La mayor parte de los candidatos postergó el inicio de su campaña para agosto para abaratar costos, ya que los dineros para las campañas escasean en la tienda de Antonio Varas. De hecho, la postulación del diputado Arturo Longton como senador por la Cuarta Región dependería de la entrega de recursos por parte de la colectividad.
Una fuerte reducción del presupuesto destinado a las campañas electorales tiene este año Renovación Nacional. A la ya restrictiva ley de donaciones se le suma una virtual sequía de las donaciones, lo cual se hace particularmente dramática en un año como éste, en que se realizan elecciones presidenciales y parlamentarias en forma paralela (aunque, por motivos obvios, lo recursos de la presidencial no escasean precisamente).
El tema de la aún inexistente caja chica de la tienda de Antonio Varas quedó en evidencia cuando el candidato a senador por la Cuarta Región, el diputado Arturo Longton, supeditó su postulación al compromiso del partido de ponerse con dinero para su campaña. "El problema es que no hay plata", señala Roberto Ossandón, integrante de la comisión electoral y uno de los encargados de recolectar donaciones y canalizar los recursos.
Agregó que, en el caso de Longton, "si nosotros le solucionamos ese problema, él no tendría inconveniente en competir. Nosotros obviamente estamos dispuestos a resolver los problemas económicos de él y el resto de los candidatos que lo soliciten, pero no podemos dar ninguna seguridad al respecto"
Son 60 candidatos a diputados y 10 a senadores. Si se tiene en cuenta que una campaña gasta el equivalente a mil pesos por cada elector, se puede entender la difícil situación por la que pasan los partidos en época de elecciones. Solo por poner un ejemplo, en el distrito de Santiago habían 140.830 personas inscritas para las elecciones municipales pasadas. Eso quiere decir que un candidato a diputado por ese distrito debe gastar alrededor de 140 millones de pesos en su campaña.
Y ni hablar de la inversión que implica una campaña senatorial. En cualquiera de las circunscripciones de Santiago (Oriente o Poniente) se gasta alrededor de 1,5 millones de dólares, según comenta Ossandón. "Y conseguirse esa cantidad de plata es muy, pero muy difícil", añade.
"Estamos en el peor de los mundos"
"Estamos en el peor de los mundos. Las campañas de la Concertación las financia el gobierno, las de la UDI las financian los empresarios y las de Renovación se quedan con cuello", indica un sentido miembro de la colectividad. Agrega que en las municipales pasadas se demostró que el gremialismo gastó 5 pesos por cada peso que gastó RN, "y nosotros fuimos mucho más eficientes con ese dinero", afirma la misma fuente.
Aunque no todo es color negro. Por lo menos tienen a Sebastián Piñera de candidato presidencial, aunque hasta ahora no ha comprometido ningún tipo de aporte y, al parecer, hasta les habría cobrado a los candidatos la foto que se sacaron con él para la campaña.
En todo caso, Ossandón asevera que están recién comenzando a juntar recursos y que todavía queda mucho tiempo para acopiar fondos. Sin embargo, lo concreto es que hay campañas que deben iniciarse con antelación y no cuentan con los insumos necesarios. De hecho, para abaratar costos la mayor parte de las campañas de Renovación comenzarán en agosto, porque un mes de campaña son muchos millones, que pueden utilizarse más eficientemente en el período inmediatamente anterior a la elección.
En todo caso, Osvaldo Carvajal, vicepresidente de RN, advierte que hoy en día las campañas de todos los partidos políticos están gastando menos recursos y que la sequía es igual en todas las tiendas. "Ya no se hacen las campañas multimillonarias de antes. Hoy día hay control sobre el gasto electoral", indica. Y agrega que para suplir la disminución de recursos los postulantes a ambas cámaras deberán ocupar su imaginación y mucha creatividad.
Hay quienes abogan porque parte de los recursos que se recaudan para la elección presidencial se destinen a las campañas parlamentarias, tal como se hace en la UDI. Incluso hay militantes que señalan la conveniencia de que el partido tenga a su propia gente trabajando en merchandising y publicidad, y no a través de la contratación de empresas externas, como una forma de ahorrar algo de dinero.
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