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¡Chile no puede llegar tarde al Día Q! Opinión

¡Chile no puede llegar tarde al Día Q!

Paulina Assmann
Por : Paulina Assmann VP startup SeQure Quantum. Universidad de Concepcion, Mentora Provoca Aui/Nrao, Centro de Astrofísica y tecnologías Afin.
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La carrera por liderar la investigación en tecnologías cuánticas está desatada, y 17 países de todos los continentes, excepto Latinoamérica y África, ya están destinando US$ 30 billones al sistema que promete reemplazar los bits por qbits. Chile tiene todo para sumarse: científicos, empresas cuánticas y empresas con necesidades. Solo falta apretar un botón, el de la decisión política, para que no nos pille desprevenidos el Día Q.

El Día Q, así han denominado los expertos a la fecha en que los primeros computadores cuánticos a gran escala sean capaces de factorizar los grandes números primos que subyacen a nuestros sistemas de cifrado, como los que se supone protegen nuestras cuentas bancarias, mercados financieros e infraestructura vital.

La Q es por Quantum mechanics, que es el nombre en inglés para la teoría que describe las propiedades de los átomos y las partículas subatómicas.

El proceso es mandatorio: EE.UU pasó en diciembre de 2022 la Quantum Computing Cybersecurity Preparedness Act, ley que obliga a los organismos federales a fortalecer su seguridad digital usando tecnologías cuánticas. Con esto, este país busca ponerse al día y responder a los nuevos desafíos que plantea el acelerado desarrollo de esta tecnología, que promete revolucionar la informática del mismo modo que la adopción de la electrónica y el bit digital hicieron desaparecer las tarjetas perforadas y las calculadoras con engranajes.

No es el único. Hoy, según un reporte del World Economic Forum, un total de 17 países destinan más de US$30 billones en investigación sobre computación cuántica. A la cabeza China, con poco más de la mitad, y también otros como Rusia, con casi US$650 millones.

“Esta Ley se aprobó justo a tiempo”, dicen los analistas de seguridad digital en EE.UU., a la vista del ritmo que imponen los adversarios de este país.

Y es que se estima que un computador de base cuántica será capaz de quebrar los más avanzados sistemas de ciberseguridad en breve lapso: apenas en 2030.

Una aclaración desde la ciencia. Crackear o hackear un sistema digital electrónico, es solo una cuestión de capacidad y tiempo, desafío tecnológico. Ante la amenaza de accesos no autorizados, las empresas y gobiernos interesados en resguardar sus datos, los de sus clientes o ciudadanos, levantan murallas cuya principal característica es que son laboriosas para desarmar. No impenetrables.

Un sistema que explote las propiedades de la física cuántica puede sencillamente desactivarse o bloquearse cuando un agente no autorizado lea un dato. La diferencia es abismante.

Otras áreas también son promisorias. En un mundo en que la capacidad de procesamiento es sustancialmente mayor, habrá avances en modelaciones del clima, ciencia de materiales o desarrollo más rápido de fármacos modelando procesos moleculares complejos.

Chile está dentro de la lista de 150 países que no invierten en esta área como una prioridad, y es lamentable. Actualmente hay empresas, como SeQure –que encima es de la Región del Biobío–, que ya están entregando productos al mercado, hay estudiantes e investigadores ganando hackathons organizados por IBM, entre otros.

Esto es relevante. El país no solo cuenta con investigadores capacitados en física cuántica, sino que también ha dado el paso que sigue.

Hay que aprovecharlo, así como lo hicimos con Astronomía, y entrar de lleno en lo que se ha denominado la Década Cuántica, antes de que tengamos que convertirnos, como tantas veces en la historia de Chile, en importadores de tecnología.

El único paso que falta es una política adecuada, apretar el botón Q para que el país entre en la carrera.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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