Si Biden se retirara no existe ningún mecanismo oficial para elegir al sucesor o sucesora, dejando una convención abierta. Presumiblemente, Biden tendría cierta influencia, los delegados comprometidos serían libres de apoyar a un sustituto de su gusto.
El primer debate presidencial del año entre los candidatos demócrata y republicano, el presidente Joseph Biden y el ex presidente Donald Trump, mostró a un presidente titubeante, perdido, sin voz, con lapsus mentales, de movimientos lentos y rígidos, frente a un Trump que se mostró firme, seguro y tranquilo al desplegar su amplio menú de falsedades y verdades a medias.
Para los demócratas y el público que vio el debate (más de 51 millones), tanto estadounidense como mundial, fue una noche decepcionante, confusa y desenfocada de Biden, que falló en terrenos fáciles. El sueño de su partido, de que se despejara las persistentes preocupaciones de los votantes sobre su edad y salud con una actuación sólida y dominante, se esfumaron en unos minutos.
Una encuesta rápida realizada por CNN, organizadora del debate, dijo que el 67% de los estadounidenses creía que Trump ganó, versus el 33% que le dio el favor a Biden, mientras que según YouGov (en un estudio más grande) Trump ganó el debate, con el 43%, frente al 22% de Biden y un 35% que no estaba seguro del resultado.
Al final, puntos más o menos, fue un desastre para el candidato demócrata, al exacerbar las preguntas interpelativas que ya rondaban y que lo reflejó muy bien encuestas como la del New York Times, que dice que la distancia en favor de Trump se ha ampliado 3 a 6 puntos entre los probables votantes (no hay voto obligatorio) y de 6 a 9 entre los votante registrados o la YouGov-CBS, la que señaló que un 72% de los votantes considera que no debería presentarse a la reelección (45% de los demócratas piensa lo mismo). Un 86% señala como motivo su edad (81 años), un 71% las decisiones que podría tomar en el cargo, un 66% su historial como presidente y un 56% duda de su capacidad para hacer campaña efectivamente. Los encuestados también muestra una importante preocupación hacia la edad de Trump (78 años).
Pero la data es cada día más abundante e intepelativa. FiveThirtyEigtht, por ejemplo, expresó que Trump recuperó toda la ventaja que perdió desde que fue declarado culpable de 34 delitos a fines de mayo por el caso Stormy Daniels. Esta empresa, a través de 1.000 simulaciones, le otorga el triunfo a Trump en 530 y a Biden 467, en 3 ningún candidato alcanza la mayoría de los votos del Colegio Electoral (decide la Cámara de Representantes).
Por otra parte, Real ClearPolling, que hace una cobertura integral de las últimas encuestas de las elecciones presidenciales generales y primarias de 2024, a este 01 de julio, sus sondeos muestran que el 56,4% de los estadounidenses desaprueban el trabajo del presidente. El informe también señala que los últimos mandatarios se encuentran más arriba en valoración que el presidente actual: Trump con 41,5%; Barack Obama con 47,9% y George Bush con 47,5 %.
Con respecto a economía y performance país, encuestas como la última de la Agencia Reuters señalan que el 57% desaprueba la gestión actual, principalmente por el alza de precios (61% de inconformidad), aunque la inflación se ha desacelerado considerablemente en los últimos meses y la tasa de desempleo ha estado por debajo del 4% por más de dos años.
En política exterior, Biden solo cuenta con el 36,8% de aceptación y casi el 60% de desaprobación (el genocidio en Gaza ha sido fundamental). En el tópico de delincuencia, solo un 39,8% de los encuestados aprueban y 55% lo reprueban. Uno de los asuntos más polémicos es de la inmigración, en el cual las encuestas muestran que solo el 33,4% de los estadounidenses apoya a Biden versus el 60,2% que desaprueba (Trump lo aventaja en 44% a 31% esta área).
En medio de esto, la Corte Suprema dictaminó que los expresidentes tienen derecho a cierto grado de inmunidad frente al procesamiento penal, una importante victoria para Trump, al que se acusa de supervisar un esfuerzo masivo para subvertir las elecciones 2020, incluidos dos cargos de conspiración para obstruir la certificación de los resultados de las elecciones, conspiración para defraudar al gobierno y conspiración para privar del derecho al voto a los votantes. La estrategia legal de Trump para todos sus casos penales federales (también enfrenta cargos en Florida por retener ilegalmente documentos clasificados) ha sido retrasarlos hasta después de las elecciones, con la esperanza de ser reelecto y poder nombrar como fiscal general a un leal que retire los cargos (auto perdonarse).
