Señor Director:
El poder es sin duda una preocupación fundamental en las relaciones que se establecen en las sociedades humanas y también entre muchos animales. Los caminos que toma el poder hoy se puede alejar mucho de lo que la democracia exige o supone.
Para Max Weber la sociedad moderna está amenazada por la creciente concentración del poder dentro de las organizaciones. Su discípulo, Robert Michels, plantea que aunque muchos lideres son elegidos democráticamente, existe la tendencia a que las organizaciones modernas queden bajo el control de reducidos, pero poderosos grupos de interés o de personas que no tienen las competencias necesarias. Esto lo podemos comprobar a nivel de las naciones, las corporaciones económicas y también en las universidades, donde la USACH es una clara expresión de ello.
Es el propio Tribunal Electoral Metropolitano el que determinó que las elecciones realizadas para elegir Rector en la USACH, estaban deslegitimadas por impedir que los profesores horas participarán en dicha elección. Por ello resuelve que el Rector Zolezzi, debe cesar inmediatamente en sus funciones y convocarse a nuevas elecciones en los próximos 30 días. Las engorrosas apelaciones y las triquiñuelas jurídicas han dilatado el cumplimiento de este fallo unánime.
Desde la sociología una de las maneras como se entiende el “poder”, es como la capacidad de un sector de ejercer un dominio hegemónico sobre uno y/o varios individuos y como la habilidad de influir sobre uno y/o varios individuos. En el caso de la Usach hay un rector, que en nombre de la democracia y la defensa de la Universidad Pública se enquista en el poder y le niega a sus opositores el derecho a la crítica. Nuestra actual autoridad, los trata de mal intencionados y de dañar la institución, impidiendo el debate sereno y constructivo.
Quien detenta el poder absoluto en esta universidad, por tantos años, ha desarrollado la “habilidad” de generar la adhesión de muchos y por muchas diversas razones. Desde la psicología social, se encuentran algunas explicaciones en lo que se ha denominado la “desesperanza aprendida”, que lleva a muchos de los integrantes de la comunidad universitaria a una apatía e indiferencia, porque creen que no es posible cambiar y terminan por no preocuparse de los problemas de la universidad y a conformarse con “el diablo conocido”, siendo muy pocos los que son capaces de vencer su inercia y su miedo a la autoridad.
Se le atribuye a Luis XIV de Francia la célebre sentencia de “El Estado soy”, Esta frase me ha resonado en los últimos días cuando el Sr. Juan Zollezzi, quien ejerce el cargo de Rector de nuestra Universidad, frente a las críticas que le han planteado públicamente un grupo de académicos responde con un llamado “a rechazar todo tipo de instrumentalización orientada a intereses políticos electorales individuales y destructivos de las organizaciones internas”.
¿Por qué habría personas con un interés destructivo de las organizaciones internas? ¿Seremos los mismos “malos chilenos” que buscábamos destruir el país en los tiempos del capitán general, cuando criticábamos su dictadura?
La Universidad de Santiago es una buena universidad que ha salido adelante más allá y a pesar de las autoridades que ha tenido, pero por cierto sería una mejor institución, con mayor democracia, transparencia y con mayor control sobre las autoridades unipersonales.
El Sr. Zolezzi, se aferra al poder con todos los recursos con que cuenta, (que son muchos) los que le otorga el control sobre las empresas relacionadas de la Universidad) además del todopoderoso estatuto DFL 149 heredado de la dictadura militar, que cuando fue candidato por primera vez prometió eliminar en seis meses, como también prometió no ir a una reelección.
¿Por qué se aferra al poder? ¿Por qué pagamos caros abogados para objetar el fallo del Tribunal Electoral? ¿Por qué negarse a una nueva elección? si en televisión aseguró que si había que repetir las elecciones él las ganaría y más de una vez. ¿Qué pierde el Sr. Zolezzi si pierde el poder? ¿Sueldo? ¿Privilegios? ¿Capacidad de hacer más grande nuestra Universidad? Pero si eso no ha ocurrido en 13 años ¿Qué nos puede hacer pensar que lo hará en un futuro? El listado de realizaciones con las que defiende su gestión es insignificante para lo que se podría esperar de 13 años de poder absoluto, es cosa de mirar el bajo estándar de nuestra infraestructura (contadas excepciones) y de nuestra pesada, vertical y retrasada institucionalidad que favorece la corrupción, (botón de muestra edificio EDOC) prácticas clientelares y el abuso de poder en casi todos los niveles.
¿Cuál es el proyecto de Universidad? ¿Acreditar por siete años? ¿Tener más publicaciones indexadas? ¿Representa eso una visión de futuro? ¿Cuál es la mejor forma de enfrentar un presente y futuro de acelerados cambios científico-tecnológicos? ¿Es la actual estructura de reinado medioeval, con compartimientos estancos y verticales como son las facultades la mejor manera de enfrentar un tiempo donde la interdisciplina y transdisciplina y las relaciones más horizontales entre las partes involucradas son fundamentales para para desplegar la creatividad, valor fundamental de nuestro tiempo? ¿Cuál es el papel de nuestra universidad en temas de justicia social, equidad, desarrollo económico, cambio climático, diversidad cultural, migraciones…?
Ahora las mismas autoridades que buscamos renovar, nos han metido en una camisa de fuerza, con tiempos definidos en un calendario impuesto por el gobierno universitario desde el Consejo Académico. Se nos ha impuesto un apretado calendario para definir el nuevo estatuto orgánico de la Universidad, todo esto en medio de un clima de incertidumbre. Es claro que más allá de lo que se aparenta formalmente, no existe la real voluntad de que nuestra nueva “carta fundamental” surja de un verdadero debate universitario, de un debate claustral, dado que no es posible pensar el futuro en estas condiciones, lo que se espera es buscar la aprobación del proyecto de estatutos del 2008 adaptado a la nueva ley de universidades del estado.
Yo formo parte del Comité Triestamental del Estatuto Orgánico y como tal testigo del lento y dificultoso proceso de involucramiento de la comunidad para abordar esta importante tarea, sin embargo, opte por participar de esa instancia porque “es lo que hay”. Espero y confío, porque no pierdo la esperanza de un mejor futuro para nuestra universidad e invito a todos y todas a sumarse a esta discusión y romper con la cadena del miedo a la autoridad y a la dictadura de un calendario estresante. Invito a mis colegas a vencer la sumisión a la autoridad y a expresar con toda libertad su pensamiento. A vencer el miedo por el bien de nuestra Universidad.
Rodolfo Jiménez Cavieres
Profesor Asociado
Escuela de Arquitectura