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La innovación del emprendimiento: volver a lo simple Opinión

La innovación del emprendimiento: volver a lo simple

En el marco del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que celebramos cada 21 de abril, es bueno que recordemos esto.


Usualmente, tendemos a asociar innovación al desarrollo tecnológico. Sin embargo, es mucho más que eso.

El Global Entrepreneurship Monitor describe la innovación como “el suministro de una solución al mercado y para la que todavía hay poca o ninguna competencia”, mientras la Real Academia de la Lengua Española señala que es la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”.

Desde el mundo del emprendimiento, sin dudas, esas son las definiciones que nos gustan y con las que coincidimos: en un mundo con diversos problemas -desde los más cotidianos hasta los más globales, como sería el cambio climático-, sin la innovación no encontraríamos esas salidas creativas que permiten obtener las soluciones, que las respuestas tradicionales no logran entregar.

Por ejemplo, Chile puede encontrar en la innovación y el emprendimiento una respuesta a la actual crisis climática y sus consecuencias en el país: crisis hídrica, contaminación, entre otros. El mítico Larry Fink, CEO de BlackRock y leyenda de Wall Street ya lo decía en su carta de 2022: “Los próximos 1.000 unicornios no serán buscadores ni compañías de redes sociales, serán innovadores sostenibles y escalables, startups que ayuden a descarbonizar el mundo”.

En el marco del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que celebramos cada 21 de abril, es bueno que recordemos esto.

Al mismo tiempo, un emprendimiento innovador es un negocio de alto valor. Y no sólo porque a través de él se generen nuevas oportunidades de empleo -con el consecuente impacto en la reducción de la pobreza- o porque su productividad mueva la economía a nivel local, sino también porque esas empresas diferentes y disruptivas, surgidas al alero de grandes ideas, relevan la reputación del país ante los ojos del mundo, atrayendo también capital extranjero de alto valor.

Y hoy Chile es uno de los países en la región que dicta cátedra en la generación de valor mediante la innovación y reconocidas start-ups, como NotCo, Políglota, Fintual, Examedi, Betterfly y tantas más.

Todos los anteriores, nuevos negocios surgidos desde la necesidad de dar respuesta a preguntas aún sin resolver, a necesidades todavía no satisfechas…. pensar fuera de la caja resuelve y se paga, y bien.

Por supuesto que en esto, la tecnología es un aliado, pero es sólo una herramienta. La innovación, más que una declaración de intereses, es una mirada y un camino de futuro. No es una decisión, sino más bien vital. Sigamos cultivándola, promoviéndola y, sobre todo -desde lo público y lo privado- facilitándola, no sólo para ciertos círculos, sino para todos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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