La autora de «Manos limpias: la corrupción en las empresas públicas», afirma que la irrupción «de la prensa investigativa es un verdadero signo del término de la transición política en nuestro país». Sin embargo, considera que la clase política sobre reaccionó frente a la publicación del reportaje sobre el Indap, que se intentó «censurar» en el diario La Nación.
Gran revuelo en los días previos a su publicación causó el reportaje de la Nación Domingo titulado «La caja negra de Indap». El sábado pasado el equipo de periodistas renunció tras denunciar «presiones políticas» para evitar que la investigación periodística se diera a conocer.
Finalmente, el artículo se publicó dos días más tarde en medio de un fuerte debate sobre la libertad de prensa y la censura. Sin embargo, para la periodista Maura Brescia, autora de un libro sobre "la corrupción en las empresas públicas», que denuncia las mismas irregularidades en Indap que la dirección del diario estatal intentó vetar.
Para Brescia -quien mandó a todos los medios un mail- el revuelo que causó la publicación no se condice con el aporte de nuevos antecedentes sobre las irregularidades al interior del Instituto de Desarrollo Agropecuario que ella denunció y publicó en el año 2001. Contactada por El Mostrador.cl, la periodista accedió a comentar el caso Indap y sus últimas repercusiones.
–¿La alarma que desató el reportaje sobre «la caja negra de Indap» refleja, según usted, ignorancia o manipulación de la clase política?
– Comúnmente, ambas cosas están unidas. La ignorancia que la clase política tiene en muchos aspectos se traduce en conatos de manipulación, que a veces terminan en un «boomerang», como se pudo apreciar en el caso de los diputados desaforados.
– ¿En este contexto, como calificaría usted la renuncia del equipo periodístico de la Nación Domingo?
– En una pérdida, tanto de fuente laboral, como de coraje editorial por cambiar las reglas políticas del diario. Deberían haber seguido las orientaciones del Colegio de Periodistas, en el sentido de persistir en su tarea. No sé quién influye a quién dentro del equipo periodístico, pero siempre hay alguien que se impone sobre el resto.
– ¿Qué siente al ver que se censure un artículo que, según usted, no arroja nuevos antecedentes del caso y que existan presiones de alto nivel para que no se publique?
– Toda esta comedia de equivocaciones ratifica una opinión que sostengo desde hace tiempo: la DC no sabe nada en materia de política de comunicaciones. Trabajé en el diario La Época, experiencia que me enseñó mucho al respecto.
– ¿El actual ‘boom’ del periodismo de denuncia aporta realmente algo o se está usando como arma política?
– No me gusta el término periodismo de denuncia. Prefiero referirme al periodismo investigativo que en su desempeño ha aportado mucho: colocar en el tapete de la opinión pública situaciones de ilegalidad que, en caso contrario, las autoridades ocultarían bajo la alfombra. Por ello, últimamente se aprecia en Chile un cambio fundamental en materia de información pública. El periodismo chileno, por fin, se puso los pantalones largos, al igual que la prensa más avanzada de los países desarrollados.
Privilegio, que para la periodista, se debe usar con responsabilidad. «Sin lugar a dudas, los empresarios de la prensa pueden usar este poder como un arma política. No se puede desconocer que los medios de comunicación tienen una orientación política, junto con una finalidad mercantil. El periodista es un trabajador de los medios y, como tal, muchas veces ve enfrentados sus principios éticos con los objetivos del medio en que trabaja. Tampoco se puede desconocer el poder de la desinformación, cuya influencia es más peligrosa que la orientación política», sostiene Brescia.
– De acuerdo a los antecedentes que recopiló con su investigación, ¿cuál sería el destino de los dineros perdidos del Indap?
– Fueron desviados hacia campañas proselitistas del partido político que dominó el Indap a partir de 1990. Se hicieron empresas de fachada, utilizando para ello a confederaciones y dirigentes agrícolas militantes del mismo partido. Cuando la fórmula se desgastó por las denuncias y las consiguientes investigaciones que se hicieron a partir del 2000, se triangularon los fondos con organismos externos, como el IICA, entre otros.
– Desde que las irregularidades se hicieron públicas, ¿las autoridades han tomado medidas concretas para esclarecer y sancionar a los culpables?
– El ministro de Agricultura desligó de responsabilidades al renunciado director de Indap Maximiliano Cox. Esto pese a que el sumario de la Contraloría estableció que en el Indap se cometieron irregularidades, tanto en el otorgamiento como en el cobro de los créditos, todo lo cual significó un grave daño de 39 mil millones de pesos de la época al patrimonio del Estado. Distinta fue la situación del ex director Luis Marambio Canales y de algunos directivos y funcionarios que fueron sancionados por el contralor.
– ¿Estas prácticas son inevitables en el aparato público chileno?
– Lamentablemente, al leer las declaraciones del ex Presidente Patricio Aylwin se llega a la triste conclusión que estas prácticas vienen de antiquísima data, lo que pareciera ser una causal de exculpación de delito.
– ¿Habrá nuevas sorpresas de irregularidades en los organismos de gobierno?
– Por supuesto, la compuerta ya se abrió y es difícil que se pueda clausurar de nuevo. El despertar de la prensa investigativa es un verdadero signo del término de la transición política en nuestro país.