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Visibilidad lésbica: “Quien no existe, no tiene derechos”

Visibilidad lésbica: “Quien no existe, no tiene derechos”

Marcia Maldonado
Por : Marcia Maldonado Consejera Nacional CUT, Encargada de Diversidad Sexual CUT. Directora Nacional SIL
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¿Por qué cuesta tanto que las lesbianas asumamos nuestra condición?
La historia está escrita por hombres y para hombres.
La humanidad se rige y se ha regido bajo conceptos de supremacía y sometimiento. Son los hombres los actores principales, quienes poseen los derechos, compiten, gozan y conquistan.
En cambio, las mujeres somos un bello adorno. Las que cuidan, procrean y satisfacen.

¿Entonces qué es una lesbiana?
Muchas mujeres independientes. Libres y luchadoras han sido catalogadas de lesbianas sin serlo. El miedo a la emancipación femenina es el que crea mitos concernientes a su sexualidad, la cual estuvo vetada por siglos.
Una mujer que explora su cuerpo, que toma las riendas de su vida, es una mujer plena.
Y las lesbianas somos eso, personas que tenemos conciencia de ser personas, con libertad y derecho sobre nuestra sexualidad.
Hay lesbianas femeninas y no tan femeninas. Una lesbiana es una mujer que siente un profundo amor por otra mujer. Atracción física y emocional.

¿Pero qué otro factor hace que nos cueste tanto asumir nuestra condición?
Veamos en el ámbito laboral, que es el que me compete.
Cuando entras a trabajar, todo supone tu heterosexualidad. Desde las primeras entrevistas, hasta el tiempo que empiezas a aclimatarte a un trabajo.
Entre las consultas que se hacen, siempre está, el:
¿Tienes familia?
Asumiendo como familia, la familia heteropatriarcal impuesta, esposo e hijos.
Este es una pregunta ambigua. Todos tenemos familia, pero no todos tenemos un matrimonio convencional.
Entonces, de entrada, se asume tu rol como esposa y madre.

Si eres joven, te preguntan:
¿Piensas tener familia?
Otra vez la pregunta es ambigua, familia ya tienes. Mas, obviamente, te están preguntando si piensas embarazarte y tener marido, lo que es doblemente discriminatorio, por un lado, por suponer tu futura maternidad y por otro por asumir tu heterosexualidad inexistente.

Luego en el trajín diario, todo tu entorno laboral necesita saber si estás o no en pareja. Es parte de la convivencia. El problema es que no sabemos como van a reaccionar tu jefatura y tus compañeros y compañeras de trabajo si les dices que eres lesbiana.
Esa incertidumbre genera un stress de llegada, se siente temor y culpa por no cumplir con los parámetros establecidos. Es complicado.

Los primeros días, sobre todo si no eres lo suficientemente femenina, los rumores sobre si será o no será crecen y crecen.

En lo personal, recuerdo haber sufrido muchos actos violentos en una etapa de mi vida donde sentía que mi lesbianismo no debiera importarle a nadie y comprendí de dura manera, que la incertidumbre es aún más peligrosa. Desde un empujón escalera abajo, hasta un “no quiero que esta asquerosa lesbiana se siente a mi lado”.

Fui despedida por ser lesbiana, en tiempos donde no había manera de defenderse ante este acto discriminatorio.

Y empecé a asumir mi sexualidad libremente, sólo para no tener que pasar por el agobiante proceso del será o no será, si me iban a discriminar, insultar o no contratar que lo hicieran de partida.

Mi primera gran lucha la tuve en una industria, en donde tuve que imponerme y defenderme de las constantes humillaciones, críticas, descalificaciones y no me dejé ganar.

Aprendí a defender mi condición y a tener una respuesta ante tanta pregunta absurda e incómoda.
¿Cómo lo hacen?
¿Quién hace de mujer y quien de hombre?
¿Te depilas?
¿Tuviste una mala experiencia con un hombre?
¿Te violaron cuando niña?
¿Tus padres son separados?
¿Tienes orgías?

Y las afirmaciones.
– Tú no eres lesbiana, eres rebelde.
– Se te va a pasar.
– Aún no has conocido al hombre que te haga feliz.

Y las frases inadecuadas.
– Te voy a hacer mujer (dicha por un hombre)
– A mí no me mires (dicha por una mujer)

Entendí que la visibilidad era fundamental, comprendí la importancia de ser disidencia en el trabajo. De decir, no, no tengo esposo y nunca lo tendré y si, si amo a una mujer y es algo que no debe interferir con mi trabajo, júzguenme por mi labor, por mi desempeño y por mi compromiso con la empresa, lo demás es parte de lo que soy.

Marcia Maldonado,
Directora Nacional SIL
Consejera Nacional Cut – Encargada de Diversidad Sexual

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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