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El último enojo de Gianni López tras su salida de la Conama

El ex director de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, quien dejó su cargo tras un fuerte polémica con La Moneda, vivió un último disgusto antes de dejar su escritorio en Teatinos 254. Junto a sus asesores quiso clarificar si había un pequeño complot en su contra. Ya no se sentía respaldado ni siquiera por su antiguo núcleo de confianza.


Pese a que pasaron inadvertidos, los dolores de cabeza se multiplicaron para el ex director de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), Gianni López, dos días después que decidiera presentar su renuncia, el mediodía del lunes 26 de enero en La Moneda.



El miércoles de esa semana -y aún a cuestas con las diferencias con el Subsecretario General de la Presidencia, Rodrigo Egaña, que aceleraron su retiro-, la tensión entre los asesores del renunciado directivo llegó a su grado máximo, luego que Radio Chilena transmitiera una entrevista al director de la Conama RM, Pablo Badenier, en que hacía referencia a la salida de su jefe directo.



Cercanos a López sentían que dar una versión -o tan sólo abordar el tema con un periodista- sobre el conflicto era reprochable por la confianza que el renunciado había depositado en sus funcionarios más cercanos.



Hubo llamados internos de sus asesores a los funcionarios de la entidad regional. Pero a López no le bastó esa comunicación, sino que telefoneó personalmente a Badenier para solicitar explicaciones. Al interior de la CONAMA sostienen que el jefe regional DC, sorprendido porque se difundiera esa entrevista, le dijo que nunca se pactó con la emisora y que fue grabado en un conversación informal. Le explicó que sentía su molestia y que no se trataba de ninguna estrategia para perjudicarlo. De hecho le relató que había sido abordado por una reportera para conversar sobre el seminario dictado a la prensa sobre el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) ese miércoles y no sobre el conflicto.



Pero el enojo de López pasaba porque ya no se sentía respaldado por sus cercanos. Él mismo había seleccionado a Badenier para el puesto en septiembre pasado, tras una pelea de la DC por ocuparlo. Luego de la larga explicación, López le afirmó, según cercanos a la historia, que comprendía la situación, que no se preocupara.



En la Conama regional no se refieren a la historia, pues sólo dicen que fue un mal entendido generado por una reportera que no respetó el off the record.

Pero funcionarios de la entidad a nivel central aseguran que el impasse entre los directivos no fue gratuito para la entidad metropolitana: se retrasaron trámites que llevaban la firma de López, como pagos, circulares y contratos. Lo usual que se requiere para el funcionamiento de una oficina cada mes. Nadie recuerda que esto haya pasado antes en la entidad, tomando en cuenta que la Conama RM es un organismo clave para que en materia medioambiental todo marche sobre ruedas y en la que siempre están puestos los ojos de los críticos.



Otros afirman que esa situación se repitió en todas las entidades a nivel regional, debido a que en el organismo central no se sabía aún quién seguiría con las riendas: si López o Alvaro Sapaj, fiscal de la entidad que actuó luego como subrogante.



Champañazos



Otra de las aflicciones que enfrentó López en medio de su salida, fue la reacción que tuvo el personal de distintos departamentos del organismo, luego que circulara vía mail la comunicación sobre la renuncia del director.



Según comenta un funcionario, algunos empleados -pisos más abajo de la oficina de López, que se encuentra en el cuarto nivel- descorcharon botellas de champaña ese mediodía del 26 de enero. Él esperaba rumores, no la alegría de éstos, tras el anuncio de su partida.



El director había enfrentado históricamente problemas con la Asociación Nacional de Funcionarios (Anafuco). Recientemente, por el cambio de sede desde Obispo Donoso, en Providencia, a Teatinos, en el centro de la capital. Aún faltan cosas por arreglar en ese lugar y las condiciones de trabajo no son óptimas para los funcionarios. De hecho, ese fue uno de los motivos para que la Segres tuviera en la mira la administración interna y que motivó la visita en agosto pasado del propio ministro secretario general de la Presidencia, Francisco Huechumilla, a las dependencias de la entidad.



Pero el alivio por su salida duró sólo la tarde en que dimitió. López volvió a retomar sus actividades al día siguiente, mientras se evaluaba la renuncia. Cuando se enteraron que ingresó a sus oficinas el día 27, algunos se espantaron, comenta un testigo de su llegada. Y es que el día en que dejó el cargo, el propio presidente Ricardo Lagos había llamado a uno de sus asesores para pedirle que no se fuera, pues lo consideraba un excelente funcionario.



Por otra parte, otro de los resentidos con la salida del director fue el fiscal del medio ambiente, Alvaro Sabaj, quien sólo un día estuvo subrogando en el cargo de López, pues luego asumió Pablo Daud, jefe del área de Evaluación de Impacto Ambiental. Esto fue un golpe para Sapaj, pues cercanos al proceso afirman que algunos integrantes de la Segpres lo veían como el reemplazante definitivo.





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