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Universitarios pisotearon el santuario de la derecha liberal

Algunos hombres de negocios debieron resignarse a mirar la protesta desde el segundo piso. Los cerca de 30 estudiantes los sitiaron: si salían, se llevaban los insultos para la casa. Insulza, Longueira y Adolfo Zaldívar observaron desde afuera, bajo una lluvia suave, cómo se aguaba la reunión.


Un agravio inesperado, al más puro estilo de los ecologistas europeos que frustran las reuniones de los depositarios del poder económico, debieron enfrentar anoche los empresarios más top del país cuando la sede del Centro de Estudios Públicos (CEP) fue "tomada" por unos treinta universitarios pertenecientes al ala mas izquierdista del movimiento estudiantil de los planteles UTEM, Universidad de Valparaíso y Universidad de Concepción.



Debido a la acción, el cóctel entre el Presidente Ricardo Lagos y los más destacados empresarios nacionales -que tuvo su origen en una apuesta que ganó el Primer Mandatario por la rapidez con que se aprobó la agenda corta- pero que fue visto como la oportunidad para conversar respecto a las medidas económicas que lleva adelante el Gobierno a fin de financiar la agenda social, fue suspendido hasta nuevo aviso.



La explicación la dio el ministro del Interior, José Miguel Insulza, quien llegó luego que la "toma" se había producido y esperó afuera del local, bajo una suave lluvia y con su sombrero puesto, el desarrollo de los acontecimientos.



"Llegó una cantidad de gente que se retiró, porque no sabía qué es lo que iba a ocurrir. Les pedimos que se retiraran y el acto no se va a realizar porque no sería lógico hacerlo sin la asistencia de la mitad de los participantes", dijo.



Durante los 30 minutos de espera, Insulza conversó con el presidente de la UDI, Pablo Longueira, y el de la DC, Adolfo Zaldívar. Ambos habían también quedado fuera. Pero el Presidente Lagos no fue testigo de la irreverencia. Fue avisado antes de lo que ocurría y no llegó hasta la casona de calle Sótero Sanz.



Pérdidas materiales: un vidrio y los canapés



Los jóvenes ingresaron por una puerta lateral de la casa ubicada en el corazón de Providencia ante la mirada de Carabineros y no se movieron del primer piso del recinto, sino hasta que fueron desalojados por fuerzas especiales de la policía uniformada, que llegaron en cinco micros.



"Aquí habían venido otras personas a manifestarse. Han venido trabajadores, pero nunca se había producido un hecho de violencia con toma del local", dijo el ministro Insulza.



Hubo empresarios que debieron esperar en el segundo piso el cese de la toma. Ellos, quedaron prácticamente sitiados por estudiantes que bloqueaban la escalera mientras se rompía un vidrio de la cocina producto de la "casualidad".



Los estudiantes gritaban consignas contra el Gobierno, la UDI y el libre mercado, alzaban pancartas y se comían los canapés que estaban destinados al Presidente Ricardo Lagos, a las autoridades políticas asistentes al evento frustrado y a los mismos organizadores.



No hubo ánimo de bromas. Fue un hecho grave, aunque pacífico, se dijo. Se violó una propiedad privada. El Gobierno evalúa acciones legales, por lo pronto, anoche había una treintena de detenidos.



Unos hablaban, otros mascullaban



Algunas personas que se ubicaban en el segundo piso de la casa -quienes observaban a través de los ventanales y entre los cuales estaban el ministro de Justicia, Luis Bates, y los empresarios Felipe Lamarca, José Ignacio Letamendi y Herman Von Mühlenbrock- optaron por bajar.



Unos salieron del recinto, no sin antes llevarse para la casa los insultos de los estudiantes. Otros, enfrentados a esta veintena de universitarios, decidieron subir nuevamente las escaleras. Así, Máximo Pacheco Matte encaró a los manifestantes y ellos respondieron con el epíteto de "ladrones".



"Este es un centro de pensamiento, un centro donde se desarrollan ideas y donde no hay espacio para que treinta jóvenes que, por mucha audacia que tengan, puedan impedir la realización de un acto sólo porque tienen la capacidad para sorprender al grupo e ingresar por el uso de la fuerza a una casa particular", reflexionó Pacheco tras su salida de la casa.



Pero los estudiantes sí impidieron el evento e incluso dejaron sin palabras a algunos empresarios que no quisieron dar a conocer a la prensa sus apreciaciones sobre el hecho y se limitaron a abatir las manos y mascullar palabras. Otros, emigraron del local en camionetas.



El cachito del motivo



Mientras el ministro Insulza explicaba que se trataba de un grupo "con un claro sentido político" pues "en la voluntad estaba crear un hecho de mayor envergadura", los hombres de los grandes negocios nacionales que hablaron con los periodistas tenían explicaciones disímiles respecto al porqué de la protesta.



Pacheco negó que la acción fuera un golpe duro para los empresarios: "Son treinta jóvenes que vinieron a buscar cámara, que vinieron a buscarlos a ustedes, no a nosotros", dijo. Efectivamente, cada vez más prensa iba llegando al lugar.



Juan Antonio Guzmán, ex Presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), le echó la culpa al Gobierno: "Ellos venían a protestar contra el Presidente de la República".



Pero, lo cierto, es que las manifestaciones verbales de los estudiantes no sólo iban contra el Presidente Lagos, sino también contra el empresariado y así lo reconoció uno de los directores del CEP. El académico Oscar Godoy explicó: "Venían a hacer una requisitoria acerca de la responsabilidad que tendrían los empresarios en la falta de recursos para financiar las universidades públicas".



Algunos de los dirigentes estudiantiles habían subido a la oficina de la dirección del CEP y levantaron el discurso ante los empresarios. "Era simplemente -dijo Godoy- un rollo que se estira y se tira a la cara del interlocutor. Esa no es una manera de dialogar".



Tanto los hombres de negocios como el Gobierno insistieron ante los universitarios en lo grave de la violación a la propiedad privada, concepto que a los estudiantes de extrema izquierda, como los que se tomaron el CEP, no les hizo ni cosquillas.



Salieron pacíficamente del recinto tras la acción policial y se subieron a las micros de Carabineros, quedando detenidos. Algunos iban con la cabeza gacha, para no ser filmados, otros dando la cara y repitiendo los argumentos de su protesta: "¡Tenemos derecho a estudiar!".



El pago de apuesta de Lagos quedó pendiente. "Va a haber una reunión próxima", dijo un empresario. Otros ni quisieron hablar de la posibilidad.



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