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La corrupción paga doble

La corrupción paga doble

Félix Mora
Por : Félix Mora Coordinador de la Red Plurinacional de Juezas y Jueces de las Américas.
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Con estupefacción y vergüenza por lo sucedido recientemente en el Senado, donde nuevamente, a través de uno de sus honorables, hemos sido testigos de una absoluta falta de respeto por la institución y por los ciudadanos y ciudadanas de Chile. Donde hemos sido testigos de cómo el senador Juan Castro Prieto le permitiera a Francisco Muñoz, más conocido como “Pancho Malo” (no llamado así precisamente por sus bondades), participar en la llamada “mesa paralela” del proceso constituyente; mesa que está compuesta por representantes del PDG, Republicanos e Independientes.

Estos “honorables” que se encuentran abocados a buscar todos los mecanismos posibles para tergiversar y reducir a su mínima expresión la realización de una nueva Convención Constitucional, hoy permiten a individuos como Pancho Malo plantear sus “ideas” como miembros de la sociedad civil.

¿Quién es el Senador Juan Castro Prieto? De acuerdo a Ciper Chile (en una investigación periodística de Gabriela Pizarro y Fernando Vega), es militante a Renovación Nacional y como exalcalde de Talca, entre 2008 y 2016, enfrenta acusaciones graves de cohecho, llevando a cabo negocios privados con proveedores del municipio, simulación de viajes oficiales al exterior cuando era financiado por empresas y por adjudicar contratos en licitaciones irregulares.No obstante estos graves cargos, por los que fue imputado, el Juzgado de Garantía de Talca aprobó la suspensión de la causa por dos años, algo sumamente grave considerando que también realizó ventas de terrenos a la empresa CTS tras ampliar su contrato de aseo con el municipio. Uno de los dueños, Christian Tizza, también formalizado, fue uno de los beneficiados, dado que su empresa de aseo recibió $ 5.700 millones de la Municipalidad de Talca y ahora deberán pagar la suma de 5 millones al municipio y tres millones a un hogar de ancianos.

Hay mucho más que denunciar, pero lo cierto es que la corrupción ha permitido obtener grandes ganancias y hoy estos personajes ocupan altos cargos de representación popular.

El senador Juan Castro dijo desconocer el prontuario de Pancho Malo. Este senador, al amigo del fútbol, habría que informarle que Muñoz se hizo conocido como «Pancho Malo», líder de la barra brava de Colo Colo, la «Garra Blanca», y es conocido por protagonizar cuatro detenciones, las que aparecen en el sistema de «antecedentes personales» de Carabineros. Panchito siempre las ha negado.

Eso sí, su primera detención no aparece, porque ocurrió cuando estaba aún vigente la justicia antigua. Sucedió el año 2000, cuando fue detenido, y posteriormente condenado, por el homicidio de un joven en la comuna de Vitacura, durante una riña.

El año 2006, ya con la justicia actual, Muñoz volvería a ser detenido, esta vez por desórdenes públicos en la comuna de Las Condes, donde junto a un grupo de barristas provocaron una serie de incidentes en calle La Gioconda con Américo Vespucio. Cuatro años más tarde, en el año 2010, fue detenido por violencia en los estadios, durante un cotejo en el Estadio Monumental. Ese mismo año, fue imputado por el delito de amenazas. El año 2011, fue detenido por “oponerse a la acción de la autoridad” en medio de los desmanes que protagonizó la Garra Blanca cuando intentaba llegar al estadio San Carlos de Apoquindo, en Las Condes, y el 2012 fue detenido por el delito de desórdenes durante espectáculos públicos, en el Estadio Bicentenario de La Florida.

Conocida es la amenaza que recibió el año 2010 el entonces delantero «albo» Carlos Muñoz, de parte de Panchito, a quien le dijo –según sus declaraciones a radio ADN– que «no se hacía responsable de lo que me pasara”. Él y su Team Patriota acosaron al presidente de la UDI, Javier Macaya, y a otros parlamentarios en la comuna de Las Condes.

Este simpatizante de la Fundación Pinochet, se declara patriota y representante de un movimiento ciudadano, donde llamó en la mesa paralela a mantener la Constitución del 80 sin cambios y afirmó que Chile en este momento no se encontraba listo para un nuevo proceso.

El otro hecho, (la guinda de la torta), que marcó la jornada fue la gresca que protagonizó el diputado del PDG, Gaspar Rivas, quien en primera instancia no estaba participando en la reunión, que al final tuvo que hacer forzadamente abandono de la reunión…

¿Quién es Gaspar Rivas? Este diputado, ex Renovación Nacional, perteneciente ahora al PDG, fue desaforado el 22 de julio de 2016 por la Corte de Apelaciones de Santiago, y el 28 de diciembre del mismo año, se dictó una condena de 180 días de presidio menor en su grado mínimo. En el pasado presentó un proyecto que buscaba prohibir las “preguntas hostigosas de los periodistas”, es decir, que estos insistieran de forma “invasiva e imprudente” con los cuestionamientos a una fuente cuando esta ya había expresado no querer ser entrevistada. La iniciativa, que modificaba la Ley 19.733 sobre “Libertades de Opinión e Información y ejercicio del periodismo”, establecía multas entre 1 y 3 UTM para los profesionales que vulneraran la norma. En septiembre de 2010, cuando el Gobierno de Sebastián Piñera llevaba solo seis meses al mando, Rivas –que en ese entonces todavía militaba en Renovación Nacional– propuso un proyecto que permitía la reelección inmediata del Presidente de la República. Estos hechos que se repiten demasiado a menudo, hacen que la ciudadanía pierda la confianza en los que nos debieran representar en beneficio de toda la sociedad.

Se hace más que necesario un llamado a defender nuestra Democracia, los partidos políticos democráticos, en especial aquellos que en un pasado sus militantes dieron sus vidas, miles fueron torturados y perseguidos por defender la democracia, deben salir al paso de estos vergonzosos actos, impidiendo el desmoronamiento de nuestras instituciones, con representantes que con abusos, presiones y con antecedentes criminales están pavimentando el camino a que minorías pretendan determinar el curso de la historia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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