Publicidad
Matinales: enfoca, enfoca que algo queda Opinión

Matinales: enfoca, enfoca que algo queda

Cristóbal Chávez Bravo
Por : Cristóbal Chávez Bravo profesor en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago de Chile.
Ver Más

Aunque ya no quede nada, el lente enfoca y enfoca, porque los matinales nos enseñaron que siempre algo queda.


Un estudio del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) difundido recientemente evidenció que los matinales de las cuatro estaciones abiertas más importantes del país le dedicaron, en promedio, un 25 por ciento de sus horas al aire a noticias policiales en un período de cuatro meses (septiembre a diciembre de 2023); los programas que encabezaron esta lista fueron “Mucho gusto” (Mega) con 1 hora y 11 minutos y “Contigo en la mañana” (CHV) con 1 hora y 40 minutos. El informe señala, también, que 3,6 millones de personas vieron este tipo de programas en el periodo estudiado. 

Los matinales en Chile siempre han sido espacios televisivos eclécticos que saltan de la frivolidad a la seriedad en un tris. Pero, desde hace una década, han llevado al paroxismo la futilidad con las extenuantes coberturas policiales en las que, más veces de las que quisiéramos, estos espacios se han vuelto la noticia, contraviniendo cualquier manual de estilo periodístico y corrompiendo uno de los fundamentos de la ética periodística: el periodista no es la noticia. 

Con una cámara en movimiento más un reportero que verborrea durante segmentos televisivos que parecen eternos, los matinales chilenos nos han enseñado que, en las coberturas de hechos policiales, nada es imposible. Participan en las fiscalizaciones a automovilistas, en busca de apesadumbrados para que expliquen por qué no pagaron el permiso de circulación, con animadores y periodistas que fungen como catones de la moral; que pontifican sobre lo que es ser un buen ciudadano y lo que no.

Según la estación del año, los temas varían, pero el fondo es el mismo. En marzo pasado, el tema favorito fue flâneur por la toma Nuevo Amanecer de Cerrillos, donde se calcula que viven más de 14.000 personas, más del 80 por ciento extranjeros: carnada predilecta de los matinales. Atosigándolo con un micrófono, un animador le pregunta a un extranjero: ¿está regular en Chile?, ¿hace cuánto vive acá?, ¿en qué trabaja?, ¿tiene trabajo formal?, ¿por qué vive en una toma ilegal y no vive pagando un arriendo en una casa habilitada en una casa formal? Al acorralado hombre apenas le dejan enhebrar sus frases: cada vez que intenta responder, le enrostran su condición de ilegal. Así, continúan con la caza de más inmigrantes para desnudarlos con preguntas, miradas y desdén, como un zoológico humano en el siglo XXI afincado en el fin del mundo. El interrogatorio ocurre en vivo, al aire en el mismo matinal en el que se leyó hace unos años el informe ginecológico de una mujer, quizá uno de los momentos más deleznables en la historia reciente de la televisión chilena. 

En la toma de Cerrillos, los reporteros no disimulan su vehemencia por entrar a las casas y desnudar a sus moradores, exponiendo las intimidades de los extranjeros que llegan en Chile –en muchísimos casos– escapando de sus irrealidades, como las de Haití o Venezuela. “Crimen y violencia en toma Nuevo Amanecer”, sanciona un gestor de caracteres en la parte baja de la pantalla mientras una mujer haitiana habla de cómo es vivir en el Chile tosco y racista. 

Según datos de la Encuesta Bicentenario 2023 de la Universidad Católica difundida recientemente, 9 de cada 10 encuestados creen que la presencia de migrantes ha tenido efecto en el aumento de la delincuencia, pero, al mismo tiempo, casi 8 de cada 10 encuestados afirman que nunca ha tenido problemas con un extranjero. Una percepción que debe dialogar con los enfoques de los matinales.  

En pandemia, una fiscal denunció a una persona que pretendió pasar como personal de la Policía de Investigaciones para recabar información en una de las casas de interés, para “informar” en un matinal sobre el asesinato a una adolescente que conmocionó a Chile y encendió las alertas hasta de la Unicef. El CNTV recibió 113 denuncias de esa cobertura específica. “Tienen relación con la forma en que un canal de televisión se entrometió en una investigación del Ministerio Público en curso, hecho que la ciudadanía denunciante rechazó rotundamente, dando cuenta que, frente a episodios graves, como por ejemplo femicidios, o hechos similares, la ciudadanía espera un comportamiento sobrio, serio y apegado a la institucionalidad procesal por parte de los canales de televisión”, esgrimió el balance de 2020 de las denuncias ciudadanas recibidas en la institución.

Aunque las denuncias en el fallo del CNTV fueron desestimadas porque no apreciaron elementos suficientes para presumir que se pusieron en riesgo las competencias que fiscaliza ese consejo, la cobertura de este femicidio se estudia y discute en las clases de ética de las escuelas de periodismo en Chile como ejemplo de los extremos en los que habitan los matinales para escarbar por información. 

El empresario y exseremi de Hacienda durante la dictadura de Augusto Pinochet, Rodrigo Danús, quien creó al alero de su productora el primer programa de farándula en Chile, “SQP, Sálvese quien pueda”, señaló en una entrevista en 2017, en el ocaso de estos formatos televisivos, que “los matinales van a reemplazar a los programas de farándula”. Pareciera que el vaticinio de Danús se cumplió cual profecía, pero la parafernalia de la farándula mutó de modelos, futbolistas y famosos de poca monta a los chilenos pobres, que no pagan el permiso de circulación y a la maltrecha población migrante, retratados durante horas frente a una cámara de televisión en horario diurno. Aunque ya no quede nada, el lente enfoca y enfoca, porque los matinales nos enseñaron que siempre algo queda.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias