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Simplemente Martina Opinión

Simplemente Martina

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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En Martina Weil, quizás, reside la esperanza de soñar en grande. En Martina se condensa también el agradecimiento de un pueblo por las alegrías brindadas. Por estas razones… el deporte es, en efecto, de oro.


Hoy su nombre resuena en todas partes, pues Martina Weil se ha convertido en sinónimo de éxito, un reconocimiento que ha ganado a pulso al transformarse en una de las figuras emergentes del atletismo nacional.

Más allá de haber heredado los genes adecuados para el deporte, Martina ha empezado a forjar su propia leyenda con victorias y medallas, demostrando que pertenece a una estirpe distinta, a esa nueva generación de atletas capaz de entregar innumerables alegrías al país.

Criada en un hogar con los ejemplos de sus padres, Gert y Ximena, ambos deportistas distinguidos, Martina tuvo el camino del atletismo siempre presente. Aun así, tuvo que enfrentarse a luchas internas y externas contra el enorme peso que supone ser “hija de…”.

Hoy, Martina Weil ha alcanzado ese pedestal que le corresponde por derecho propio. Su medalla de oro en los 400 metros fue el resultado de una carrera sublime, realizada en una jornada marcada por la lluvia y el frío, pero también por el calor de 30 mil almas que coreaban su nombre al cruzar la meta, consagrándola como una atleta de oro. Y solo 24 horas después de su hazaña individual, contribuyó al logro del equipo en la posta 4×100, donde, junto a Anaïs Hernández, Isidora Jiménez y María Ignacia Montt, “Las Pumas” obtuvieron una sorprendente medalla de plata, un resultado inesperado y heroico, logrado entre gigantes del atletismo.

La figura de Martina, no obstante, refleja también el esfuerzo y la dedicación de muchos otros deportistas cuyas particulares historias los han llevado a grabar sus nombres en el medallero panamericano. Las medallas conseguidas por Catrileo, Ford y Nervi están cargadas de emociones, pues ellos, lejos de ser favoritos, superaron obstáculos y desconfianzas para llegar a la cima y situarse en la élite del deporte.

Una vez más, el atletismo se convierte en la disciplina que más medallas ha aportado a Chile en su historia panamericana. Desde 1951 el país no había conseguido tres oros consecutivos en unos mismos juegos. Por ello, estos juegos representan una oportunidad magnífica para impulsar políticas de Estado que fomenten el desarrollo del deporte y protejan y potencien a esos atletas que han surgido como un soplo de esperanza y renovación.

En Martina Weil, quizás, reside la esperanza de soñar en grande. En Martina se condensa también el agradecimiento de un pueblo por las alegrías brindadas. Por estas razones… el deporte es, en efecto, de oro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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