Ante esta contundencia de señales, el cambio del abanderado demócrata se hace inevitable. El despliegue comunicacional de la Casa Blanca y del propio Biden y su esposa Jill (que ha multiplicado su agenda), la lealtad de su partido (Obama pidió que piense sólo en cómo ha gobernado Biden) y su buena imagen pública como persona, no han logrado controlar los daños en la imagen del presidente. Así, por ejemplo, un medio liberal y cercano al Partido Demócrata, como The New York Times, publicó que, según fuentes de su entorno, “los lapsus que sufre Biden parece ser cada vez más frecuentes, más profundo y más preocupantes. Esos episodios no son predecibles, pero parecen más probables cuando se encuentra en medio de una gran multitud o cansado tras un programa especialmente agotador”.
Esto, a su vez, ha empezado a levantar sospechas del ocultamiento por parte la Casa Blanca y del equipo de campaña de esconder la condición del presidente.
Es cierto que, a lo largo de la historia de EE.UU, un presidente en funciones con un buen desempeño y suficientes recursos nunca ha sido atacado por figuras de su propio partido, y mucho menos “aipaseado” para presentar a otro candidato en su lugar. Pero lo que está en juego es mucho como lo consagró el propio Biden al decir que Trump es un peligro para la democracia e instituciones.
Lo ineludible, por un lado, ha llevado a un “desgrane del choclo” demócrata. Además de medios como The New York Times, The Atlanta Journal-Contitution, The Chicago Tribune, The Boston Globe, varios políticos importantes, como la poderosa Nancy Pelosi (ex presidenta de la Cámara de Representantes) han dicho que es legítimo cuestionar el estado de salud de Biden y que ambos candidatos deberían hacerse exámenes de salud metal.
La pregunta es quién y cómo. Biden ganó cerca del 99% de los 3.934 delegados electos (hay además 738 super delegados no comprometidos) y, según las reglas del Comité Nacional Demócrata, los delegados están obligados a apoyar su nominación. Pero si Biden se retirara no existe ningún mecanismo oficial para elegir al sucesor o sucesora, dejando una convención abierta. Presumiblemente, Biden tendría cierta influencia, pero en última instancia, los delegados comprometidos serían libres de apoyar a un sustituto de su gusto.
La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, ocuparía automáticamente el lugar de Biden si renunciara durante su mandato presidencial, pero esta regla no se aplica si se retira como candidato. Y si bien tendría un mejor resultado electoral que Biden, ella no ha tenido un desempeño demasiado visible, se le ve muy cerca de criticadas políticas, limitando la movilización de votante (jóvenes y minorías) y Trump le ganaría 47% a 45% de acuerdo a una encuesta CNN. Además de la vicepresidenta, otros que respaldaron a Biden en 2024 y que tienen aspiraciones incluyen al gobernador de California, Gavin Newsom, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, el gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, y el representante de California Ro Khanna.
Otros a quienes Biden superó en las primarias del 2020 y que podrían interesarse, incluyen a senadores como Bernie Sanders de Vermont, Elizabeth Warren de Massachusetts y Amy Klobuchar de Minnesota, así como el secretario de Transporte, Pete Buttigieg.
Si bien algunos han especulado que la pelea por un nuevo candidato podría llevar al partido por un camino complicado que expondría marcadas diferencias ideológicas y que la candidatura de Biden ha mantenido a raya, como en tiempos de desastres las diferencias se reducen en la perspectiva de derrotar a Trump.
Y si bien se ha tratado de levantar a Harris como reemplazo natural y otros aspiran, de acuerdo a la encuesta Ipsos-Reuter del 1 y 2 de julio y a pesar de haber mencionado en varias ocasiones que no busca la presidencia, Michelle Obama es la única demócrata capaz de vencer a Trump por un alto margen. En la encuesta obtuvo un 50% de apoyo frente al 39% del candidato republicano, Harris quedó atrás por 1 punto, Newson por 3 y Whitmer por 5. Además, sólo un 4% de los encuestados aseguró que no votaría en unas elecciones en que compitan Michelle Obama y Donald Trump. ¿Será la otra Michelle la que salve la democracia en EE.UU.?