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Secuestro de exmilitar venezolano apura necesidad de contar con un sistema de inteligencia robusto Opinión

Secuestro de exmilitar venezolano apura necesidad de contar con un sistema de inteligencia robusto

Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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De estar Venezuela detrás de esto, deberíamos dar protección a refugiados. Esa es la primera lección. La segunda es que necesitamos un sistema de inteligencia robusto. Y la tercera, no podemos ser inocentes. Debemos monitorear lo que está haciendo el eje de Cuba, Venezuela, Bolivia e Irán.


A 48 horas del secuestro del teniente venezolano Ronald Ojeda no se dispone de información clara y precisa, excepto por lo que se capturó en las cámaras del edificio donde vivía y de los vehículos utilizados. Puede que el Ministerio Público y las policías algo sepan, pero, de ser el caso, no ha llegado a la opinión pública o los medios de prensa.

¿Por qué llama la atención este caso?, porque se trata de un exmilitar venezolano opositor y enemigo del régimen de Maduro que escapó de Venezuela y que estaba en Chile en condición de refugiado, y que aparentemente no estaba involucrado en actividades ilícitas o criminales, lo que podría descartar ajustes de cuentas, o relacionadas con el crimen organizado.

La hipótesis que manejan los especialistas en la materia es que el teniente Ojeda fue capturado por agentes venezolanos o por encargo de ellos por su condición de opositor al régimen y prófugo de la justicia. Lo más probable es que lo hayan hecho para enviar un mensaje tanto dentro como fuera de Venezuela. Si está vivo, en territorio chileno, venezolano o de otro país, es materia de investigación.

Si lo anterior es correcto, lo que hizo Venezuela es algo ilegal y una violación a la soberanía chilena. Va a generar llamados de embajadores, pero no veo que vayamos a pasar de relaciones diplomáticas a solo consulares. Los países más frecuentemente de lo que se piensa hacen este tipo de actividades y no por ello se van a la guerra. Si así fuera, los Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias occidentales serían vetadas y sancionadas. Lo mismo aplica a Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba y la ya mencionada Venezuela, que realizan habitualmente operaciones de este tipo.

Nuevamente, de ser Venezuela la que está detrás de esto, y sabiendo que hay precedentes como el de un caso reciente en Colombia, nosotros deberíamos dar protección a quienes les damos la condición de refugiados. Esta es la primera lección.

La segunda lección viene por el lado de la ausencia de un sistema de inteligencia robusto que se pueda anticipar a este tipo de situaciones. Sabemos que lo que tenemos no da el ancho y, sumado a otros problemas que hemos tenido, coloca aún más urgencia a la necesidad de disponer de uno, lo que no solo pasa por aspectos legales, sino también presupuestarios y organizacionales.

Crear un sistema es algo que se debe encargar a los especialistas y no algo que se deba dejar en manos del mundo político. Debe considerar capacidades operacionales, y no solo de información y de generación de escenarios prospectivos. Estamos hablando de un sistema que a escala chilena es capaz de realizar lo que hacen la CIA en inteligencia, el FBI en contrainteligencia y la NSA en el ámbito de las comunicaciones. Debe sumar lo que viene del mundo militar y policial, buscando evitar más chascarros como los que hemos visto en los últimos meses.

La tercera lección, y que está asociada a la anterior, es que no podemos ser inocentes. Debemos monitorear lo que están haciendo el eje de Cuba, Venezuela, Bolivia e Irán. Lo que ellos hagan puede afectarnos y, más importante aún, afectarnos en las fronteras con Perú y Bolivia, países frágiles por donde ingresan criminales a Chile y la inmigración ilegal que nos agobia.

Evidentemente todo sería más fácil si tuviéramos una estrategia de seguridad nacional, que operara a través de un sistema diseñado para atender los problemas que nos afectan, que ahora no solo consideran el crimen organizado, incendios, insurgencia e inmigración ilegal, sino que también posiblemente operaciones de agentes extranjeros en territorio nacional.

Hora de ponerse serios y hacer la pega. Hora de tener un sistema de seguridad nacional que considere un robusto sistema de inteligencia. De lo contrario, seguiremos haciendo el hazmerreír del barrio. Chile y su gente se merecen más seguridad que lo que estamos viendo todos los días.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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