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Eutanasia: una mayoría compasiva en Chile Opinión Agencia Uno

Eutanasia: una mayoría compasiva en Chile

Cristopher Valdivia
Por : Cristopher Valdivia Vicepresidente del Partido Liberal, paciente de Espondilitis Anquilosante en tratamiento biológico.
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Conversar sobre la vida implica, sí o sí, referirse a la muerte. Al referirnos a la vida implícitamente también nos estamos refiriendo a la muerte. Esto requiere entonces un análisis profundo de cómo vivir, pero también la posibilidad abiertamente individual de cómo morir ante una enfermedad terminal. Por ende, ¿la eutanasia le resta valor a la vida? No. Por el contrario, morir con dignidad también dignifica la vida y nuestra existencia.


¿La eutanasia es sustancialmente individual? Sí y bien que así sea. Es una decisión sobre la autonomía de las libertades individuales de las personas que no radica en el entendimiento ajeno, sino que desde una decisión que debe ser comprendida desde la compasión: la muerte como salida al flagelo del dolor sin control, de la frustración, de dolores emocionales y físicos internos que difícilmente se pueden comprender externamente bajo el concepto del “deber consolar, acompañar, aliviar, entre otros”. La compasión como motor permanente del entendimiento de una decisión tan íntima, individual y al mismo tiempo valiente.

El camino de la vida siempre se basa en la búsqueda permanente de la dignificación humana, ¿por qué entonces no poder tener también una muerte digna? Según el “Regional Euthanasia Review Committees” del 2022, las condiciones más comunes que aplicaron a procedimiento de eutanasia en Holanda fueron cáncer incurable, trastornos neurológicos (como la esclerosis múltiple), enfermedades cardiovasculares, trastornos pulmonares, entre otras. Según la última encuesta Plaza Pública (Cadem), el 73% de los encuestados está de acuerdo sobre su posición valórica ante la eutanasia.

¿Por qué? Chile y sus ciudadanos se caracterizan por ser solidarios, ejemplo de esto es la Teletón y las tantas veces que hemos tenido que levantarnos ante los desastres naturales. ¿Compasión? Pues sí, un chileno solidario comprende que desde la compasión un enfermo de cáncer terminal puede poner a su decisión una muerte digna por medio de la eutanasia, esto es sentido común, pues ¿quién no ha conocido de un familiar sufriendo por un cáncer terminal? La eutanasia debe ser un deber ético y moral de la sociedad con el respeto a la muerte digna.

Conversar sobre la vida implica, sí o sí, referirse a la muerte. Al referirnos a la vida implícitamente también nos estamos refiriendo a la muerte. Esto requiere entonces un análisis profundo de cómo vivir, pero también la posibilidad abiertamente individual de cómo morir ante una enfermedad terminal. Por ende, ¿la eutanasia le resta valor a la vida? No. Por el contrario, morir con dignidad también dignifica la vida y nuestra existencia.

El fallecimiento de Cecilia Heyder, activista por los derechos humanos y quien por años luchó por una muerte digna a propósito de una enfermedad terminal, nos recuerda la necesidad de revivir el debate sobre la eutanasia en Chile, proyecto de ley del Partido Liberal aprobado en la Cámara y que hoy se encuentra durmiendo en la Comisión de Salud del Senado.

Voces Católicas (fundación de la religión católica) publicó una columna de opinión en que se refería a la eutanasia como la forma barata y eficaz de hacerse cargo del sufrimiento, haciendo mención a la implementación de los cuidados paliativos como medio de solución al sufrimiento. El tratamiento de cuidados paliativos es en sí una disminución de los dolores y el sufrimiento prolongado, pero no así el término. La verdad es que no se trata de una competencia entre cuidados paliativos y eutanasia, la muerte es un proceso y ambos son complementarios.

Se vuelve interesante reflexionar por qué las iglesias homologan el sufrimiento como un acto meramente divino (posiblemente así lo sea para quienes profesan la religión), pero para quienes no la profesan no puede ser el único camino.

La eutanasia es en sí un acto soberano, libre y voluntario, efectivamente un acto sustancialmente individual y bien que así lo sea, pues nuestro deber como sociedad es comprenderlo desde la compasión. Para terminar, me permito citar a Agustín Squella: “Las jerarquías religiosas están a la baja y los creyentes, muchas veces con apreciaciones diferentes acerca de cómo deben comportarse frente a determinados asuntos, prefieren ser ellos los intérpretes del mensaje del fundador de su religión y decidir con algún margen de autonomía la forma en que deben pensar y los cursos de acción que les parezcan mejores”. 

#EutanasiaAhora.

Cristopher Valdivia, vicepresidente del Partido Liberal – Paciente de Espondilitis Anquilosante en tratamiento biológico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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