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Científicos extranjeros determinan que no existen glaciares en Pascua Lama

Glaciólogos concluyen que las masas de hielo Toro I, Toro II y Esperanza, emplazados en Pascua Lama, en realidad, no son más que depósitos congelados que desaparecerán en los próximos 30 años. Por lo mismo, consideran que intervenirlos es posible, sin necesidad de trasladarlos, lo que favorece a la minera Barrick. Gobierno deberá decidir si acepta esta nueva clasificación.


Los glaciólogos que se encuentran evaluando el impacto que tendrá el proyecto minero binacional Pascua Lama en el Valle del Huasco, llegaron a la conclusión de que los tres grandes depósitos de agua congelada que quiere intervenir Barrick Gold en la zona: Toro I, Toro II y Esperanza, en realidad no son glaciares sino que corresponden a »masas de hielo superficiales».



Es por ello que la evaluación futura que realice la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) para permitir la ampliación del proyecto, tendrá que considerar esta nueva clasificación. La que indudablemente facilitaría las cosas para que Barrick pueda remover las diez hectáreas de hielo que requiere para explotar a rajo abierto el yacimiento de oro ubicado en la Tercera Región.



Lo anterior se expresa, por ejemplo, en que los científicos estimaron que ya no será necesario que las gélidas estructuras sean llevadas hacia el glaciar "Guanaco" para su conservación, sino que podrán ser depositadas en las cercanías del área desde donde fueron extraídas.



30 años de vida para los hielos



El equipo de expertos, lo componen cuatro franceses y un argentino, los cuales fueron contratados por la Junta de Vigilancia del valle, en el marco del protocolo de acuerdo firmado con Barrick Gold (Cía. Minera Nevada, en Chile), a través del cual la compañía minera canadiense se compromete a entregar U$60 millones en obras civiles para riego en los próximos 20 años.



La información sobre las conclusiones de los glaciólogos, fue entregada a El Mostrador.cl por el académico de la Universidad Católica del Norte (UCN) Alejandro Aron Neumann, quien también es parte del staff de profesionales contratados por los regantes del valle para cuantificar los efectos del proyecto aurífero en la zona.



"Las masas de hielo que hay en el entorno del proyecto, por lo menos las que van a ser afectadas, no tienen las características necesarias para que se clasifiquen como glaciares. Entonces, se habla de masas de hielo superficial; no son glaciares desde el punto de vista científico", afirmó.



Aron explicó que Toro I, Toro II y Esperanza, según lo expresado por los glaciólogos, no reúnen las características de un glaciar, es decir, no presentan alimentación superior; tampoco abrasión inferior; y no se detecta un escurrimiento neto horizontal de la masa de hielo.



La certeza de que son simplemente masas de hielo lo comprobaría su crecimiento vertical en invierno y su decrecimiento vertical en verano.



Al respecto, los expertos extranjeros detectaron que desde hace 20 años el decrecimiento es más acelerado que el crecimiento, por lo que se calcula que van a desaparecer inevitablemente en 15 o 30 años más.



Pese a que la Junta no considere la remoción de hielos, como el aspecto más preocupante de Pascua Lama, los glaciólogos ya solicitaron a Barrick que compense a los regantes con un embalse de aguas de altura, el cual podría ubicarse en la cabecera del río El Carmen, porque independiente de que el deshielo suceda o no, los agricultores de igual forma quieren resguardarse ante el eventual descongelamiento de este material.



"En el fondo glaciar o masas de hielo da lo mismo para lo que le voy a decir: la función que cumplen es ser un embalse de agua sólida. Entonces, si usted los afecta, aunque sea en forma mínima, eso igual va a estar incidiendo en la provisión de agua. Entonces, se le está exigiendo como compensación un embalse", indicó Aron.



"Hasta el momento los servicios (públicos) están en general proclives a la labor que estamos haciendo. Pero cuando Barrick vuelva a presentar su proyecto, ahí son los técnicos de los servicios estatales pertinentes que participan dentro de la Corema los que van a volver a tallar. Personalmente creo, que no debería haber mayores problemas al respecto. Mi opinión, muy personal, es que con lo que se está haciendo hasta el momento y con las precauciones que se están adoptando, ese proyecto es perfectamente factible de realizarse", agregó el académico.



El otro impacto



Aron comenta que si bien son los hielos los que han acaparado la atención de la opinión pública, para ellos lo más preocupante está vinculado a la potencialidad de acidificación de las aguas. Por naturaleza éstas disuelven los minerales que existen en las rocas a través de un proceso conocido como lixiviación.



"En la zona del proyecto, esas aguas lixivian una cantidad importante de sulfuros desde las rocas y como producto de reacciones químicas se produce ácido sulfúrico", explicó.



Sobre el particular, el académico señaló que este proceso químico será mucho más intensivo cuando comience la mina a funcionar, ya que para explotar el contenido metálico del yacimiento sólo sirve el 10% de la roca extraída, mientras que el 90% restante de roca fracturada debe ser almacenada en una cancha de estériles a orillas del río Estrecho.



Al existir una mayor superficie de roca fragmentada expuesta a la nieve y el agua, mayor es la cantidad de ácidos que van hacía el valle.



En ese contexto, se solicitó a Barrick retener el 100% de las aguas ácidas generadas en la cancha de acopio; sumar una nueva planta de piscina para la planta de tratamiento de estos residuos industriales líquidos (riles); y por último, no sólo bajar la acidez de los riles en éstas, sino que también quitar los metales, temas que no estaban planteados en el proyecto original.



Finalmente, Aron destacó que la empresa haya accedido a "cuadruplicar" las medidas de seguridad contempladas en un inicio, las que han sido fruto de un acuerdo entre dos entes privados.



El próximo 11 de noviembre vence el plazo para que Barrick presente las respuestas a las observaciones planteadas por la Corema a mediados de año (Icsara N°2). Aunque puede perfectamente solicitar una nueva prórroga,

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