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Productividad y eficiencia enérgica para PYMES Opinión

Productividad y eficiencia enérgica para PYMES

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Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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Es clave resaltar la importancia de fomentar el  diálogo público-privado, legitimando espacios de participación ciudadana con mejoras estructurales necesarias dentro del contexto económico social actual que enfrenta el  país.


La productividad y la eficiencia energética son dos términos que, aunque pueden sonar algo técnicos o aburridos, son fundamentales para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en Chile. En un país donde estas representan más del 90 % del total y generan la mayoría de los empleos, entender cómo optimizar estos aspectos se convierte en una cuestión no solo económica, sino también social. Para construir un mejor futuro se requiere que nuestras pymes sean más competitivas y sostenibles.

Hablar de productividad en términos concretos más que académicos es hablar de cómo las empresas pueden hacer más con menos: producir bienes o servicios de manera eficiente sin sacrificar calidad ni incrementar costos innecesarios. Para las pymes chilenas esto implica adoptar nuevas tecnologías que les permitan ser más ágiles y adaptarse a los desafíos del mercado global. Es cierto que la inversión inicial puede parecer abrumadora; sin embargo, es crucial entenderlo como una apuesta por el futuro.

Las herramientas digitales hoy disponibles están diseñadas precisamente para ayudar a las pymes a simplificar procesos y maximizar resultados. La eficiencia energética se suma al discurso como parte integral del crecimiento sostenible. No se trata solo de ahorrar energía –aunque eso es muy importante–, sino de transformar la forma en que las pymes operan para reducir costos operativos mientras cuidan el planeta. Basta imaginar que cada pequeño taller mecánico o cafetería pudiera utilizar tecnología LED o sistemas eficientes de calefacción; los ahorros podrían ser significativos a largo plazo. Este tipo de decisiones no solo mejoran los números, también dejan una huella positiva en nuestro entorno.

En este contexto, resulta esencial hablar sobre la importancia de un financiamiento adecuado y una banca más moderna e inclusiva. La falta de acceso al crédito ha sido históricamente uno de los mayores obstáculos para el crecimiento sostenible del sector pyme chileno. Se necesitan instituciones financieras dispuestas a arriesgarse algo más, que apoyen innovaciones locales y entreguen capital flexible adaptado a las necesidades reales de empresarios/emprendedores emergentes. Una banca proactiva podría facilitar líneas crédito específicas destinadas a  proyectos sostenibles enfocándose directamente en aumentar la competitividad empresarial. El apoyo del Estado es evidentemente fundamental como soporte basal que afirme este ecosistema.

Existen diversas estrategias accesibles para implementar políticas productivas eficientes dentro del mundo pyme chileno. Fomentar el uso compartido entre empresas locales es una opción interesante: grupos cooperativos donde varios emprendedores comparten gastos como electricidad o transporte logístico pueden beneficiarse mutuamente al reducir sus costos operacionales individuales. Este enfoque no solo optimiza recursos; también genera comunidad empresarial local, creando redes colaborativas. Asimismo, la capacitación juega un papel crucial en este proceso transformador. Programas formativos accesibles e inclusivos permiten, por ejemplo, a los trabajadores adquirir habilidades necesarias para manejar nuevas tecnologías que potencien su productividad, algo absolutamente crítico para avanzar hacia mejores ingresos.

 El Estado también tiene aquí un rol protagónico al facilitar alianzas estratégicas con instituciones educativas y/o organizaciones sin fines de lucro dedicadas al desarrollo empresarial de la pequeña empresa o emprendimientos que generen cambios “desde abajo hacia arriba”. Las plataformas digitales brindan oportunidades, tanto comerciales (tipo marketplaces) como comunicacionales (redes sociales), permitiendo democratizar el acceso informativo y aumentando la visibilidad de los  productos/servicios ofrecidos. Otro tema que suma son las  certificaciones ambientales y/o de sostenibilidad; esos sellos permiten destacar ethos responsables frente a nuevos consumidores cada vez más conscientes respecto –por ejemplo- de la huella ecológica de las marcas .

Es clave resaltar la importancia de fomentar el  diálogo público-privado, legitimando espacios de participación ciudadana con mejoras estructurales necesarias dentro del contexto económico social actual que enfrenta el país. Elevar productividad, sumada a eficiencia energética, resulta fundamental para tener una economía sólida e inclusiva, capaz de enfrentar desafíos sin descuidar el medioambiente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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