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Primarias otra vez Opinión AgenciaUno

Primarias otra vez

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Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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La combinación de voto voluntario, desinterés creciente en la política y cansancio por tanta votación en los últimos años, forma una mezcla letal y será uno de los jugadores más importantes de esta elección.


Al igual que para el 2021, entraremos pronto al modo elecciones primarias presidenciales, que se realizarán el domingo 29 de junio. Vale la pena recordar que estas no son con voto obligatorio, no hay devolución de gastos de campaña y son vinculantes; vale decir, quienes participan y pierden no pueden presentarse a la primera vuelta, aspectos que pueden haber influido en las decisiones de los precandidatos que optaron por no participar.

La gran novedad es que esta vez habrá solamente una primaria, la del oficialismo. Esto introduce un factor que complejiza el análisis y potenciales proyecciones para la primera vuelta, ya que la cantidad de votantes en la primaria de cada sector es un buen indicador del potencial de los respectivos ganadores. Esa primera pista ya no existirá. Los niveles de abstención y voto nulo pueden dispararse y tener una candidatura ganadora de la primaria sin mayor relevancia.

La oposición no logró un acuerdo e iría con tres candidaturas en primera vuelta (Matthei, Kast y Kaiser, aunque puede haber cambios antes de la inscripción definitiva). Por una parte, esto deja claro que la llamada nueva derecha (o ultraderecha) se siente con el peso suficiente como para ir por su cuenta, marcando diferencias con la clásica derecha chilena que no logró aunarlos en un proyecto común.

Tiene algún espacio para sumar votos este sector: por supuesto, entre ellos el voto extranjero de aproximadamente 1 millón 600 mil personas y a quienes se presume cercanos a la derecha, por la experiencia que traen desde sus países de origen, especialmente Venezuela.

Este fenómeno, si bien comprensible por lo ya señalado, no deja de ser curioso, por ser dichos candidatos los que tienen un discurso antiinmigrante muy fuerte, con medidas draconianas que afectarían a muchos de sus votantes. Algo debiera decirnos al respecto la experiencia de Trump.

Y por cierto, hay un espacio en los desencantados o enojados con todo lo que huela a política en general  y a este Gobierno en particular. La combinación de voto voluntario, desinterés creciente en la política y cansancio por tanta votación en los últimos años, forma una mezcla letal y será uno de los jugadores más importantes de esta elección.

Por el lado del oficialismo,  cuatro candidaturas con ocho partidos detrás se inscribieron y están ya en carrera (Carolina Tohá, Gonzalo Winter, Jeannette Jara y Jaime Mulet). No se inscribieron, pero intentarán llegar directo a la papeleta de primera vuelta los ya conocidos Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés, para lo cual deben juntar 45 mil firmas cada uno.

Ninguno de los dos tiene opción de pasar a segunda vuelta, por lo que sus votos podrían ser materia de alguna negociación (más los de MEO que los de Artés) , especialmente en caso de una pelea que se avizore estrecha en segunda vuelta. Aun no hay decisión de la Democracia Cristiana.

Pero ¿motivará esta primaria única a que la gente vaya a votar y en qué cantidad?

La verdad es que hasta ahora se ve aburrida y bastante plana (aún no arranca del todo, están como calentando motores) y en este carrera corta hay que diferenciarse rápido, dar razones para ganarse cada voto y generar al menos una expectativa de éxito.

En primarias hay un factor que es absolutamente central: lograr movilizar a tu base de apoyo (en la que debieran estar al menos los militantes y simpatizantes cercanos y estratégicos, como líderes locales-comunales en distintas áreas). Y esa movilización debiera ser en al menos dos instancias claves: durante la campaña y el día mismo de la votación, con tareas específicas y claras.

Durante la campaña, porque es ahí donde se motiva al votante potencial, donde se construyen los apoyos, donde se genera participación y compromiso, donde se organizan las actividades que permiten mostrarse y solidificar una base dura de votantes. Y porque aquí es donde hay que trabajar la importancia del ir a votar, que es el apoyo definitivo, el único que realmente sirve.

Toda esta precampaña es para que las personas vayan a votar por el candidato, más allá de los frenos que ya se han mencionado. Hay que generar compromiso con este acto, el acto de votar, porque todo lo demás se diluye el día de la elección.

Los apoyos, la asistencia a los actos, los recorridos por las ferias; los seguidores, likes y los “vistos” en las redes sociales; todo se diluye gota a gota en cada persona que no va a votar. Las declaraciones deben dar paso a los hechos. Aquí nace la importancia del día de votación: todo el trabajo realizado será puesto a prueba por su capacidad de movilizar a la ciudadanía, especialmente a su gente a votar el día de la primaria. Este es el objetivo clave de una  campaña de primarias. Y eso requiere un diseño específico que a veces es olvidado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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