortar brechas, tal como lo demuestran los datos del estudio “Impacto del Covid-19 en los resultados de aprendizaje y escolaridad en Chile”, desarrollado por el Mineduc y el Banco Mundial en agosto del 2020: sólo el 40 % de los estudiantes en Chile ha podido continuar sus procesos de aprendizaje a distancia.

La experiencia del año pasado con el cierre de las escuelas nos dejó importantes enseñanzas: constatar que no tenemos las capacidades como país y como sistema escolar para sostener procesos de aprendizajes de forma remota y al mismo tiempo ver la capacidad de respuesta de las y los docentes en creatividad, colaboración y comunicación. Estos últimos resaltaron como elementos claves en las comunidades escolares para poder continuar su labor, en un contexto tan distinto al habitual para el mundo escolar.

Un ámbito en el que debemos seguir aprendiendo y mejorando se refiere al tipo de “clase” que se debe promover, en estas condiciones, para asegurar el aprendizaje. Se hace necesario pensar en dinámicas pedagógicas que estimulen “el hacer” de niños y jóvenes en casa de manera autónoma, que las y los convoque a investigar y crear, a partir de situaciones cotidianas. No podemos seguir pensando en la clase tradicional en la que el adulto habla y la audiencia escucha, pues lo que ya era complejo en la modalidad presencial, a distancia no es viable.

La priorización curricular nos dio la oportunidad de flexibilizar el curriculum en Chile, concentrando la acción educativa en aquellos objetivos de aprendizaje que responden a tres principios básicos definidos por el Mineduc: seguridad, flexibilidad y equidad. Estos principios también pueden ser utilizados para pensar las estrategias de enseñanza. Ello implica un conocimiento específico de los y las estudiantes y sus condiciones de vida, para proponer actividades realizables, accesibles como, por ejemplo, analizar noticias, sucesos contemporáneos importantes; generar proyectos para resolver problemas cotidianos o prototipos para pensar en problemas país, como lo es el desarrollo de las ciudades. Actividades que provoquen la participación de los y las estudiantes y que, aun en estas condiciones, logren motivarles con su proceso de aprendizaje.

Se requieren procesos formativos y de apoyo a los equipos docentes y directivos para el diseño de estrategias de enseñanza a distancia o en modalidad mixta. También se debe contemplar la evaluación, dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje, como una herramienta que permite tanto a docentes como estudiantes reconocer avances e identificar espacio de mejora. Para ello, es fundamental incluir procesos de retroalimentación, con pautas, técnicas y espacios definidos para la reflexión y análisis de lo realizado, en los que los y las estudiantes avancen en su conciencia respecto de lo que aprenden y lo que requieren aprender, aspecto clave para el desarrollo de la autonomía en niños.

Esta crisis ha movilizado saberes, experiencia y mucha creatividad por parte de los actores escolares, pero, indudablemente, aún nos queda mucho por construir para avanzar en estrechar la brecha de aprendizajes que se presenta en nuestra sociedad, agravada hoy por la pandemia. En este sentido, debemos seguir construyendo propuestas y puentes para concretarlas, identificando fortalezas y debilidades, generando espacios de confianza y colaboración, utilizando datos y evidencia para la toma de decisiones, con foco en cautelar la adquisición de aprendizajes para todos y todas.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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