Generalmente, se escucha la frase “acá no hay agua”, pero la verdad es que sí hay. Lo que no existe es la tecnología adecuada que permite eficientar de la mejor manera los procesos de operación hídrica. La solución va de la mano de la incorporación de tecnologías de la industria 4.0, la cual contempla una nueva revolución que combina técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes que se integrarán en las organizaciones, las personas y los activos
La desertificación y la sequía son dos realidades que van de la mano y que afectan en mayor o menor medida a todos los países, incluyendo Chile. Ambas circunstancias tienen diferentes consecuencias: la desertificación hace alusión a variadas formas de degradación de los suelos, mientras que la sequía implica una baja importante en los niveles de agua, afectando la forma de vida de las especies y personas que viven en determinada área.
A nivel mundial, la sequía es una realidad que viene afectando desde las últimas décadas del siglo XX. Una zona especialmente impactada es Latinoamérica y el Caribe. De acuerdo con cifras de la Unesco, entre 2000 y 2019 más de 53 millones de personas se han visto afectadas por este fenómeno. Lamentablemente, Chile está en esta misma línea: vivimos una megasequía desde hace más de 12 años. Las causas de los dos fenómenos son variadas y de amplia discusión, siempre asociadas a la intervención humana y a los efectos del cambio climático. Pero la conversación hoy debe girar no tanto en buscar responsabilidades, sino que debemos pensar cómo tomamos los recursos disponibles y hacemos un uso más eficiente de ellos.
[cita tipo=»destaque»]La tecnología es una herramienta que hoy ya está disponible y que puede mejorar sustancialmente el acceso a los recursos hídricos existentes, y si la combinamos con un uso responsable del agua podremos enfrentar desde una nueva perspectiva la sequía y la desertificación que nos aqueja.[/cita]
Debemos cambiar la mirada sobre cómo enfrentar la escasez hídrica. Un ejemplo decidor en esta línea son los Sistemas de Agua Potable Rural, los cuales presentan actualmente serios problemas de abastecimiento hídrico. Más que pensar en soluciones de infraestructura, pensamos en soluciones eficientes, donde la infraestructura existente -pozos, desaladoras y embalses, entre otros- es solo una parte de la solución. Nuestro país necesita invertir en nuevas tecnologías y en innovación para gestionar de mejor manera el agua y los recursos.
Generalmente, se escucha la frase “acá no hay agua”, pero la verdad es que sí hay. Lo que no existe es la tecnología adecuada que permite eficientar de la mejor manera los procesos de operación hídrica. La solución va de la mano de la incorporación de tecnologías de la industria 4.0, la cual contempla una nueva revolución que combina técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes que se integrarán en las organizaciones, las personas y los activos. Esto es tecnologías como IoT, Machine Learning, Inteligencia Artificial y Analítica de Datos, las cuales se adaptan fácilmente a la medida de cada sistema de agua, ya sea a nivel industrial o en sistemas de agua potable, y son capaces de conectar múltiples dispositivos y controladores en plataformas de monitoreo remoto y de fácil uso.
La tecnología es una herramienta que hoy ya está disponible y que puede mejorar sustancialmente el acceso a los recursos hídricos existentes, y si la combinamos con un uso responsable del agua podremos enfrentar desde una nueva perspectiva la sequía y la desertificación que nos aqueja.