Opinión
Cómo no celebrar la voluntad de avanzar en materia de cuidados y el aumento de recursos en un 20% del Presupuesto Nacional 2024 en cuidados, pero cuando un presupuesto es tan escaso, un aumento de un 20% resulta no ser tan significativo.
El viernes pasado, un medio informativo titula “Impacto en Cerrillos por hallazgo de cadáver: mujer habría muerto hace 6 años”. ¿Cuánta soledad y cuánta indiferencia se deben conjugar para que esto ocurra?
La situación de vulnerabilidad en que viven muchos ciudadanos que requieren apoyos y cuidados es alarmante, entre ellos, muchos sin red familiar y otros con familias que no pueden por sí solas asumir el cuidado. Es evidente que el modelo tradicional de descansar el cuidado solamente en la familia, y mayoritariamente en la mujer, está agotado, la evidencia es concluyente respecto de una demanda en aumento y una oferta tradicional de cuidado cada vez más reducida.
Cómo no celebrar la voluntad de avanzar en materia de cuidados y el aumento de recursos en un 20% del Presupuesto Nacional 2024 en cuidados, pero cuando un presupuesto es tan escaso, un aumento de un 20% resulta no ser tan significativo. Y, entonces, a pesar de estar respondiendo a este tema como nunca en nuestra historia, la respuesta resulta insuficiente respecto a la magnitud del problema.
Esto es un tema de derechos, sin lugar a dudas de civilidad y cohesión social, también de eficiencia de gasto público. Cada vez se hace más crítica la situación de las camas hospitalarias ocupadas por personas que se quedan por motivos sociales en el hospital por no tener quien las cuide.
En la Región del Biobío, si se juntaran todas las camas sociosanitarias, se ocuparía la totalidad de un hospital. Claramente el costo de una cama hospitalaria es muchísimo más alto que el de plaza en residencia o una vivienda con cuidados y esto es una muestra de que, mientras más nos demoremos en avanzar en crear dispositivos de cuidados, la necesidad de ellos desbordará los dispositivos sanitarios, con la consecuencia en materia de trasgresión de derechos de las personas recluidas en un hospital y los altos costos de un modelo residencial hospitalario.
La necesidad de dispositivos de cuidados golpea a los equipos de salud local, también a los de las direcciones sociales, las regiones buscan maneras de abordar el problema y desgraciadamente pierden en este presupuesto herramientas para hacerlo, el Gobierno pone en la agenda la necesidad de un sistema de cuidados, la voluntad expresa está, sin embargo, un sistema de cuidados determinará su cobertura y capacidad por los recursos con que cuente y, a la fecha, cuenta con muy pocos.
He aquí otra razón para avanzar en una mayor recaudación fiscal, no podemos seguir muriendo sin que nadie se entere ni condenar, a quienes habitan la soledad, al abandono y a la indiferencia social.
