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La derrota del gueto Opinión

La derrota del gueto

José Aylwin
Por : José Aylwin Coordinador del Programa de Globalización y Derechos Humanos del Observatorio Ciudadano.
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Los resultados del plebiscito del 25 de octubre  son categóricos. Cuatro de cinco ciudadanos y ciudadanas  quiere una nueva constitución política para Chile. Igual proporción quiere que dicha constitución sea elaborada por constituyentes íntegramente  electos  por ella para estos efectos.

Con este resultado se da inicio a un proceso que pondrá término definitivo a  una constitución  que no solo fue impuesta en  dictadura,  sino que además, no obstante sus numerosas reformas,   estableció importantes limites a una democracia plena y al ejercicio de los derechos humanos, generando exclusiones y desigualdades de todo tipo.

Como sabemos, dicha constitución – y entramado institucional a que dio origen-   mantuvo dichos límites democráticos  como consecuencia de  su trampa fundacional;  el sistema electoral binominal hasta hace poco vigente, y los quórums supra mayoritarios para su  reforma. Todos los esfuerzos por dotarse de una nueva carta fundamental elaborada de manera plural e inclusiva demandados desde hace al menos una década por movimientos sociales, ciudadanos e indígenas, entre otros, fueron inoficiosos. Sus guardianes, siguiendo las directrices de su otrora ideólogo Jaime Guzmán –  quien sostuvo que el objetivo de esta carta era asegurar que los adversarios a la dictadura, de llegar al poder, no pudiesen hacer algo muy distinto de  lo que esta haría en el- se opusieron tenaz y sistemáticamente a ello, así como  también al cambio del entramado institucional derivado de dicha constitución.

Cuando  la cuidadanía se movilizó  el año pasado para visibilizar dichas exclusiones y exigir una nueva constitución elaborada de modo democrático e inclusivo,  gatillando el proceso constituyente que posibilitó el plebiscito de ayer,  los guardianes de la constitución  cuestionaron su legitimidad argumentando que dicho proceso se había sido gestado bajo presión y fuerza.

Los resultados del plebiscito echan  por tierra dicha argumentación, dando cuenta  de manera incuestionable la voluntad de la inmensa mayoría de los y las cuidadanas de dotarse de una nueva carta fundamental, que exprese el consenso de la sociedad y de los pueblos que habitan el país,  elaborada de manera democrática e inclusiva.

Otra cuestión que los resultados del domingo 25 permitieron  identificar , es quienes han sido hasta hoy los guardianes de la actual constitución: son  un reducido grupo de chilenos que residen en las comunas más ricas del país; Las Condes Vitacura, Barnechea, tres de las tan solo cinco comunas donde ganó la opción  rechazo ( las otras dos, Antártica y Colchane, cuentan con importante proporción de  población  militar, lo que podría explicar los resultados en ellas obtenidos).

Este verdadero gueto económico y social, que logró generar o mantener su riqueza al amparo de la actual constitución,  fue derrotado.  Y aunque quienes lo integran  tienen,  al igual que todos los sectores del país,   todo el derecho a  participar en el proceso de elaboración de una nueva constitución política,  es de esperar  hayan aprendido la lección de su derrota; nunca más pueden ni deben, por poderosos que sean,  imponer su visión de sociedad y Estado de manera antidemocrática  a la del  resto de los y las ciudadanas como lo hicieron hasta ahora con la constitución de 1980.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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