Publicidad

Visibilizar la diversidad… pero en serio

Por: Francisca Koppmann K.


Señor director:

A propósito de lo importante que es visibilizar a las mujeres en los paneles de televisión, en política y en todos los espacios de los que han sido históricamente relegadas, se hace relevante también reforzar la idea de lo urgente que es hacerlo con la diversidad en general. Hoy vemos que a pesar del avance que ha registrado Chile en cuanto a protección de derechos, condena a la discriminación, aprobación de paridad de cara al proceso constituyente y progresiva diversificación de espacios de toma de decisión, aún queda mucho por recorrer en lo que a construir una sociedad que valore y visibilice la diversidad se refiere.

La invisibilidad a la que han estado sometidos ciertos grupos– mujeres, personas LGBTIQ+, indígenas, afroamericanos, personas con discapacidad, entre muchos otros – los hace estar en una posición de desventaja estructural, a pesar de que a nivel discursivo haya habido una transformación importante. La historia se ha escrito siempre en base a las vivencias de unos cuantos y ha sido contada por la voz de unos pocos, generando lo que la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie describe como una “historia única”. El relato que escuchamos desde pequeños es uno que protagonizan personajes con ciertas características, rasgos que también comparten quienes detentan posiciones de poder, aparecen en la publicidad o conducen los programas de televisión. Se va configurando así un imaginario individual y colectivo en que no todos son visibles, solo unos pocos. Y para eliminar esa exclusión no solo es necesario incluir la diversidad en el plano del discurso y afirmar que todos tenemos los mismos derechos, sino que es imperativo que esas realidades sean visibilizadas, y lo hagan por medio de quienes históricamente han sido marginados de lo público.

El tener derechos debe traducirse en la posibilidad real de ejercerlos, pues es en ese ejercicio donde se materializa el poder. Mostrar un mundo diverso es mostrar el mundo como es, y que mejor que utilizar los espacios públicos o los medios de comunicación para hacerlo, para darle voz efectiva a quienes siempre la han tenido, pero nunca han sido escuchados. No es más que darle dignidad y derechos reales a sus titulares, por ende no es irracional exigirlo ni es justo tener que pedirlo. La diversidad requiere ser visibilizada para contar la historia de todos y todas, no la de unos pocos, ni la de la sociedad en la voz de los mismos de siempre. Porque no basta con presentarla, la diversidad tiene que ser representada, es ahí donde radica la verdadera visibilización.

Por mucho que prediquemos a favor de la diversidad, no sacamos nada si esta permanece oculta e incapaz de ejercer sus derechos a causa de esa invisibilización. La diversidad define nuestra sociedad y hay que mostrarla, de lo contrario seguiremos perpetuando una caricatura social que solo algunos pueden protagonizar. Recogiendo nuevamente lo señalado por Adichie, “muchas historias importan. Las historias se han utilizado para desposeer y calumniar, pero también pueden usarse para facultar y humanizar. Pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero también pueden restaurarla”. Hoy tenemos la oportunidad de restaurar esas voces, de construir sociedades diversas de verdad, espacios donde lo distinto no sea silenciado porque, tal como se hace difícil educar en diversidad si nuestras aulas no son diversas, si no vemos ni oímos lo que es distinto a nosotros se hace complejo lograr una transformación real. Las estructuras están cambiando y diversificándose constantemente, pero es urgente que eso no quede solo en el papel, porque el papel ha relatado históricamente una sola historia, y ya es hora de que los protagonistas sean otros.

Publicidad

Tendencias