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Cuenta Pública: menos ensayos y más certezas Opinión

Cuenta Pública: menos ensayos y más certezas

Marco Moreno Pérez
Por : Marco Moreno Pérez Decano Facultad de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad Central de Chile.
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¿Qué está expresando la mayoría de las personas con los recientes veredictos en las urnas? Incertidumbre por su bienestar presente y futuro, expresada en el agotamiento de la paciencia democrática y voto castigo. Frente a esto, hoy los ciudadanos están demandando certezas, no ensayos o pilotos en la resolución de los problemas públicos. El Gobierno puede hacer cosas para reducir esos miedos e incertidumbre. Ya lo dijo el propio Presidente Boric: menos ideología y más gestión para alcanzar resultados en clave de seguridades respecto del futuro de las vidas de las personas. La gente no está polarizada ideológicamente, lo está de manera afectiva por los miedos e inseguridades que están exacerbando una grieta que parecemos ignorar. Los ciudadanos quieren seguridad acerca de que los cambios no los harán perder lo poco que han conseguido.


Nuevamente se ha tomado la conversación política la discusión acerca de los contenidos, alcances y expectativas sobre la próxima Cuenta Pública. Este acto republicano tiene por objeto rendir cuentas sobre los resultados de la marcha de la nación. ¿Por qué importan los resultados? Porque, al final del día, resultados es la palabra que encumbra o hunde a un Gobierno. Y la Cuenta sobre la marcha del Estado de la Nación es el momento donde se contrastan las promesas con lo logrado. Bien o mal, los gobiernos saben que cuando se rompe el compromiso ético vinculante entre lo prometido y lo realizado, los electores lo castigan con dureza. Por eso los gobiernos empeñan su palabra cuando anuncian su proyecto de gestión. Palabra que valida con su cumplimiento y el país evalúa por sus resultados. De eso se trata este ejercicio de rendición de cuentas.

Este acto ha devenido también en los últimos años en un momento en que los gobernantes definen prioridades y hacen apuestas. Cualesquiera hayan sido las dificultades de la administración en la gestión de su proyecto, el Gobierno debe anunciar resultados y su gestión será evaluada por ellos. No hay otra forma de liderar y gobernar. La política exige hacer ofertas para sumar apoyos. La pregunta que sigue entonces es: ¿dónde colocar los énfasis de estas apuestas?

Cualquier análisis situacional nos muestra que, como nunca, se requiere mejorar la sintonía fina y conexión con los “dolores de la gente” más que con ensayos o intentos prematuros por dejar legados. Es clave entender que quienes deciden lo que es valioso e importante en una sociedad no son los gobiernos sino los ciudadanos. Y es aquí donde se abre una ventana de oportunidad para La Moneda. La ventaja de tener elecciones todos los años es poder leer el sentido del voto que está trasladando un mensaje que va más allá del resultado electoral.  Parecemos olvidar que las preferencias públicas constituyen el corazón del valor público. En una democracia, solo el público puede determinar lo que es verdaderamente de valor para él.

¿Qué está expresando la mayoría de las personas con los recientes veredictos en las urnas? Incertidumbre por su bienestar presente y futuro, expresada en el agotamiento de la paciencia democrática y voto castigo. Frente a esto, hoy los ciudadanos están demandando certezas, no ensayos o pilotos en la resolución de los problemas públicos. El Gobierno puede hacer cosas para reducir esos miedos e incertidumbre. Ya lo dijo el propio Presidente Boric: menos ideología y más gestión para alcanzar resultados en clave de seguridades respecto del futuro de las vidas de las personas. La gente no está polarizada ideológicamente, lo está de manera afectiva por los miedos e inseguridades que están exacerbando una grieta que parecemos ignorar. Los ciudadanos quieren seguridad acerca de que los cambios no los harán perder lo poco que han conseguido.

El Gobierno debe recuperar la confianza, que se ubica en el corazón de la relación entre ciudadanos y Estado, para reconectar con esa idea de valor público que es: más Chile del que se ha construido y no menos. A esto es lo que debe apostar La Moneda más que a una pulsión por el legado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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