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Chile a secas Opinión

Chile a secas

María Ignacia Gómez
Por : María Ignacia Gómez Presidenta Ciudadanos
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Los impactos del cambio climático nos golpean cada vez más fuerte, algo que los científicos previeron hace más de 15 años. De acuerdo con las últimas investigaciones y el reciente reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en el que participaron 234 científicos de todo el mundo, las condiciones solo se irán agravando. No hay mejoría en el horizonte si no efectuamos cambios radicales.

Sabemos que más del 65% de la población nacional estará expuesta a la debacle climática y que esta golpeará fuertemente al sector agrícola y de servicios sanitarios. Sin ir más lejos, el norte de nuestro país ha sido escenario de intensas precipitaciones, que han afectado a las actividades típicas del Norte Grande. En este contexto, la fuerza del oleaje ha detenido la actividad de pescadores artesanales y la apertura de puertos en el sector costero. En el sur, en tanto, la probabilidad de incendios amenaza a la población circundante, tanto como las inundaciones intempestivas o las olas de frío que dañan las cosechas.

Chile requiere urgentemente de la elaboración de planes de adaptación al cambio climático, bajo una perspectiva de adecuación de la economía a la de un país con aridez permanente. Debemos implementar políticas industriales con enfoque climático, que permitan a la actividad agrícola diversificar sus cultivos, acorde a los ecosistemas, y estimular la producción local y estacional bajo una estrategia nacional de riego que premie la eficiencia en el uso del agua y no subsidie cultivos que requieran de exceso del recurso hídrico.

A su vez, necesitamos una visión agrícola holística, que apoye la agroecología y las innovaciones que faciliten la diversificación de cultivos locales, reforzando con ello la seguridad alimentaria de la población. Urgen, también, políticas industriales que premien la eficiencia en el uso del agua, el reúso eficiente de esta, así como la búsqueda de nuevas fuentes. Del mismo modo, debemos pensar una norma a nivel de la construcción, con enfoque de economía circular, que incluya el reciclaje y tratamiento de agua para usos alternativos.

Por último, es fundamental comprender que con los impactos que estamos viviendo, previstos por el mundo científico, el incremento del presupuesto en las áreas de ciencia, tecnología y humanidades, que nos permitan hacer frentes a los cambios que vienen, no es una opción sino un imperativo.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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