Publicidad
Estamos de rodillas DEPORTES

Estamos de rodillas

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
Ver Más

La famosa Ley de Violencia en los Estadios literalmente no ha funcionado. Estadio Seguro, tampoco. Los dirigentes del fútbol chileno están de rodillas ante un grupo de violentos que tienen secuestrado al fútbol. Ir el estadio, hoy, es una aventura peligrosa e incómoda. Y me pongo en el lugar de madres y padres que sí aman el fútbol y les encantaría asistir con sus hijos, pero el riesgo es demasiado alto. Bengalas, tronadores, fierros, armas blancas y piedras, son los elementos habituales que pueden coexistir en un partido de fútbol. Todos prohibidos, pero existentes fecha a fecha.


En 1988, en San Fernando, Club de Deportes Colchagua recibía a Universidad Católica por la desaparecida Copa Digeder, hoy la Copa Chile. Con mi padre fuimos al estadio, para ver en acción a jugadores que habitualmente por esos lares no se ven a menudo. Mientras se jugaba el partido, con los insultos propios contra el arbitraje y los rivales, un chuico de vino pasó muy cerca de nosotros y cayó a solo metros de la banca visitante.

Mi padre, don Germán, amante del fútbol lírico y de los años 60-70, me dijo:

-Nos vamos, así no se puede ver el fútbol tranquilo. No vengo más a un estadio. Yo tenía 15 años y esa escena me quedó marcada a fuego, porque cumplió su palabra y pasó una década para que pudiéramos volver a ver un partido juntos. Él en la grada, yo en cancha trabajando en la despedida de Iván Zamorano de la Roja.

Y por qué me acordé de esta escena, porque lamentablemente hoy el fútbol chileno está de rodillas ante la violencia. Las últimas imágenes en el partido de Colo Colo ante Monagas, además de ser fuertes por la violencia misma, nos llevan a la misma sensación de siempre y que no tiene reparos ni luces de poder querer arreglarse.

La famosa Ley de Violencia en los Estadios literalmente no ha funcionado. Estadio Seguro, tampoco. Los dirigentes del fútbol chileno están de rodillas ante un grupo de violentos que tienen secuestrado al fútbol. Ir el estadio, hoy, es una aventura peligrosa e incómoda. Y me pongo en el lugar de madres y padres que sí aman el fútbol y les encantaría asistir con sus hijos, pero el riesgo es demasiado alto. Bengalas, tronadores, fierros, armas blancas y piedras, son los elementos habituales que pueden coexistir en un partido de fútbol. Todos prohibidos, pero existentes fecha a fecha.

¿Cómo ingresan estos elementos? ¿La seguridad se cumple a cabalidad? ¿El derecho de admisión es riguroso? Todas preguntas que nadie responde. Los dirigentes hablan que invierten en seguridad y, sin embargo, sigue pasando. El tema es que no hay voluntad estricta de todas las autoridades para poner freno a esto y la solución de cerrar o clausurar sectores no es la solución. El problema no es el recinto donde se juega, son los violentos, que todos sabes quiénes son.

Estamos de rodillas ante la violencia, que no es solamente un problema del fútbol. Nuestra sociedad vive días muy violentos a todo nivel y claramente vamos en una espiral que es más que preocupante.

Son casi todos los equipos chilenos que están en esta situación. Y la verdad no se ven soluciones reales a mano. No existe la voluntad. Por eso estamos de rodillas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias