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Aristóteles visita el Congreso Nacional Opinión

Aristóteles visita el Congreso Nacional

Alejandro Reyes Vergara
Por : Alejandro Reyes Vergara Abogado y consultor
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Soñé que Aristóteles venía a Chile y lo invitaban al Congreso.

Se paró al centro y a capela discurseó, con pausas e inflexiones de orador eximio:
¡Honorables parlamentarios! –retumbó la sala-. Hago mías las angustias que sufren. Sé que un reguero de dolor los atraviesa como mil flechas. La enfermedad y el miedo los acosa; la confusión domina sus cabezas; la amargura les duele en sus gargantas; y gran incertidumbre, emoción y hambre abaten sus entrañas. ¿Cómo no estar condolido con ustedes? Quisiera darles los mejores consejos, como los que di a Alejandro Magno y lo alzaron al carro de la victoria.

Les recuerdo tres asuntos esenciales que les ayudarán a superar este dolor.
Primero, mantengan un pensamiento sereno y reflexivo. Sean razonables al tomar decisiones. Atiendan las urgencias de la ciudadanía. Consideren natural en estas circunstancias que los ciudadanos pierdan la compostura, arrasen con las formas, los dominen las pasiones y se les nuble la razón. ¡Pero cuidado! ¡Como políticos a ustedes no les puede suceder! Les toca un rol y responsabilidad distintos que al ciudadano de a pie. Más difícil, noble y elevado.

Ustedes deben conducirlos y liderarlos a ellos, entendiendo sus necesidades y buscando las mejores soluciones. Eso esperan los ciudadanos, para eso los eligieron. Si no ejercen esa función conductora, el pueblo prescindirá de ustedes. Y si dejan de ser reflexivos, serenos y razonables, considérenlo como una afrenta contra sí mismos, porque eso los hace menos humanos, peores políticos e inexistentes como líderes.

Todos somos animales. La diferencia de los humanos con otros animales es ser más racionales, sociales y políticos. Eso nos permitió progresar como especie. Pero si la política, sus instituciones, sus reglas y líderes flaquean, volvemos al dominio de los leones y las serpientes. “Pues así como el hombre perfecto es el mejor de los animales, así también, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de todos.”

Segundo. Den máxima prioridad a la amistad cívica, la concordia y la fraternidad, fundamentales para la estabilidad política y prosperidad de los pueblos. En particular ahora, cuando la desesperación genera una tendencia facilista a la discordia, en ciudadanos y políticos.

Créanme, “la amistad es lo más necesario para la vida; sin amigos nadie querría vivir, aunque poseyera todos los demás bienes. Y parece que es la amistad cívica la que mantiene unida a la polis”.
“La concordia parece ser algo semejante a la amistad, que expulsa la discordia, que es enemistad. Y cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia.”

La amistad cívica permite la cooperación, la cohesión, la paz social y la estabilidad de la república. Ustedes deben batallar juntos contra las adversidades comunes. Desconfíen de los que echan leña al fuego para dividirlos, generar conflictos y polarizar. Hacen un daño enorme. Recuerden lo que he dicho: “¡Cualquiera puede montar en cólera, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo!” Dividir es fácil, es tarea para mediocres que carecen de ideas. Construir concordia, amistad cívica, acuerdos y unidad en la diversidad, es mucho más difícil, tarea para buenos políticos, grandes líderes y estadistas inteligentes que destellan en la historia.

Por último, ejerzan la prudencia, principal virtud política. Nos obliga a decidir valorando distintas opciones, articula las demás virtudes en función de lo concreto y contingente que hay que resolver. La prudencia no es cautela. No. La prudencia es acción. Es la inteligencia virtuosa para alcanzar objetivos éticamente deseables. Revisen que los fines perseguidos sean justos, que los medios sean apropiados, que la decisión sea oportuna, y que las consecuencias futuras sean las perseguidas.

¡Créanme! Confíen plenamente en que la prudencia política, la amistad cívica y el pensamiento reflexivo son la mejor apuesta. Los llevará a ustedes como políticos, a los ciudadanos y a Chile a subir con todo su mérito al carro dorado de la victoria, para superar la adversidad y pasar a la grandeza de la historia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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