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8M: avanzando hacia una política de la equidad desde los movimientos sociales

Por: Macarena Cifuentes Tapia


Señor Director:

Las últimas semanas hemos vivido un nuevo despertar de la ola feminista a partir de las múltiples actividades asociadas a la Huelga General Feminista del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Las redes sociales explotan con eventos y artículos relacionados a temáticas de igualdad de género y feminismo, e incluso se ha llegado a un consenso social acerca de la urgencia por resolver las demandas levantadas por mujeres y disidencias sexuales en materia de trabajo, educación, derechos reproductivos, territorio, migración, violencia, y aborto.

Es interesante observar que la sociedad ya está en un camino reflexivo que permite comprender la urgencia de trabajar en estas demandas, pero eso depende directamente del diseño de políticas públicas que garanticen equidad, y de plantear un real compromiso con propuestas de organismos estatales y las autoridades de Gobierno. De todas maneras, es desde el mismo movimiento feminista que se visibilizan estas problemáticas y se ejerce presión para concretar un trabajo efectivo desde el sector público.

Hemos visto durante el último año, que desde diferentes sectores del mundo político se plantean cronogramas de trabajo, se construyen propuestas, y se prometen reformas que pretenden solucionar la inequidad, desigualdad e injusticia de género. El problema radica en que éstas son injusticias perpetuadas por siglos, pero constantemente visibilizadas por las mujeres y disidencias sexuales y que, si no fuera por ellas, la desigualdad de género perduraría en la comodidad de lo que no se hace público.

Es curioso que después de todo el trabajo realizado por el Movimiento Feminista tras las movilizaciones del año 2018, el esfuerzo por plantear reformas obligando a reflexionar tanto a la sociedad como al gobierno actual, y tras haber conseguido un apoyo social transversal, sea el mismo Gobierno el que esté criticando la Huelga General Feminista de este 8 de Marzo. Es totalmente inaceptable que la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género cuestione la huelga desde el argumento de ser “una bandera de lucha politizada […] como una plataforma más bien de articulación de un sector de la oposición”, siendo que históricamente el movimiento feminista se plantea desde “lo personal es político”, muy ajena la idea de una política partidista.

Por otra parte, diferentes integrantes del Gabinete manifiestan su apoyo a los dichos de la Ministra con declaraciones del tipo: “alguien está aprovechando la causa de la mujer para otros fines […] lo han politizado y no tiene sentido”, o “no hay que hacer huelga, los derechos de la mujer se consiguen entre todos”. Incluso el mismo Presidente Sebastián Piñera ha señalado acerca de la Huelga General, que “no es necesaria porque su causa está asumida por nuestro Gobierno en su totalidad. Por lo tanto, hagamos fuerza para corregir estas cosas y no tratemos de provocar”, acusando una instrumentalización del movimiento.

Estas declaraciones son por lo bajo, inquietantes, ya que no solo intentan despolitizar demandas históricas del movimiento feminista, sino que también pretenden transmitir un supuesto trabajo por erradicar la desigualdad de género. Solo en materia laboral, este supuesto avance hacia la equidad es contrarrestado por las cifras oficiales. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), solo durante el período de Noviembre 2018 a Enero 2019, la tasa de desocupación en hombres corresponde a un 6.2%, mientras que en las mujeres, es de un 7.5%. Al mismo tiempo, la brecha salarial entre hombres y mujeres durante el 2017, fue de un altísimo 29.3%, es decir, las mujeres seguimos teniendo un menor acceso al trabajo y además, se nos sigue pagando mucho menos.

Así, las declaraciones emitidas desde el Gobierno, y las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadística no tienen correlación alguna en la práctica, de hecho, fortalecen la necesidad de una paralización lo suficientemente potente para que las demandas feministas sean consideradas como materia prioritaria. Además, dichas declaraciones dan cuenta de la nula carga histórica que se le está adjudicando al Movimiento Feminista por parte de las autoridades, ya que todo derecho actual de las mujeres, se ha conseguido a través de movilizaciones, huelgas y siglos de lucha organizada.

Finalmente, el llamado es a fortalecer estas instancias de Huelga General Feminista desde la organización, pero también como un mecanismo de autodeterminación de las mujeres y disidencias sexuales, donde la construcción de nuevas relaciones permita levantar proyectos transformadores desde todos los territorios. Que nuestra organización no se centre exclusivamente en demandas que posteriormente serán despolitizadas por las autoridades, sino que sobre todo sea una organización para transformar nuestros territorios y determinar libremente nuestro futuro.

Macarena Cifuentes Tapia

Antropóloga. Coordinadora del área de Feminismos y Educación en Kutral

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