Publicidad
¿Cuándo fue Chile un país liberal? Opinión Créditos: Agencia Uno.

¿Cuándo fue Chile un país liberal?

Agustín Squella
Por : Agustín Squella Filósofo, abogado y Premio Nacional de Ciencias Sociales. Miembro de la Convención Constituyente.
Ver Más

El neoliberalismo es una de las varias ramas del árbol liberal. Una rama que a partir de 1975 empezó a tener éxito no solo en Chile, sino en todo el mundo y en variadas aplicaciones prácticas de sus planteamientos, unas más extremas, otras menos. Lo raro es que, con esa evidencia ante sus ojos y con una temprana y hasta paradigmática aplicación en nuestro propio país, los neoliberales locales nieguen la existencia del neoliberalismo y se hagan pasar simplemente por liberales.


La verdad es que Chile nunca ha sido un país liberal. En el siglo XIX, el liberalismo fue contenido por la doctrina oficial de la Iglesia católica, y en el XX por el avance de las ideas socialistas y, más tarde, marxistas. La primera de nuestras Constituciones Políticas digna de ese nombre –la de 1828– fue considerada “liberal”, explícitamente, pero duró apenas dos años. Las constituciones posteriores, de 1833, 1925 y 1980, fueron poco o nada liberales, especialmente la tercera de ellas, que solo tomó del liberalismo la libertad de iniciativa económica, pero ninguna de las demás. Si usted piensa en la libertad de conciencia, de expresión, de prensa, de tránsito, de reunión, de asociación, ¿no fueron todas ellas suprimidas o cuando menos gravemente cercenadas durante largos diecisiete años, con la complacencia de casi todos los “liberales” criollos, quienes no pusieron reparos a la supresión de tales libertades mientras los dejaran conservar aquella que decía relación con los negocios? La dictadura militar chilena fue entonces antimarxista, antisocialista y antiliberal, como también antisocialcristiana, puesto que su declarado catolicismo llegó solo hasta el límite del pensamiento político, económico y social de la iglesia del mismo nombre.

A partir de 1975, lo que se impuso fue el neoliberalismo, y no solo hasta el término de la dictadura, que lo aplicó a rajatabla, sino hasta bien entrados los gobiernos de la Concertación, aunque estos últimos de manera mucho más recatada. La Concertación de Partidos por la Democracia no fue neoliberal, pero hizo suyas algunas lógicas de ese tipo, consciente o inconscientemente, de manera que el pensamiento socialdemócrata y el socialcristiano que la integraban empezaron a decaer lenta, pero sostenidamente, hasta llegar al punto que conocemos hoy: por desgracia, unos huérfanos que nadan desesperadamente en el mar de la política nacional y que tratan de subir a cualquier balsa que se encuentre más o menos cerca, cuando no optan por intentar construirse una nueva balsa, careciendo de suficientes brazos para ello y en medio de la desconfianza de sus excamaradas.

Lo cierto es, sin embargo, que la deliberada o inconsciente conversión de muchos socialcristianos y socialdemócratas a algunas importantes lógicas neoliberales se produjo mucho antes, cuando ambos sectores eran gobierno. Cayeron redondos, porque quisieron o porque no lo advirtieron, desarrollando incluso una cierta seducción por los ricos, sus modos de vida y sus posesiones. Y, desde luego, por los buenos empleos que dependían de aquellos.

El neoliberalismo es una de las varias ramas del árbol liberal. Una rama que a partir de 1975 empezó a tener éxito no solo en Chile, sino en todo el mundo y en variadas aplicaciones prácticas de sus planteamientos, unas más extremas, otras menos. Lo raro es que, con esa evidencia ante sus ojos y con una temprana y hasta paradigmática aplicación en nuestro propio país, los neoliberales locales nieguen la existencia del neoliberalismo y se hagan pasar simplemente por liberales. Debe ser porque se trata de la rama más discutida del liberalismo, hasta el punto de que no faltan liberales con la opinión de que el neoliberalismo no es siquiera una parte o rama del liberalismo, sino una traición a este. Imposible no pensar en este momento de una de las canciones de Serrat, en que el notable cantautor habla de “presumir ser liberal”.

Bueno, y así estamos, casi siempre ignorantes de nuestra propia realidad y contando y contándonos cuentos acerca de nosotros mismos. No hemos sido liberales, solo neoliberales, y por largo tiempo, del mismo modo que, sin haber tenido jamás nobleza, Chile tampoco ha tenido aristocracia, sino solo un puñado de gente muy rica.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias